Capítulo 4

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Harry, Ron y Hermione estaban sentados en el Gran Comedor, desayunando. Todos los estudiantes se encontraban allí.

De repente, el director, Albus Dumbledore, se puso en pie.

-buenos días, alumnos. Tengo grandiosas noticias para todos. Dentro de unas semanas, se celebrará un evento del que seguro que han oído hablar. ¡El Baile de Invierno! Para aquellos que no saben lo que es, es un baile que se celebra en el Torneo cuando se acerca la Navidad. Los campeones de este tendrán que bailar con sus respectivas parejas un baile de bienvenida. Los jefes de las casas enseñarán clases de baile-dijo el hombre-
En cuanto el director acabó de hablar, el Gran Comedor estalló en aplausos y murmullos.

-¿con quién vais a ir al baile?-preguntó Harry a sus amigos unos días más tarde-
-no lo sé-dijeron Ron y Hermione a la vez, mirándose de reojo-
-yo tampoco tengo pareja- dijo Ginny-
-¿y tú, Harry? Seguro que tienes miles de pretendientes-dijo Ron-
-yo tampoco-dijo Harry con un poco de decepción-
-se me ha ocurrido una idea-dijo Ginny, con una sonrisa pícara-
-por su cara es algo malo-dijo su hermano-
-no es malo. ¿Qué os parece si vamos todos juntos?-dijo ella-
-pues en realidad no es mala idea-dijo Hermione, pensativa-
-venga, hagámoslo-dijo Harry-
-pero yo no quiero ir con mi hermana pequeña, sería patético-protestó Ron-
-puedes ir con Hermione, yo llevaré a Ginny-dijo Harry, guiñándole un ojo a la pelirroja-
-Bueno...vale-balbuceó Ron-

-de nada

-¿por qué?-preguntó Hermione, mirando confundida a su amiga pelirroja-

-porque sé que querías ir al baile con mi hermano
-no quería ir con Ron...-se excusó la castaña-
-no dije su nombre, tengo seis hermanos, Hermione-dijo Ginny, aguantándose la sonrisa-
-pero es el único con el que voy a ir al baile-replicó la otra-
-si, y eso es gracias a mí. Ron es un poco necio y orgulloso, no te lo pediría, por eso necesitabais un empujoncito.
-Gin, no creo que quisiera ir conmigo. Solo accedió porque estaba delante. Probablemente siga pensando en mí como la niña pesada del Leviosa.
-no Hermione. Yo sé que le gustas , pero también sé que no vas a aceptar eso. Así que vamos a remitirnos a los hechos, como a ti te gusta. Si no le cayeras bien, no habría insistido en que vinieras a los mundiales con nosotros. Tampoco te mandaría cartas durante todo el verano. Ni te miraría de esa manera. Conozco muy bien a mi hermano, y te puedo asegurar que no trata así a nadie que le parezca insoportable.
-bueno, pero aunque lo que dices fuera verdad, estoy segura de que no quería ir a ese baile conmigo. Solo soy su amiga, la de los libros-dijo Hermione, y su amiga se fijó en que sus ojos se habían humedecido-
-luego seguimos hablando, tengo que irme al entrenamiento. Pero antes, ¿seguro que estás bien?
-si, estoy bien. Vamos, vete-dijo Hermione, y la pelirroja entró en los vestuarios-

La castaña se quedó unos minutos más allí, de pie. Estaba pensando aún en la conversación con la pelirroja cuando sin darse cuenta empezó a caminar en dirección al lago. Allí vio una cabellera rojiza muy familiar.

-¡Ron! ¿Qué haces aquí?-dijo acercándose a él-
-me gusta venir aquí cuando necesito silencio. En la sala común pueden ser muy ruidosos.
-te entiendo. Yo a veces vengo a leer. Es relajante el silencio que hay, en el que solo puedes oír el viento contra el agua.
-sí, eso es exactamente lo que quiero decir. A veces pienso que puedes leer las mentes.
-que yo sepa no-rió Hermione-
-tengo que irme, prometí a George que lo vería ahora-se despidió Ron-
-vale, nos vemos luego
La castaña se quedó allí, mirando fijamente al lago. Aunque realmente no prestaba atención a eso, su mente estaba en otro sitio. En eso, una rubia se acercó a ella.

-hola Hermione

-hola Luna, ¿cómo estás?-respondió la castaña-

Luna Lovegood era una chica muy peculiar. Era un año menor que Hermione, y a esta no le agradaba demasiado, creía que estaba loca. Algunos la llamaban Lunática.

-yo estoy bien. Pero creo que tú no. Te he visto hace un rato con Ron Weasley. Creo que te gusta.
-no quiero ser maleducada, pero apenas me conoces, no tienes derecho a opinar sobre eso.
-lo siento, pero creí que tenía que decirte que él siente lo mismo. Uno de los dos debería dar el paso antes de que vuestra oportunidad se pase. La vida no es eterna, y tampoco tiene nada garantizado, así que aprovecha el momento, no pierdas a la persona por orgullo-dijo la rubia- sólo era eso, perdona por molestarte-añadió y se alejó caminando de una forma algo rara-

Hermione se quedó de nuevo pensativa. Allí, con el sonido del viento contra los árboles, y el leve sonido del agua del lago, pensaba en las conversaciones que acababa de tener, tanto con la rubia como con Ginny.

¿Por qué todo el mundo estaba empeñado en eso? Ron sólo era su amigo.

Tu sonrisa es mi felicidad- ROMIONE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora