Capítulo 20

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Habían pasado meses desde su ruptura, y Ron y Hermione habían conseguido volver a ser amigos, aunque ninguno de los dos había logrado dejar atrás sus sentimientos .

Pero ahora tenían algo más importante de lo que preocuparse: Dolores Umbridge y sus intentos de arruinar la magia para ellos.
Los tres amigos, todos los estudiantes en realidad, buscaban desesperadamente una forma de librarse de aquella mujer a la que tanto odiaban.
Hermione, indignada al descubrir cómo castigaba Umbridge a sus alumnos, no podía parar de pensar, con esperanzas de dar con un plan que funcionara.
A Harry, en cambio, le molestaba más otro aspecto de la profesora, y es que el chico no soportaba la idea de que no se les enseñara a defenderse en esos momentos en los que lo necesitaban tanto, con el regreso de Voldemort.
Él les insistía a sus compañeros en que esto era cierto, pero en aquel momento, entres sus dolores de cabeza, su cansancio físico por culpa de Umbridge, y su cansancio mental por culpa de los TIMO, el chico sentía que ya no podía aguantar a todos pensando que estaba loco, que se lo había inventado todo.
Eso le frustraba demasiado, y sus amigos lo sabían.
Tanto Ron como Hermione habían tenido que ocuparse de separar a Harry de las personas que se acercaban a  él para burlarse o insultarle.
A Ron le costaba mantener la calma en aquellas situaciones, por lo que Hermione intentaba calmarme, ya que no podían meterse en líos: eran prefectos.

-Harry, ¿ocurre algo? Estás pálido-preguntó Hermione, al ver que la expresión de su amigo había cambiado radicalmente-

-creo que acabo de verlo-dijo el chico, con miedo en su rostro-

-¿ver a quién? ¿De qué hablas, Harry?-dijo Ron, intercambiando una mirada de preocupación con Hermione-

-a Voldemort-dijo Harry con un hilo de voz y poniéndose aún más pálido-

-eso es imposible-dijo su amiga-aquí estamos a salvo, Harry.

-no estaba aquí. Yo... sentí como vuestras voces se apagaban, todo se volvía oscuro. Y de repente estaba en una habitación sin apenas luz, sólo la poca que entraba por unas tétricas ventanas. La sala estaba vacía, salvo por un espejo, y por mí, supongo. Pero no era yo. Era un ser apenas humano, con la piel blanca, sin nariz ni pelo y con los ojos rojos. Era Voldemort. Y está aún más fuerte que la última vez que nos vimos.

-Dios mío, Harry, tenemos que contarle esto a Dumbledore ya-dijo Hermione, muy preocupada-

-sí, él sabrá qué hacer-dijo Ron, que tenía la voz ronca y parecía asustado, arrastrando a Harry fuera de la sala y al despacho del director-

Pasaron algunos meses, en los que Harry siguió teniendo visiones, incluida una que consiguió salvar la vida del padre de Ron.
En aquella había visto a Arthur Weasley siendo atacado por una serpiente, y había avisado a los profesores, de forma que consiguieron salvar al hombre.

También durante aquel tiempo, a Hermione se le había ocurrido formar el Ejército de Dumbledore, un grupo de estudiantes dispuestos a aprendes aunque Umbridge no fuera la que les enseñara, sino Harry.
El chico estaba asombrado con lo rápido que aprendían sus compañeros, y también encontraba esas sesiones muy relajantes, porque sentía que tenía el control de la situación.
Pero aquella calma no les duró mucho, ya que Umbridge, con ayuda de algunos Slytherin, trabajaban sin parar para descubrir qué estaban haciendo.
Y lo hicieron, el día que obligaron a una chica de Ravenclaw a confesar.
Hermione había puesto un hechizo protector para descubrir si algún miembro les delataba, y gracias a eso a la chica se le llenó la cara de enormes granos.
Harry y Ron estaban furiosos con Malfoy por haber ayudado a la profesora, pero su amiga les prohibió actuar, ya que Umbridge estaba pendiente de ellos continuamente, y no querían ser expulsados.

-necesito vuestra ayuda-dijo Harry, que había despertado a sus dos amigos para cortarles el sueño que le tenía tan preocupado-

-¿qué pasa, Harry?

-tiene a Sirius, lo he visto. Tenemos que salvarlo-respondió el chico, que no podía parar de caminar de un lado a otro-

-¿Cómo que tiene a Sirius?-preguntó Ron, y Harry les contó el sueño, o visión, que había tenido-

-¿estás totalmente seguro de que esto no es una trampa?-dijo Hermione, muy preocupada-

-no, no puedo estar seguro, pero si hay una mínima posibilidad de que lo esté torturando, tenemos que salvarlo

-vale, entonces te ayudaremos-dijo Ron, mirando a Hermione para confirmar-

Los tres amigos elaboraron un plan para desaparecerse y aparecer en el Ministerio, donde Harry creía que había visto a Sirius. Neville, Ginny, y Luna Lovegood, una chica de Ravenclaw que se había hecho su amiga aquel año, también se unieron a este plan.
Les costó algún trabajo, pero al final consiguieron llegar al Ministerio sin problemas.
Estaban delante de la puerta que Harry había visto en su sueño, la puerta del Departamento de Misterios.

Su sorpresa fue que que allí no había rastro ni de Sirius ni de Voldemort.
No sabían si sentir alivio porque Sirius no estaba en peligro, decepción porque habían sido engañados o miedo por lo que pudiera pasar.

-¿por qué no entramos?-propuso Luna, señalando la puerta con la cabeza-

-ya que estamos aquí, podemos entrar y mirar-dijo Neville, y los demás asintieron, algo asustados-

-allá vamos-dijo Harry, que suspiró y abrió la puerta-

A partir de ahí nadie volvió a hablar, tenían demasiado miedo.
Se encontraron con pasillo muy oscuro con varias puertas, que supusieron que daban a distintas habitaciones.
Después de mirarse un rato, valorando por qué puerta entrar, se dirigieron a la primera, y entraron a una sala llena de estanterías con bolas que recordaban a las de clase de Adivinación.
Se volvieron a mirar antes de seguir caminando por aquella estrecha estancia, pero Harry les hizo un gesto para que frenaran.

Se quedaron escuchando, y se dieron cuenta de que no estaban solos.
Antes de que ninguno de ellos pudiera reaccionar, Ron dio un paso hacia delante y lanzó un hechizo al enmascarado que había aparecido.
Se embarcaron en una lucha, había hechizos por todas partes, y más mortifagos aparecieron para pelear contra el resto de los chicos.

Hermione había estado peleando también, pero se había librado de uno por el momento y aprovechó para ver cómo estaban los demás.

Entonces se dio cuenta de que no veía a Ron desde que se había alejado para luchar contra aquel mortífago.

Lo llamó sin parar, pero no recibió respuesta.

Holaaa, me pasaba para decir que sólo queda otro capítulo y el epílogo, y que gracias a todos por leer esto. También quería dar las gracias a un usuario que siempre vota en mis capítulos, eso me anima. Y eso es todo, nos vemos en el capítulo final

Tu sonrisa es mi felicidad- ROMIONE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora