8. Quédate

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–¿De nuevo por aquí?

Jongin comía uvas a las orillas del río Han cuando notó que ya no estaba solo. Había estado sentado en una de las bancas con las frutas en su regazo, mientras veía el atardecer. Llevaba una gorra negra y una sudadera para no llamar demasiado la atención. Durante el día, el verdadero Jongin estaba en la oficina y no podía remplazarlo, así que tenía que matar un poco su tiempo antes de acosar a Kyungsoo mientras regresaba a casa.

–Se acaba el tiempo– le anunciaron y el chico rodó los ojos.

–Ya lo sé. Pero he dado pasos importantes, así que no hay nada de qué preocuparse.

–Te estás confiando, te pasó eso la primera vez y fallaste.

Jongin miró a su alrededor y notó que no había muchas personas y todas estaban lejos. Así que desapareció y apareció nuevamente en un mirador del monte Namsa. Quería comer en paz. Las cosas del mundo eran demasiado maravillosas para desperdiciarlas. No pasó mucho tiempo hasta que fue encontrado nuevamente, entonces protagonizó un pequeño berrinche.

–No me van a dejar en paz, ¿verdad?– se quejó infantilmente mientras movía las piernas exageradamente.

–Fallaste la primera vez, no puedes fallar ahora.

–No fallé– aseguró con fastidio. –Es sólo que no sirvió el método que usaron los demás, porque el teléfono del verdadero Jongin se quedó sin batería, como le pasa todos los malditos días. De haber tenido la información necesaria con anticipación, las cosas fueran distintas. Ese plan no hubiera funcionado ni conmigo ni con nadie.

–¿No lo entiendes? No tienes mucho tiempo.

–Kyungsoo ya está enamorado de mí, pero todavía tengo que ganarme su confianza para invitarlo a un viaje. ¡Si peleamos será peor y más difícil! Sé lo que hago.

–Sigues sin comprender. Mientras más tiempo estés en ese cuerpo, te irás volviendo más y más humano. Empezarás a sentir de verdad y te contaminarás con emociones que harán tu trabajo más difícil. Empezarás a convertirte en un individuo con complicados sentimientos y buscarás tener tu propia personalidad, tu propio nombre y un propósito más grande.

–Me limito a cumplir la misión. Cuando no lo haga, podrán destruirme o lo que sea que quieran hacer conmigo cuando esto acabe, ¿está bien?– Jongin hizo un gesto de fastidio para pedirle al desagradable intruso que se fuera y, para su sorpresa, así lo hizo.

–Creo que puedo tomar mis propias decisiones– murmuró haciendo un gesto de molestia.

El atardecer pintó a la ciudad de tonos rosados y violetas. Seúl era un espectáculo a todas las horas del día, pero los atardeceres eran especialmente bellos. El chico estaba conmovido por tanta belleza, le hubiera gustado compartir ese momento con Kyungsoo para que pudieran comentar al respecto. Como no podían estar fuera de un lugar seguro y como no podían ser vistos juntos, no podían darse esos pequeños lujos. Estaba seguro de que el chico querría tomar fotos del paisaje, pero no salir en ellas, incluso si se lo pedía. Decidió caminar, de todas formas faltaba mucho hasta la hora que tenía planeada para visitar al muchacho. Mientras avanzaba, vio un puesto de comida y pensó que sería lindo no llegar con las manos vacías. Pero no tenía dinero y se las tenía que arreglar todo el tiempo tomando las cosas apareciendo y desapareciendo según le convenía. Afortunadamente, en la casa de Kyungsoo podía bañarse y comer mejor. Le gustaría poder esperar al chico todos los días, y que hicieran cosas juntos y luego se fueran a la cama a recostarse juntos hasta quedar dormidos. La mayor parte del tiempo se la pasaba en el departamento de su objetivo, buscando información que le pueda ser útil, pero en realidad olía su almohada para recordar su olor, revisaba incansablemente las pocas cosas que tenía y miraba las fotografías viejas sintiendo nostalgia por un pasado que no le pertenecía.

Red (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora