24. Más fuerte

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Kyungsoo no podía creer que había terminado en su departamento después de suponer que no había otro lugar a donde Kai fuera capaz de huir después de verlo con Jongin. Y tampoco podía creer que su instinto había fallado al no encontrarlo en su casa. Eso lo decepcionó y hasta le asustó, pero enseguida recordó que la había dicho a su amigo que regresaría enseguida y no le sería fácil regresar en ese momento. Buscó su teléfono y llamó para disculparse, Jongin le explicó que estaban en el proceso de darle de alta, así que no pasaba nada. También le comentó que iría directamente a su departamento y que no le importaba recibir visitas.

–No quiero ser una molestia. Debes descansar, para que te mejores lo más pronto posible. Necesitamos a nuestro líder en el trabajo, ¿sabes?

–¿Me ves como un líder?– quiso saber Jongin, con un ligero toque de emoción al escuchar esas palabras.

–Por supuesto. Eres la cabeza de nuestro grupo, creo que es algo que deberías saber después de todo lo que has hecho. Por eso te aseguro que nosotros tres nos esforzaremos al máximo para ayudarte. Yo realmente estoy agradecido de que la herida en tu brazo no afecte de ninguna forma en tu capacidad para dibujar.

–No fue para tanto. En un par de semanas estaré bien y además puedo valerme por mi mismo– insistió el menor de los dos.

–¿Estás seguro?– dudó un poco Kyungsoo.

–Sí. Pero si quieres, puedes venir a comprobarlo. Creo que me haría bien un poco de compañía.

–¿Quieres que vaya a verte? ¿Y tu familia?

–Sí, quiero que vengas. ¿Puedes venir mañana, Soo? Mi madre se quedará esta noche, porque está preocupada. Pero cuando vea que soy autosuficiente, podré dejar que alguien más me consienta.

–¿Y ese sería yo?– el chico hizo una mueca que Jongin casi pudo imaginar y se rió un poco.

–Estaría encantado de que así sea.

Kyungsoo se sonrojó y se dio la vuelta mientras caminaba con su celular pegado a su oído. Su sonrisa desapareció cuando encontró a Kai justo frente a él. Tenía el ceño fruncido y los ojos rojos, como si hubiera estado llorando. La imagen lo dejó sin palabras, tanto que su interlocutor pensó que había perdido la comunicación.

–¿Hola? ¿Kyungsoo?

El clon tomó el teléfono y cortó abruptamente la llamada. Dejó el aparato a un lado y el dueño de casa no se atrevió a quejarse. La llamada con Jongin lo había distraído de la razón por la que había regresado a su hogar. Kai no parecía para nada feliz y su expresión era entre atemorizante y, al mismo tiempo, increíblemente triste.

–Siempre que lo ves, lo besas. Todo el tiempo me dices que debemos encontrarle una solución a la situación en la que estamos y que tenemos que involucrarlo porque merece saber lo que pasa. Si es así, ¿también le vas a contar que estamos en una relación? Que vivimos juntos, que dormimos en la misma cama abrazados, que compartimos todo y que yo no tengo nada y a nadie más en el mundo que a ti. Dime, Kyungsoo, ¿por qué lo besas y le dejas pensar que tiene oportunidades contigo si todavía no hemos solucionado esto? Tú me has acusado de esconderme, de aprovecharme de que él no sabe que yo existo, pero es justamente de lo que tú te aprovechas. ¿Por qué? ¿Todavía dudas? ¿En serio quieres estar conmigo o sólo te recuerdo al Jongin que no puedes tener?

Kyungsoo tragó en seco. Todas las imágenes y la realidad de las cosas que había estado haciendo hasta ese momento invadieron su mente. Se había convencido de que no podía resistirse a ninguno de los dos, pero eran excusas. Era cierto que Jongin no sabía de la existencia de Kai, así que no le afectaba. Pero Kai sufría y estaba sinceramente herido por su crueldad. Tenía todo derecho de sentirse traicionado, porque había sido traicionado. Mientras él se había dejado llevar por sus impulsos, sin tomar en cuenta los sentimientos de la persona que decía querer, Kai sufría en silencio. Se merecía más que eso. Y Jongin también.

Red (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora