23. Cariño, no llores

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–Tienes malas noticias.

Kyungsoo todavía no había terminado de sacarse los zapatos, cuando escuchó esas palabras de Kai, que llevaba puesta ropa cómoda y estaba sentado en el sofá de la salita del departamento.

–Vaya, que perceptivos estamos hoy. Hola para ti. Y, sólo para que lo sepas, no tengo malas noticias– comentó el dueño de casa.

–Puedo sentirlo. Son malas noticias. Lo que sea que quieres contarme, es algo malo.

–Kai, cariño, hoy fue un día realmente duro. Me iré a dar una ducha, me cambiaré de ropa y me pondré cómodo. Tú harás algo de comer mientras tanto y nos sentaremos a decidir qué hacer con todo esto que está pasando. No puedes huir y no puedes negarte a todo lo que te proponga. Encontraremos una respuesta hoy.

A pesar de las quejas, Kyungsoo consiguió que todo lo que había pedido se cumpliera. Esperó a que el agua se calentara y dejó que el cálido chorro intentara relajar su cuerpo tenso. No quería imponerse sobre Kai, pero el clon no estaba siendo razonable con sus caprichos. Sabía que era su forma de demostrar cariño, afecto e interés, pero no podían seguir en su cuento de hadas, refugiados en su zona de confort. Si realmente estaban en peligro, Jongin merecía saberlo. Si era verdad todo lo que le había contado y los cuatro eran especiales, debían hablarlo y estar atentos. Todos podían estar en riesgo.

Cuando salió, cambiado y mucho más relajado, sonrió al ver que Jongin había puesto hasta la mesa. Era muy tierno cuando demostraba sus esfuerzos enormes para ser útil y atento. Kyungsoo se sintió mal por la situación. Kai no tenía experiencia en nada, era como un niño pequeño para ciertas cosas y, al ser una copia de Jongin, tenía rasgos suyos incluso si no le gustaba. Todavía no entendía cómo podía estar enamorado de un clon. Por eso no lo decía, por eso no lo aceptaba en voz alta, porque no era algo fácil de digerir. Quería confiar en él, quería que las cosas fueran fáciles, pero no era así. La vida real nunca era así.

–Vamos a comer.

Fue una velada agradable. Hablaron de muchos temas diferentes, de programas que habían visto juntos, de cosas que Kai aprendía mientras el otro chico trabajaba. Se molestaron quejándose de los hábitos de dormir del otro y rieron con ganas. Kai pensó que había logrado desviar el tema y que podría librarse del mal momento, pero no sabía que Kyungsoo sólo había cedido porque quería comer sin tener que pelear. Pero la comida se había acabado, los platos se habían lavado y era el momento.

–¡No quiero!

–Kai, basta.

–No quiero. Las malas noticias hacen que te enojes. Y cuando te enojas, no me abrazas al dormir. Cuando no me abrazas me siento solo y eso no me gusta.

–Prometo que te abrazaré muy fuerte, ¿está bien? No importa lo que digamos hoy, nada va a cambiar entre nosotros. Se supone que debemos hacer esto para buscar una solución. Tampoco quiero pelear, pero es necesario que hagamos algo. Si realmente estamos en el peligro que dices, no podemos sentarnos a ver que pasa.

–¿No vas a dejarme?– la mirada llena de inocencia y preocupación derritió por completo a Kyungsoo que, sin poder evitarlo, se acercó a robarle un beso suave y cariñoso. Luego, acarició su rostro y sonrió.

–Bobo, hago esto porque intento protegerte también. Siempre hablas de lo que serías capaz de hacer por ayudarme. Pues yo me siento igual. No quiero que nadie salga lastimado por mi culpa. Por eso necesitamos hablar con Jongin.

–Sabía que eran malas noticias– se quejó, haciendo una mueca de fastidio y arruinando por completo el ambiente.

–Hablé con Baek y con Chanyeol, ellos también son especiales, ¿no? Hicieron que me de cuenta que no podemos dejar a Jongin de lado. Chanyeol ni siquiera sabe lo que está pasando y aún así me dijo que no podemos seguir con secretos y mentiras. Somos adultos, somos inteligentes, podemos buscar la forma y Jongin necesita saberlo. Él es quien está en más peligro que nosotros. No puedo ser egoísta.

Red (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora