19. Ámame bien

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Kyungsoo se dejó arrastrar por todo Seúl. Cada vez que Kai lo abrazaba, aparecían en otra parte. Sintió miedo, preocupación, nerviosismo, ansiedad. Pero, extrañamente, mucha emoción. Como no era consciente del peligro ni era capaz tampoco de percibir de quién huían, se sintió como en una película y se dejó llevar por la versión romántica del asunto.

Mientras tanto, Kai buscaba la manera de no dejar rastro, dejándolo precisamente en todas partes. Pero su poder tenía un límite, ya que no era original, así que consumió todas sus energías y lo último que hizo fue regresar al departamento. Conocía las limitaciones que tenían ellos, así que aprovechó para confundirlos y lo haría el tiempo que pudiera mientras ideaba la manera de solucionar el problema en el que se había metido.

Le hubiera gustado sacrificar a Jongin y ocupar su lugar, pero eso no era posible. Había pensando en la posibilidad de tomar a Kyungsoo y huir por el mundo. Pero eso terminaría siendo agotador y absurdo. Además, no tenía ninguna certeza de que el otro chico accedería aventurarse de esa manera, dejando toda su vida atrás.

El dueño de casa se sentía abrumado por toda la experiencia y no sabía cómo convencerse que nada de lo que había pasado era un sueño y que regresar a la realidad sólo implicaba una pregunta tras otra. Todas esas ideas desaparecieron cuando unas gotas de sangre viajaron desde la nariz hasta el mentón de Kai, quien cayó en el suelo, sin fuerzas.

Dos horas después, aterrado y preocupado, Kyungsoo arropaba al chico que había ayudado a lavar y cambiar para que descansara. Eran casi las dos de la mañana y tenía trabajo al día siguiente. No había pasado mucho tiempo desde que toda la locura había comenzado y le daba la impresión de que todo fue demasiado rápido y la mismo tiempo que había sido muy lento.

Estaba muy preocupado por Kai, no le creyó una palabra de todas sus explicaciones hasta que empezó a teletransportarlo por la ciudad. Kyungsoo era un hombre de pruebas. Si un chico loco de ojos celestes igual a un compañero de trabajo le dice que es un clon, estaba en todo su derecho de dudar y hasta de pensar que estaba loco. Pero, si daba muestras de poderes que sólo había visto en películas de fantasía, las cosas cambiaban radicalmente.

Su cabeza era un caos total. Le tenía miedo a la gente vestida de rojo, porque la advertencia de Kai lo había marcado, y además temía ser observado. También estaba preocupado por las otras once personas. Si Jongin había sido clonado y ese clon había ido a buscarlo para secuestrarlo y sacarle su doble también, seguramente querían hacer algo con aquel plan que parecía sacado de una mala novela de ciencia ficción. Recordó que le dijo que eran importantes. ¿Por qué? ¿Para quién? Kai no estaba muy dispuesto a dar respuestas.

Por un momento dudó. ¿Y si sólo estaba siguiendo su misión y tenerlo en casa era más perjudicial? Intentó justificar todo diciendo que era mejor tener a los enemigos más cerca. Pero esa no era la razón. Kai sí estaba enamorado de él y lo terrible es que Kyungsoo estaba enamorado de los dos como uno solo, porque así los había conocido. Amaba al Jongin racional, creativo y responsable así como amaba al alocado, divertido y excéntrico Kai. No podía separarlos. Le daba la impresión de que al otro le faltaba algo. El cariño por los dos era diferente. Pero, así le doliera, el que tenía por Kai era más grande.

Tenía que ser honesto consigo mismo. Mentirse y convencerse de lo contrario era una pérdida de tiempo. La persona con la que había compartido los mejores momentos era Kai, no Jongin. Las cosas con Jongin se estaban arreglando gracias a que él pensó todo el tiempo que eran la misma persona. ¿Cómo separarlos en su mente? Se había convertido en el protagonista de esa extraña, retorcida y mala historia de ciencia ficción. Pero se negaba por completo a convertirse en la damisela en peligro. Si iba a ser el personaje principal, pues las cosas iban a ser diferentes desde ese momento.

Red (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora