8. Hechizos

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Ha transcurrido un mes, desde la muerte de mis padres, un mes diferente, raro, pero podría decirse que hasta un poco feliz.

No hay día, que no recuerde su ausencia. La palabra venganza se sigue repitiendo en mi mente. Siento que todavía no ha llegado el momento. Primero tengo que estar preparada.

Hace unos días fue mi graduación por fin finalice el instituto. De momento no quiero hacer nada. Nada llama mi atención Robert está muy pesado con este tema. El insiste en que debería estudiar, hacer una carrera pero para qué me pregunto yo. últimamente se está convirtiendo en un tema de discusión.

Hoy tenía que regresar a trabajar solo serán unos días porque empiezan las vacaciones de verano.
Quería sorprenderle preparándole un guiso rico, de verdad que he seguido todos los pasos de la receta. Miro el vídeo en la tablet otra vez y miro mi guiso.
No tienen, el mismo color, ni la misma textura creo que hasta el olor es desagradable.

Estoy tan absorta con la comida que no me doy cuenta de que ha llegado.
Noto como me abrazan desde atrás y besan mi cuello.

- que haces mi amor? Dice mientras no deja de besar mi cuello.

-Quería sorprenderte preparándote una rica comida. Pero me salió esto. Digo enseñándole mi guiso.

Le doy aprobar. Y bueno su cara lo dice todo.

Me retiro de la cocina, estoy disgustada si tan solo hubiera prestado más atención cuando mamá cocinaba. Pensaba que tenía tiempo de aprender pero no fue así.

De la nada comienzo a llorar.

- No llores, no está tan mal me lo comeré todo. Dice Robert en un tono cariñoso.

- Podria estar peor, soy horrible no hago nada bien. Ahora sí estoy inmersa en un llanto incontrolado.

Robert me abraza con fuerza, comienza a dejar besos por mi cuello, baja un poco mi camiseta y los centra todos en mi marca. Corrientes atraviesan mi cuerpo. Mi centro se tensa. Mis lágrimas dejan de caer. Ahora ya no siento pena ni enojo solo excitación. Ve como ya estoy calmada y se separa de mi.

- porque paras? Yo no quiero parar. Digo haciendo un puchero.

- ahora vamos a comer, te invito a un restaurante. Dice mientras tira de mi brazo.

-Pero... Pero yo! Mis palabras se las lleva el viento.

- y luego soy yo el lobito calenturiento. Ahora resulta que tenemos aquí a la brujita caliente. Dice para después comenzar a reír.

Me contagia la risa, por un momento olvidó todo el tema de la comida.

Me lleva a un restaurante muy bonito a las afueras del pueblo, es tan romántico. Digo para mi. Disfrutamos de una comida maravillosa hasta que aparece el dichoso tema otra vez.

- solo escúchame y no digas nada hasta que termine de explicártelo todo.

-está bien te escucho, digo con voz cansada.

- Se que no quieres estudiar, porque no quieres cambiar, se que te aterran los cambios y en muy poco tiempo has sufrido bastantes. También se que con todo lo que estás aprendiendo sobre magia, te vendría muy bien conocer las plantas. Así podrás elaborar mejores pociones.

Te propongo una cosa, tu estudias botánica desde casa, solo irás a los exámenes a la ciudad. Y yo seré tu esclavo durante toda mi vida.

- jajaja, no dejo de reír. - está bien estudiaré botánica si tanto te empeñas y no hace falta que seas mi exclavo yo ya tengo mis métodos para conseguir lo que quiero contigo. Sonrió y le guiño un ojo.

Amalia Reina de las Brujas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora