17. Ingrid

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Los días han pasado volando, nos despedimos del verano y comenzamos el otoño es tan bonito el pueblo en esta época, las hojas de árboles se tornan amarillas y naranjas.

Mi embarazo ya es visible ayer cumpli la semana 20 de embarazo. Mi vientre ya se nota abultado.

Estuve investigando porque en el libro de mamá decía que los embarazos de los hombres lobo, tan solo duraban cinco meses.
En cambio el mío se desarrolla de forma normal.
Por lo tanto era igual al de cualquier humano. Intente hablar con Robert sobre el tema, pero inmediatamente cambio el tema de conversación.

Todavía no ha llegado a ese punto de contarme ese secreto que guarda en lo más profundo de su alma.  Quizás nunca lo haga y no lo culpo por ello. Si no me lo quiere contar es porque le debe doler demasiado.

Acabo de volver de la cafetería, no ya no trabajo, desde que Robert recuperó la memoria  no me permitió regresar lo intente pero fue una batalla que desde el principio tenía pérdida.

Aún así, me acerco y le echo una mano a Margaret siempre que puedo.

Dejo las llaves en la entrada,  miró y veo a Robert sentado en la mesa del comedor con el ordenador encendido.

Camino lentamente hacia la cocina, voy a comer algo son casi las cuatro y no he comido aún.
Abro la nevera saco un táper con las sobras de ayer y lo meto al microondas.
Me giro hacia la alacena para coger un plato, me doy cuenta de que Robert me mira, con los brazos cruzados. Estoy en problemas lo siento, sin darme cuenta enroscó mi pelo con mis dedos y muerdo mi labio.

- No sigas haciendo eso!! No tienes nada que decir. Dice con un tono de voz duro.

Si, si ya sabía yo que estaba enfadado. Digo para mí.

- yo..yo, yo lo siento. Digo mientras pienso en que es lo que he hecho que le haya podido molestar.

- primero come, después vienes a la sala tenemos que hablar. Dice mientras se aleja de la puerta.

Tardó unos quince minutos en comer, recojo todo y me dirijo a la sala. Me siento en el sofá, el sigue con el ordenador.

No lo quiero molestar ya vendrá cuando termine, se que de esta no me voy a librar.

No pasan más de diez minutos cuando escucho que cierra el ordenador se levanta y se sienta en un sillón que hay junto al sofá.

Él me mira con una expresión seria. Aún así está tan guapo cuando se enfada.

Me mira fijamente y comienza a hablar:

- Amalia, no ves que no es bueno que trabajes en la cafetería. Estás embarazada podría sucederos algo.

- lobito, estamos bien no es trabajo solo ayudó a Margaret un poco. Además estoy embarazada no enferma. Le digo mientras lo miro cariñosamente

- bebé sabes que desde que recobre la memoria vivo por y para ti, no necesitas trabajar yo puedo hacerlo por los dos. Yo solo te quiero cuidar. Además te consenti retrasar un año la vuelta a los estudios. Dice otra vez con la cara sería

- Mmm... bueno esta bien, me dejaré cuidar pero voy a seguir ayudando un poquito a Margaret, la pobre ya está mayor. Digo poniéndole ojitos.

Me acerco a el y me siento sobre él. Rodeó su cuello con mis brazos y le dejo un beso sobre la nariz.
Puedo notar su erección, debajo de mi trasero.

-  el lobito calenturiento ha vuelto!! Susurró cerca de su oído.

- el lobito calenturiento nunca se fue. Dice mientras mete sus manos por debajo de mi vestido.

Amalia Reina de las Brujas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora