Amalia Reina de las Brujas

15. Aquelarre

Ha llegado el maldito día, me han pasado tantas cosas estos últimos meses, ahora que empezaba a ver la luz a volver a sentirme feliz.

No quiero morir, no!! Ahora no.  Tengo que vivir por mi bebé. Él es inocente no tiene nada que ver en esta guerra estúpida. La reina oscura no va a volver.
Eso lo juro sobre la tumba de mis padres!!

Ojalá pudieran tener una, en cambio puse una pequeña losa en el jardín con sus nombres y sus fechas. Allí les dejo flores cada día.

Me dirijo a la cafetería, tengo que despedirme de Margaret.
Ella ha sido tan buena conmigo es como si fuera mi abuelita, me consiente, me regaña pero sobre todo me ama eso me lo ha demostrado en múltiples ocasiones.

- Margaret, tenemos que hablar. Digo con la cabeza gacha.

- no tienes nada que decir, ya lo se todo. Solo dame unos minutos para cerrar la cafetería.

- pero todavía no es hora. Hace poco que abriste. Digo sorprendida no ha cerrado ni un solo día durante los últimos cincuenta años.

- hoy no es un simple día, hoy tengo que estar a tu lado. Se que mi fin está cerca solo le pido a la diosa que me permita conocer a esa bebé que llevas dentro. Dice con la voz entrecortada.

- Margaret, me agarró a ella y comienzo a llorar. - como sabes que es una niña. Pregunto mientras sigo abrazada a ella.

- bueno niña, deberías poder reconocer a las de tu especie. Dice mientras suelta una pequeña risa.

Yo la miró con asombro, así que es una bruja como yo, pero como no me he dado cuenta antes.

- vámonos, tengo que preparar unas cosas antes de irnos, además hay unas personas que también nos están esperando.

Yo obedezco y la sigo. Salimos de la cafetería por la puerta de atrás. En frente hay una pequeña casa de piedra.

- esta es tu casa? Pregunto sorprendida.

Ella asiente mientas sigue caminando. Como no me fijado nunca en ella.
Es una casa  bonita y peculiar. Abre la puerta y me invita a pasar.

La decoración es sobria parece una casita de cuento de hadas. Bajo la chimenea cuelga un gran caldero.

- Toma asiento ya están por llegar. Dice Margareth indicándome con un dedo.

Sobre la puerta comienza a formarse un vortice, va ampliando su tamaño hasta hacerse tan alto como el techo, varias personas vestidas con túnicas negras empiezan a llenar la sala.

- veo que ya estamos todos, sean bienvenidos hermanos. Dice mientras veo cerrarse el vórtice.

- Amalia, se que tienes muchas preguntas. Como no tengo tiempo de contestarlas todas. Te voy a explicar lo que somos y lo que te vamos a ayudar a hacer. Dice mientras toma asiento junto a mi dejando caer un largo suspiro.

- Ya se que desciendes de las familias fundadoras de Northhill, y no solo de una sino de dos. Eso te hace realmente especial.
Lo que realmente desconoces es que esas familias son las que eliminaron de la faz de la tierra a la reina oscura.

Hasta donde nosotros sabemos la reina oscura con su último aliento las maldijo prometiendo un día regresar y cobrarse su venganza.

Poco después dos de esas familias comenzaron a practicar las artes oscuras sintiéndose arrepentidos y con intención de hacer segregar a su reina y con eso ganarse su perdón.

Todo iba según lo planeado, habían conseguido el anillo y ahora solo tenían que esperar a la luna de sangre.

Pero tus padres consiguieron arrebatarles el anillo dice mientras mira mi mano, - consiguieron que llegara a ti, pero no consiguieron salvar sus vidas. Dice mientras se levanta y se sirve una taza de té.