CAPITULO 14: MIEDOS

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ALYSSA

Las semanas han pasado, todo esta relativamente igual, escuela, mucha lluvia lo cual me gusta pero a la vez me asusta, de echo por las noches no puedo dormir por los rayos, truenos y sonidos, pero en fin prefiero días lluviosos a los días llenos de sol y calor.

Para variar ahora uso unos lentes espantosos, son amarillos con verde, gigantescos, se preguntaran ¿para qué los usas? tenemos una campaña, mejor dicho un club en el cual recaudamos dinero y después lo usamos para los perritos, es como un tipo club de voluntarios, mis amigas y yo decidimos traer estos lentes, ya que no podemos usar otra cosa que no sea uniforme esta era la mejor opción, son horribles pero cumplen su trabajo, yo hice pulseritas y galletas para regalar e invitar a las personas a apoyar a los necesitados, si ellos deciden apoyar con un billete eso es mejor.

Estamos por salir de la escuela, como era de esperarse hay una gran tormenta, y el día de ayer le preste mi paraguas a Emilia, hoy no vino a la puta escuela, pero da igual es viernes y si me da un resfriado tendré tiempo para recuperarme.

Al salir me preparo para correr, unas carreras correré rápidamente, pero cuidadosamente, no pensemos en que nos irá mal... 1...2...3... corre, emprendo mi camino, pero choco con algo o más bien alguien y resbalo ¡lo que me faltaba! aparte de que me moje el trasero, hice el ridículo.

--No tenias que correr-- dice la estatua.

--Bueno no sabía que vendrías o mejor dicho que estarías en mi camino-- me levanto.

--Ya lo sabes-- dice sarcásticamente.

--Buena caída-- escucho a Flor y la veo con un suéter sobre su cabeza.

--Si la verdad es que si.

--¡Maldita lluvia!-- se queja.

--Mantente positiva-- pauso --Incluso si llueve.

--No, odio la lluvia y eso es todo-- acota.

--Solo mírame siempre estoy alegre, tanto que ni siquiera siento la lluvia-- respondo.

--Eso es porque te estoy cubriendo con la sombrilla-- dice Leopoldo y Flor bufa.

--Arruinaste mi momento cool-- me cruzo de hombros.

--Bueno me voy o tendré un resfriado-- dice Flor.

--Adiós-- digo, la estatua no dice nada --¿A qué se debe tu visita?

--No actúes tan sorprendida, sube al auto.

--No deberás, hace semanas que no venias.

--Pasaremos otro de los estúpidos fines de semana en familia, tu familia quedo encantada con la cabaña-- rueda sus ojos, subimos al auto y el enciende la calefacción.

--¿Qué me ves?

--¿Por qué traes esos lentes?-- pregunta, olvide que traía puestos los lentes del club de voluntarios.

--Es una larga historia, te lo resumo es un club de voluntarios para ayudar a perritos de la calle.

--Entiendo-- me mira de reojo.

--Me veo grandiosa ¿cierto?

--No-- sonríe --Se te ven ridículamente mal-- dice y una pequeña carcajada deja su boca.

--Miren nada más, la estatua sonrió-- me burlo y el vuelve a su gesto serio --Oh vamos, te ves bien cuando sonríes.

--Siempre me veo bien-- me da una sonrisa de lado y yo solo ruedo mis ojos.

***

Llegamos a la cabaña, el lugar sigue bellísimo, solo que ahora esta con algo de neblina y se ve escalofriante.

Antes de Decir Adiós (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora