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Su espalda empieza a doler ante las embestidas que recibe su propio cuerpo contra la dura y sucia pared de su jaula. La sensación es repugnante pero al mismo tiempo gratificante para su cuerpo y eso lo empeora todo cómo puede sentir un poco de satisfacción al ser penetrado por el viscoso pene del hombre delante de él. No puede llamar aquello violación porque dio su consentimiento, eligió proteger a Capricornio y Libra de ser utilizados pero eso no evita el sentimiento que crece dentro del él.
—Aries ¿puedo abrir los ojos?— La voz de Libra lo altera.
Aprieta los labios para evitar jadear y recuesta su cabeza en el hombro ajeno —No ... Pue..des.
Lo mira moverse incómodo en la esquina contraria a él, su cuerpo está acurrucado en el suelo, tapando sus ojos con las manos, sabe que puede escuchar su voz irregular y las palabras vulgares que salen del sujeto a su lado pero eso es mejor a que vean lo que le hacen a su cuerpo y enseñar que las lágrimas lo están atormentando que no puede evitar dejarlas salir. Lo siente todo del cuerpo ajeno: la satisfacción, el placer y la admiración de su logro que está en su propio cuerpo como un reflejo. Quiere gritar, golpear, morder la garganta ajena y arrancarla de un mordisco pero se contiene de todo y solo se aferra a la espalda y al placer que aún puede sentir por ser de la clase C aunque desea ser Libra para reírse de la situación y dejarse tocar como si fuera un juego o en todo caso ser el propio Capricornio para no sentir como te desgarran el espíritu y el propio cuerpo que se llena de mordiscos y moretones.
Se muerde la lengua para no soltar un gemido ante el golpe en su punto dulce y maldice fuerte cuando lo mira en los ojos azules del hombre que lo volverá hacer para dejarlo más pisoteado.
—Po. Por.. Favor...— No quiero continuar.
—¿Que quieres, perra?.
Quiere salir, ser normal, quiere llevarse a Capricornio y a Libra a un nuevo lugar. No quiere seguir en ese lugar.
—¡Cierra los putos ojos!— grita fuerte cuando nota la mirada gris de Libra mirarlo a él.
—Hermano, estás llorando— y todo se vuelve a destruir ante aquellas palabras. —Puedes sentir.
Lo nota, la sonrisa de Libra cubriendo sus ojos como si fuera un logro, una victoria pero no lo es. Solo lo mira levantarse y dar el primer paso hacia ellos.
—¡Detente!— Exclamó notando cómo el hombre cruza la mirada con Libra.
—Yo también quiero sentir— Su voz resuena en la celda.
—Así que la pequeña puta quiere sentirse igual de bien que la perra ¿Quieres unirte?— la insinuación está más que clara y los iluminados ojos de Libra solo confirman que está dispuesto.
