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—¿Eres un hombre?.
Le pregunto a Piscis, noto como la expresión afectuosa y alegre del peliverde cambio a una sería mientras el sonido del tenedor caía al suelo.
Siguió mirando directamente a los ojos violetas y después habló distante jugando con la comida que había en su plato.
—Siempre me ha gustado el lomo de res— lo contó con el cuchillo y con el tenedor se lo llevó a la boca —la salsa de vino tinto le quedó perfecto, no es así, Piscis.
Siguió mirando a Acuario saborear su plato.
—Necesito un nuevo tenedor— Piscis se levantó de su asiento con una lentitud temeraria.
—No te tardes, Cariño.
Voz áspera y mirada afilada fue como respondió el pelinegro cuando su querida pareja pasó la puerta hacia la cocina.
Mientras tanto sigue comiendo casi como un mecanismo de su sistema, no saborea nada, solo mastica con fuerza y traga. Mira a Piscis entrar y sentarse de nuevo delante de él.
—A mi también me gusta el lomo de res— responde. —Creo que para la próxima vez, prepararé algo de pescado.
—No evadas mi pregunta— mencionó hastiado.
—¿Qué pregunta? No creo que hayas preguntado nada importante o que necesites respuesta.
—Piscis.
—Acuario, no es algo agradable tu forma de preguntar— Piscis coloca su tenedor en el plato y contesta —Pero tengo un mellizo, cariño.
Acuario levanta la jarra de agua que hay en la mesa y tira el líquido sobre Piscis con furia.
—¡Jodido mentiroso!¡Eres hijo único!¡Estoy harto de tus mentiras, me estás jodiendo de nuevo!.
Piscis tiene la cabeza agachada mientras el agua se escurre por toda su ropa, su camisa queda empeñada dejando al descubierto su falta de busto y sus flácidos pero formados músculos, su maquillaje se recorre casi por completo dejando la imagen de algún tipo de payaso de horror.
—Crees que no te investigue después de lo que el puto Ito Nashi me menciono, soy un fotógrafo de un periódico, tambien se investigar— Acuario azota la mesa con sus puños.
—Soy …
—¡Un puto hombre! Eso eres, tienes un pene sobre las piernas y no una vagina.
Las palabras del pelinegro son hirientes pero aún así trata de contenerse, pero ya lo había hecho desde hace días.
Y todo mi amor se convirtió en asco y dolor, me sentí traicionado de nuevo. Sentía que todo empeoraba y era utilizado como un conejillo de indias por la persona que más quería o empezaba a querer.
