Capítulo 25

1.1K 41 4
                                    


Capítulo 25

A Dios o al diablo

Cuando Seher llegó a la mesa del desayuno ya todos estaban sentados. Ella se había entretenido un poco más ya que estaba alimentando a Halil. El pequeño estaba ahora dormido en la cuna que tenían para él en el salón, siempre a la vista, como su marido quería. Se acercó aún algo somnolienta a Yusuf y lo besó en la cabeza en sus negros rizos. Luego se volvió hacía su marido se agachó y lo besó en la frente murmurando un " Buenos días cariño" y se dirigió a su asiento. Se dio cuenta entonces de que la conversación que mantenían en la mesa había cesado. El repentino silencio la hizo alzar la cabeza y mirar a los que estaban a su alrededor. El hermano Ziya la miraba sonriente al igual que Yusuf, Adalet y Neslihan al ver su cara de desconcierto evitaron su mirada para seguir sirviendo el desayuno. Ikbal miraba seria su plato con la cabeza gacha y por último se encontró con la mirada de su esposo. Yaman la miraba con una mezcla de expresiones que no conseguía desentrañar...amor, sorpresa, vergüenza, deseo... Su cerebro aún un tanto dormido no conseguía procesar que sucedía, hasta que Yusuf dijo,

- Mamá has besado a papá y lo has llamado cariño como a mí.

Seher se dio entonces cuenta de el porqué de las sonrisitas y de la expresión de su marido. Era la primera vez que demostraba esa clase de afecto a su esposo frente a alguien. No estaban bien vistos en público estos gestos de cariño pero había sido tan natural para ella como respirar. En la intimidad siempre se estaban tocando y se hablaban en términos cariñosos pero nunca frente a los demás. Se quedó callada sin saber que decir notando cómo el rubor subía a sus mejillas. Miró de reojo nuevamente a Yaman y vio su media sonrisa...estaba encantando. Su esposo adoraba verla sonrojar y no perdía oportunidad para llevarla a tal estado. En esta ocasión no podía culparlo pues ella solita lo había hecho todo.

Halil comenzó a lloriquear y ella se levantó para ir a calmarlo pero su marido se levantó también y la detuvo.

- No, yo me hago cargo del pequeño, tú desayuna, yo ya he terminado...cariño...- y la besó ligeramente en los labios...delante de todos...otra vez.

Los traviesos ojos de Yaman la miraban divertidos y con una sonrisa se dio la vuelta dejándola roja como un tomate y a punto de estallar en llamas.

Cuando terminó de desayunar se dirigió al salón. Allí estaban sus tres chicos. Yusuf estaba en el suelo de rodillas dibujando algo que mostraba a cada momento a su padre. Yaman sostenía a Halil que había agarrado la punta de su corbata y se la llevaba a la boca mientras miraba muy serio a su papá que le hablaba y le ponía caras. La imagen que daban era adorable. Ver a su marido ,imponente en su traje de chaqueta azul oscuro, interactuando con los niños era tan increíble como hermoso. Nadie que conociera al antiguo Yaman reconocería al hombre que tenía ahora ante si misma. Como hombre la había conquistado pero como padre la había enamorado mas allá de toda comprensión para siempre y posiblemente más allá.

Se sentó junto a su marido y ambos contemplaron a sus pequeños y jugaron un tiempo con ellos. Al cabo de un rato, Yaman miró su reloj y le dijo en voz baja.

- Cariño, me tengo que marchar, hay una reunión en media hora en la oficina. Necesito hablar contigo pero no aquí en casa. Quiero que lleves a los niños a casa de Mamá Nadire y te reúnas conmigo para el almuerzo en el restaurante en el que te di el anillo de pedida, ¿Lo recuerdas?.

- Sí, claro que lo recuerdo...pero, ¿porqué...?- Yaman la interrumpió y bajando la voz de nuevo le dijo.

- Te lo explicaré todo en el restaurante, ¿de acuerdo?, pero aquí todos deben pensar que te has marchado a comer a casa de Mamá Nadire con lo niños.

NO HAY FLOR SIN ESPINASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora