Capítulo 34

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Capítulo 34

A las ocho

Con la luz del día volvió también la timidez de Ezgi. A decir verdad la noche anterior no es que hubiese sido muy tímida que digamos pero no fue algo que hubiese podido evitar. *Esto debe de ser eso que llaman destino*, pensó. Quiso suspirar pero se contuvo a la mitad de la respiración, porque no quería despertarlo..., protegidos en la oscuridad las palabras fluyeron fáciles pero no pudo ver su rostro al pronunciarlas. A medida que el sol subía en el cielo las dudas de Ezgi aumentaban en su corazón. Quizás lo de anoche fue sólo un sueño y hoy él no la miraría cómo ella imaginó que la miraba y entonces...bien no sabía que haría si eso sucedía...no estaba preparada.

A su espalda notó movimiento y rezó para sus adentros, * Dios mío, por favor, que no se despierte aún...Necesito un poquito más de tiempo para pensar...y para protegerme el corazón..* Contuvo la respiración durante su extraña plegaria y Aksak se giró hacia ella. No se había despertado ...el alivio sólo le duró cinco segundos. Él, aún dormido se pegó a su espalda y un enorme brazo le rodeó el torso. Su mano cayó sobre uno de sus pechos desnudos y a éste se aferró y así continuó durmiendo.

La respiración de Ezgi se tornó pesada, notó su pezón traicionero endurecerse aún en contra de su voluntad por el toque de esa mano. Algo alarmada se dio cuenta de que su cuerpo parecía no pertenecerle, su cerebro no conseguía controlarlo. Ahora lo controlaba él...su tacto, su calor, su olor, su respiración entre su pelo que susurraba a su oído sin hablar. Estaba perdida sin remedio y asustada...Muy asustada porque entendió que él ya era parte de ella y si él se marchaba ella quedaría incompleta...

Aksak se despertó del que pensó que había sido el mejor sueño de su vida para aparecer en un lugar mucho mejor...infinitamente mejor. En ese instante en el que despiertas tras un sueño profundo y aun no distingues fantasía de realidad fue consciente del cálido cuerpo que abrazaba con avaricia. Lo siguiente en despertar fue su olfato ...jazmín y pasteles...ella. En un acto reflejo la quiso pegar más a él, cómo si no la tuviese ya bajo la piel...Fue cuando sintió el duro brote en la palma de su mano y sin pensar pasó el pulgar sobre él frunciéndolo aún más. Ezgi jadeó por la intima caricia y movió el trasero contra su pene que respondió al instante con gran entusiasmo.

Aksak no se vio capaz de hablar enterró más la cara entre su rubio cabello para llegar a su cuello y allí deposito un beso. Ella se arqueó nuevamente contra él buscándolo, necesitándolo y él jamás le negaría nada. Siguió besando su cuello y acariciando sus pechos, bañados ambos por la luz del sol que tímidamente comenzaba a entrar por la ventana. Cuando ya no pudo más instó a Ezgi con sus manos a abrirse para él y la penetró desde atrás. Ella se dejó guiar dulce y dispuesta en esta nueva forma de amarla y la hizo entonar la dulce melodía de sus jadeos para llevarlos a ambos a la pequeña muerte del éxtasis.

Mientras acariciaba a su mujer tras hacer el amor, porque para él ya era su mujer a falta de los tramites oficiales que resolvería lo más rápido posible....Se dio cuenta de que aunque acababan de compartir el más intimo de los actos aun no la había mirado a los ojos hoy. Y él lo necesitaba, en realidad ambicionaba mirar esos increíbles ojos violeta mientras la poseía. Había fantaseado con ello desde el primer minuto en que la conoció, su díscolo miembro volvió a saltar dispuesto de nuevo a la acción. Por Dios realmente había vuelto a la adolescencia, sólo que multiplicado por mil, jamás se había sentido así. Tomó aire y se controló, Ezgi era virgen...bueno lo era hasta la noche anterior. No quería asustarla...ya estaba bastante silenciosa...De repente sintió la necesidad de mirarla y besarla y oír su voz.

Con facilidad porque ella era pequeña la hizo girar para ponerla de cara a él, y fue entonces cuando se quedó petrificado. Los ojos de Ezgi estaban cuajados de lágrimas...Aksak se desesperó. Limpió las lágrimas que empezaban a caer por sus mejillas con los dedos, después no sabía por que, comenzó a besar el lugar por el que estas se deslizaban y cuando por fin encontró su voz entre beso y beso empezó a preguntarle que le pasaba y a balbucear,

NO HAY FLOR SIN ESPINASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora