Capitulo 24
Dolunay
Hoy había luna llena y su fulgor iluminaba toda la estancia con un halo místico de azules y blancos. Este sol de media noche bañaba el jardín con su fría luz dándole un aspecto totalmente distinto a cuando era de día. Yaman contemplaba desde el ventanal de su despacho la noche y pensó que quizás este paisaje le hubiese resultado hermosísimo hacía año y medio...puede que incluso lo hubiese calificado de insuperable...pero eso era antes. Desde que ella llegó y lo llevó a su luz nada era comparable al sol...con todo reconocía que la oscuridad era como una vieja amiga que en su momento fue su guarida, un refugio seguro, donde nadie podía llegar a él.
Los dos últimos meses habían sido bastante caóticos. La llegada del bebé había sido una revolución en la casa. Cualquier momento del día se volvía especial porque su familia estaba ahí. La felicidad descubrió residía en con quién no en el cómo o en el cuánto.
Ahora cuando se marchaba a la oficina no veía la hora de volver a casa con los suyos. Pero hoy había sido especial...cuando llegó a casa se encontró en el salón una manta en el suelo. Sobre ella estaban tumbados Halil y Seher rodeados de juguetes. El fuego estaba prendido en la chimenea para contrarrestar el frío del exterior dándole una cálida bienvenida. Yusuf correteaba alrededor de ellos con un avión en la mano. Halil seguía con la mirada cada movimiento de su hermano y Seher reía mientras conversaba con Yusuf y de vez en cuando atrapaba los piececitos del bebé para besarlos. Él se quedó quieto mirado el cuadro que componían y tratando de memorizar cada detalle para su álbum mental. De repente Yusuf lo vio y la sonrisa que le dirigió fue tan potente que con esa energía se podría haber iluminado toda Estambul. Entonces se volvió hacía Seher y le gritó,
- ¡Mamá! Papá ya está en casa.- Para luego salir corriendo hacía él y lanzarse a sus brazos.
Yaman lo abrazó con fuerza con la emoción de algo indescriptible. Su mirada voló en busca de la de su mujer que con las lágrimas en los ojos le dijo un te quiero que él leyó en sus labios.
Seher sintió de alguna manera que Yaman no estaba junto a ella. Extendió la mano buscándolo y descubrió frío su lado del lecho. Salió de la cama y se asomó a la cuna de su hijo que dormía como un ángel. Miró a su alrededor buscándolo y sin ponerse ni bata ni zapatillas salió al despacho. Allí estaba él ...Yaman tenía ambas manos apoyadas en la gran cristalera. Parecía estar contemplando las vistas del jardín. La gran luna llena que se veía tras el cristal parecía tan cercana que con sólo estirar la mano podría tocarse. La luz bañaba a su marido arrancando destellos azulados a su negro y despeinado cabello. Tenía el torso desnudo y llevaba puestos unos pantalones de pijama negros bastante sueltos, nada más...Esa blanca luz en contraste con los negros iluminaba su nívea piel marcando los contornos, líneas y curvas de las partes expuestas de su cuerpo.
Seher lo contempló embelesada, como quien contempla una hermosa obra de arte. Era a sus ojos tan perfecto que pensó que no había artista en el mundo que pudiese captar y plasmar tanta belleza. Despacio, muy despacio se fue acercando a él. Se acordó en este instante en mitad de la noche de que Yaman había sido una criatura de la oscuridad y aun entonces brillaba como ahora. Cuándo ella ya estaba tras él, debió de sentirla, porque movió la cabeza a un lado mostrando su magnífico perfil. Con el movimiento los músculos de su espalda se movieron y tensaron en alerta. Él era una pantera negra preparada para atacar que podría destrozarla con un sólo golpe...también con una sola palabra. Pero con la misma prontitud que se tensaron esos músculos se volvieron a relajar al reconocerla.
- ¿Estás despierta?...¿necesitas algo?, - preguntó Yaman en voz baja.
Seher no contestó pero llevó su mano al cuello de su marido y con los dedos y las uñas comenzó a acariciarlo lentamente recorriendo su columna hacía abajo. Ahora sí Yaman tomó aire y apoyó también la frente en el cristal dónde ya apoyaba las manos. Los dedos de Seher continuaron su recorrido por su espalda desnuda... unos minutos después cuando ya la necesidad de sentirlo a él era insoportable se pegó a su espalda y lo abrazó. Ahora sí , ella le respondió a su pregunta.
- Te necesito a ti, siempre a ti....- susurró Seher contra su espalda.
Yaman tomó aire inflando su pecho al escuchar su ruego. No habían hecho el amor desde el nacimiento de su hijo y él también la necesitaba a ella tanto que dolía. Pero poniendo a prueba su resistencia y sabiendo que era pronto le dijo,
- Cariño todavía...
- Shissss...- ella lo interrumpió haciéndolo callar- Hoy fui al doctor y dijo que ya podemos hacer vida nor...
Seher no pudo terminar su frase, Yaman se volvió entre sus brazos con la misma rapidez que una pantera al ataque, justo la pantera que hacía unos instantes le pareció que era. La besó en los labios con fiereza pura pasión contenida libre ahora. Sus manos de repente estaban en todas partes ....no había bastante piel y los besos no eran suficientemente profundos. Yaman se separó de ella lo justo para sacarle el camisón que quedó descartado en el suelo. Él se apartó dos pasos hacia atrás para contemplarla a placer. Ella lo miraba con sólo sus bragas frente a él temblando de necesidad y deseo...su negra mirada la recorrió despacio de arriba abajo saboreando con anticipación su cuerpo. Finalmente sus ojos fusionaron y con voz gutural le ordenó.
- Ve al escritorio.
Seher ni siquiera pensó en contradecirlo, el brillo en sus ojos negros le decía claramente que una bestia andaba suelta y ella reconoció para si misma que era una victima más que dispuesta, deseosa de hecho, de ser devorada por él.
Camino hasta situarse en frente del escritorio se volvió y lo vio acercarse despacio. Él estaba muy excitado distinguía perfectamente su sexo enhiesto en el flojo pantalón de pijama. Ella sabía muy bien el placer que él le proporcionaría...lo había hecho muchísimas veces. El recuerdo de lo que sentía al tenerlo en lo más profundo de su ser la hizo apretar los muslos en busca de alivio. Los vigilantes ojos de Yaman notaron el movimiento y se encendieron más....sin saber cómo estaba sentada sobre el escritorio y su marido la besaba como si no hubiese un mañana y ella le devolvió el beso con la misma pasión y rodeando con sus piernas su cintura para atraer su dureza al punto de su cuerpo que más lo necesitaba en busca de alivio.
Yaman sabía que no sería largo...era imposible. Dos meses sin ella habían sido una tortura. Había habido besos, caricias y algo más pero ella había necesitado su tiempo para recuperarse. Y él necesitaba estar lo más cerca de ella que pudiese. Penetrarla era para él unir sus carnes y sus almas en una y lo echaba de menos. Dejó de besarla para tumbarla sobre la mesa, el cabello de ella se espacia sobre su escritorio y los informes como una suntuosa manta del más fino tejido. Su pecho subía y bajaba al compas de su acelerada respiración. Su cuerpo era colosal...imposible de creer que hacia sólo dos meses había albergado dentro una vida.Él hizo un esfuerzo supremo para disfrutar la vista unos momentos mientras le sacaba las bragas y se deshacía del pantalón. Cuando volvió a sus ojos nuevamente quedó impactado... en medio de su despacho... en la noche... dónde sólo reinaban todos los tonos de negro y gris sus ojos verdes relucían como rubíes atrayendo todos sus sentidos como un faro. Ella era siempre su guía, su estrella del norte, su brújula y ahora su faro y ancla en la vida. Sin apartar los ojos de los de ella en una sola embestida la penetró totalmente. Volvía a estar en puerto seguro...ella lo acompañó en el resto de las acometidas igualando su pasión y poco después volaron juntos, como uno sólo ...cómo debía ser.
Más tarde ya acostados en su cama mientras él jugueteaba con su pelo dijo.
- Me ha llamado papá...
Seher no sabía si se lo decía a ella o hablaba para si mismo pero igualmente le contestó.
- Es que eres su papá.
Yaman permaneció en silencio cómo asimilando una verdad que en realidad ya conocía. Yusuf era tan hijo suyo con Halil. Él así lo sentía. Hacía mucho que deseaba que lo llamara papá. Yusuf parecía haber esperado su momento para hacerlo o quizás la llegada de su hermano lo había animado a dar el paso. Nunca lo sabría...pero se prometió a si mismo estar siempre ahí para él y para Halil. Bueno... y para todos los hijos que tuvieran... sus hijos jamás vivirían lo que el vivió él sería su montaña mientras respirara y quizás después también...
Se dio cuenta de que su mujer se había quedado dormida sobre su pecho pero siguió acariciando su pelo. Mañana tenía que hablar con ella. Una promesa era una promesa. Ella ya estaba recuperada y era fuerte. Había esperado pacientemente por esa conversación. Además Aksak le había mandado un mensaje diciéndole que muy pronto tendría su prueba. Yaman necesitaba que Seher también se mantuviese alerta del peligro. Su ignorancia la convertía en una victima fácil a ella y a los niños...
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NO HAY FLOR SIN ESPINAS
Fiksi PenggemarHistoria alternativa basada en la telenovela Emanet del canal 7de la televisión turca.