Carson.

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Siempre soy puntual. No me gusta que me hagan esperar, aunque puedo soportar excepciones, pero no diré cuáles.
Ya llevo tiempo en esta universidad, voy un año superior, teniendo refuerzo y algunas clases comunes, porque no soy de estudiar, pero todo lo apruebo, por suerte. Mis padres se mudaron a Hempsire porque yo solía tener muchos problemas en los otros colegios, con la gente, con los vecinos, era el chico malo me decían, siempre iba con malas compañías, o eso se hacían llamar, solía fumar alguna que otra vez, estar hasta tarde con los amigos liándola, hacer llorar a muchas chicas...
me divertía ser así, lo tenía todo y nunca tuve una sola queja o consecuencia, hasta que todo sucedió.
Aquella mañana del 25 de noviembre, jugué mucho con mi destino y mi futuro a la vez. Era un día soleado, yo estaba fumado de la noche anterior, por decir que trasnoché  haciendo cosas que no debía, me llamaron mis amigos para quedar y nunca puedo decirles que no, era algo así como un pacto, los amigos son los amigos.
Me llamaron y yo siendo ajeno a todo lo que planeaban me vi metido en algo de lo que no hubiera deseado estar y fue la última vez que supe de ellos, pero juro que si los vuelvo a ver, se la devolvería como todas mis fuerzas.
Nos encontramos todos en un sitio en común, pero había alguien más, aquella persona, que para mi era alguien, no quiero recordar.
Me tendieron una trampa, jugaron con nuestros sentimientos y en la red se vio todo. Los sentimientos nos quemaron a los dos, pero ella nunca me creyó y me denunció, aunque ahora pienso un hizo bien, me puso en mi lugar por ser tan tacaño y cabrón.
Mi historia es muy larga. Lo importante es que aquí estoy.
Y la vi, la conocí, y se me revolvió el corazón, fue lo más sincero que sentí después de ella.

Electricidad carnal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora