Carson.

15 2 2
                                    

Estoy malhumorado, no se quien se cree que es. Para husmear en mis cosas, y hacer como que no pasa nada e irse de rositas. Esto no va a quedar así.
Estoy enfadado porque nada me sale bien, quiero mantenerme alejado de ella, pero me es imposible, cada vez que la veo, no puedo resistirme a acercarme a ella y clavarle mi mirada en sus ojos e intimidarla, porque ya la voy conociendo.
La intimidó y eso es lo que más me gusta. Su forma de defenderse de mí, aunque hay gente peor que yo, pero ella no lo sabe. Todavía. Me toca vengarme de ella, y es el mejor plan que tendré en todo el día maquinando en mi cabeza.
Esta chica me vuelve loco, sus cambios de humor y su forma de ser tan perfecta, no me gusta esa gente, pero es que ella no es de ese tipo de gente, ella es otro estilo. Yo no se ni porque estoy pensando en esto. Lo único que tengo que hacer es devolvérselo, devolverle el golpe. ¿Porqué? Me gusta verla irritada y enfadada frente a mi con su carita inocente, y con mis ganas de besarla. No no, eso no puede pasar. Nunca. No lo permitiré. Pero me lo hace muy difícil.

Al terminar las clases, hoy solo la he visto una vez y ni miradas ni palabras nos hemos dirigido, mejor así. Por que sino mi plan se irá a la mierda, por su culpa. Voy a comer con los míos y luego me monto en el coche y como se donde vive, voy justo a su puerta a llamar, como si fuera una primera cita. Espero que esté en casa.
Me abre en pijama, está en pijama y con un moño mal hecho, pero joder está guapísima.
—¿Carson? ¿Qué estás haciendo aquí ?
—Hola Avery, venía a hablar contigo, creo que te debo alguna explicación de mi forma de hablarte así.
—Pasa.
Entro dando una vuelta,por toda su habitación, súper dulce, pintada de azul claro, con las cortinas en blanco y la persiana subida ligeramente, y los apuntes sobre la mesa y la cama.
—Asíque este es tu escondite
—Bueno no es un escondite, es más bien donde tengo que acoplarme todo el año.
—Ya veo ya, muy pequeño para ti, tú con lo especial que eres, necesitarías el doble de espacio
—Bueno, no todos tenemos tu suerte Carson.
No recordaba haberme sentado a hablar con ella y desnudarnos nuestras verdades, asique me levanto y me preparo para mi plan. Voy hacia su mesa, directo hacia sus apuntes, ella se me queda mirando, mientras yo husmeó.
—Asique esto es todo tuyo... digo tirándoselo por los aires, cayendo todo al suelo.
—Carson!!Por favor  para!
Le ayudo a recoger y cuando lo tengo todo vuelvo a tirárselo, para ver su cara de rabia, me lo estoy pasando bien.
—Carson! ¿Qué te he dicho? Estate quieto de una vez
— ¿O sino que?
Me acerco a ella con algunos folios en la mano, en lo alto y ella intenta cogerlos, pero no puede, da saltitos para intentar llegar, pero no lo consigue. Se está acercando mucho a mi, y eso es peligroso, para los dos.
—Por favor, déjalo todo en su sitio
—¿Qué se siente Avery ? ¿A que llegue alguien y todo te lo desordene sin tu permiso?
—Yo solo entré en tu cuarto,no hice nada más.
—Suficiente, no me gusta que anden por ahí en mis cosas. Te lo avisé.
Se va hacia su cama, y cuando creo que se va a beber el vaso de agua, me lo tira sobre la ropa y la cara.
Ahora sí que la ha liado.
—Corre
Empieza a correr, aunque por mucho que corra, con esa habitación tan pequeña, la atrapó al vuelo.
La tengo atrapada entre la pared y yo. Demasiado cerca. Pero es lo que necesito. Le necesito.
La miro el cuello, sus lunares de los brazos, y me acerco más a ella, para sentir su calor.
Ella no para de mirarme, entiendo esa mirada, sé lo mucho que me desea, joder y yo a ti Avery. Pero esto es demasiado...
Me besa. Me pilla desprevenido. Y por supuesto la correspondo.
—¿Porqué me estás... ?
—Shhh
La pongo mi mano en su pelo y entre su cuello y comienzo a besarla, al ritmo que ella me pide, se que va a ser duro parar, pero no me importa. Ya nada importa.
Le cuesta respirar, pero no le doy tregua, su boca con la mía hacen una perfecta sintonía, nunca había sentido esto que ella me hace sentir.
Nos besamos con lengua, mientras la cojo de las piernas y me la subo a mi regazo y me atrae más a ella, todo lo que deseamos.
Su boca es mi perdición, lo noté solo con la tracción que me hace sentir.
Esto está mal, muy mal.
De repente alguien llama a la puerta y todo vuelve a la realidad...

Electricidad carnal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora