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El manto oscuro de la noche abrazaba como una madre abraza a su hijo, gentilmente envolviendo las tierras de Xuanwo en una cómoda oscuridad para el descanso de sus habitantes. Los animales nocturnos rondaban en silencio, solo algunos insectos hacían sus característicos sonidos en lo que la luna progresaba en su nocturno camino. Un grupo de seis guardias patrullaban en los alrededores de la residencia de la familia imperial Uzumaki, todos despiertos completamente a pesar de la progresiva noche. 

—Hey, ¿por qué el líder Hatake no está con nosotros esta noche? —preguntó un guardia de ojos verdes rasgados con curiosidad a otro mientras caminaban firmemente. 

—Está en el palacio Luoxuan —contestó el otro, de cabellos largos azabaches, llamando la atención de los demás mientras contaba lo que sabía—, me encargó las rondas nocturnas en el atardecer antes de entrar. 

—Oigan... ¿Por eso está tan enojada Kushina-sama? 

—¿Kushina-sama está enojada? —inquirió el más joven y menos experimentados de ellos, pensando en que su reina siempre había sido amable con él cuando tuvo la oportunidad de conocerlo, con esa única impresión, estaba arraigado en su ser que la leyenda de que su monarca era bondadosa y amable era cierta. 

—Con tu nivel de cultivación no lo sientes —respondió el de cabellos largos azabaches, echándole una mirada rápida antes de continuar—, pero a mí me duelen los poros con solo sentir su aura¹ asesina. 

—Entonces... ¿Aún está enojada? —preguntó nuevamente el novato, con cierta timidez al sentir las imponentes miradas encima de él. 

—Lo está, me preguntó quién o qué la hizo enfurecer tanto. Quisiera conocerlo para acabar con su miserable existencia por hacer enojar a Kushina-sama. 

El grupo de seis continuaba con su guardia nocturna, maldiciendo al desconocido desgraciado que estaba causando la ira de su respetada monarca. Sin saber que aquel "hijo de puta", como decían ellos, era nadie más que Minato Namikaze. Este último reía sin reprimir su tono, con sus azules ojos entrecerrados en lo que continuaba riendo. ¿La razón de esto?, era la quinta vez consecutiva que ganaba una partida de mahjong². Por décadas, Kushina había sido considerada la mejor, la reina del mahjong, pero ahora había perdido más de treinta partidas seguidas, ¿cómo no estaría enojada? 

—Hey Naruto, reemplázame —Kakashi bostezó sin su característica máscara, tocando con la punta de su pie la cola más cerca del rubio mencionado, quien se hallaba cruzado de piernas en un estado de meditación. 

—¿Qué demonios le hicieron a las fichas? —acusó Kushina una vez más, frunciendo el ceño mientras barajaban las fichas con sus manos. 

Jiraiya soltó una risa junto con Minato, asegurándole que no le habían hecho nada a las fichas. Kakashi abandonó la mesa para ir a dormir un rato en la cama de la habitación, importándole poco que ni siquiera fuera su casa. Naruto lo miró por un momento acostado en su cama para luego resignarse y tomar asiento en la mesa justo cuando acababan de acomodar las fichas. 

—Papá, mamá, viejo pervertido- hey, no me golpees, ¿acaso no es cierto? 

—Tengo la edad suficiente para ser tu ancestro, pequeño revoltoso, dame algo más de respeto. 

—Pero yo lo respeto y admiro muchísimo Jiraiya-san, es tan fuerte e intelectual —comentó rodando sus ojos, recibiendo una risa burlona que provocó una sonrisa en sus labios—. Me alegra que haya regresado, sabio pervertido. 

Viendo que nunca iba a poder corregir esa parte de su alumno, Jiraiya solo suspiró con una sonrisa para luego revolver sus rubios cabellos. El juego transcurrió con Kushina en silencio, calculando cada posible solución para poder ganar. Naruto recién había empezado a aprender a jugar, teniendo que preguntarle a cada rato o a su padre o a Jiraiya cuando hacían una combinación que no conocía. 

—Entonces, ¿qué quieres hacer con el Senju? —comentó Jiraiya con naturalidad, distraídamente jugando sus fichas sin considerar mucho el siguiente movimiento. 

—No soy tan sádico como ustedes, así que no tengo ninguna tortura en mente. Además, ya destruí su núcleo dorado, no podrá hacer nada —pensó Naruto encogiéndose de hombros, jugando sus fichas para luego mirar expectante a su madre. 

—Investigaremos todo primero, debe tener sus motivos y razones. Claro, no justifica el hecho de que intentó lastimar a Naru, pero tampoco podemos simplemente ir y despellejarlo vivo —advirtió Minato dándole una mirada a Kushina, quien rodó sus ojos al darse cuenta de que se refería a él. 

—Tengo la habilidad, puedo hacerlo si quiero —amenazó sin separar sus ojos violeta grisáceos de las fichas, sus dedos ordenaron estas con un gesto elegante, su tono tenía un hilo de amenaza que se disipó cuando reveló sus fichas con una sonrisa amplia y segura—. Gané. 

Minato miró sus fichas por unos momentos, secretamente maldiciendo su suerte para luego sonreír lo más sincero que pudo, diciendo que había perdido y aceptar la victoria de su esposa. Jiraiya le dedicó una mirada a sus fichas y luego a él, un claro gesto confundido. Si supiera que tengo más puntos que ella, creo que me mataría, quiso comunicar el rubio mayor con mirada. 

—No te preocupes Naru, mamá se encargará de esto —aseguró con una sonrisa brillante, revolviendo cariñosamente los cabellos de su hijo para luego dejar un beso en la frente de este y otro en los labios de su pareja, quien no dudó en devolverlo. 

—¿Qué harás, mamá? —preguntó curioso, instintivamente devolviendo aquel beso en ambas mejillas de su progenitora, sonriendo de manera inconsciente al sentirse feliz de por fin poder estar con su familia, en un hogar cálido, nuevamente. 

—Tallaré baratijas con sus huesos —respondió con demasiada naturalidad, esbozando una sonrisa tranquila completamente contrario a los apresurados movimientos de sus nueve colas de pelaje esponjoso y rojizo que acababan de materializarse. Minato no tuvo la oportunidad de intentar convencerla cuando tomó completamente su forma espiritual. Elegantemente se erguían sus nueve colas, con un cuerpo grácilmente ágil que se esfumó con una nube de polvo en menos de lo que dura un parpadeo. 

—¿No perseguirás a tu esposa? —indagó Jiraiya con interés característica de un escritor, rodando sus ojos con aburrimiento cuando Minato negó suavemente. 

—Si ella quiere hacer algo, no puedo evitarlo —suspiró con una sonrisa tenue en sus labios. 

—No me refiero a que vayas a evitar que mate al Senju ese, bobo, me refiero a que vayas a ayudarla a hacerlo —regañó su maestro, recibiendo una mirada confundida por parte de ambos rubios—. Serán idiotas, ¡vayan a ayudar a su esposa y madre! 

—Ah, ah, ah —fue solo al tercer "ah" que Naruto hizo un genuino sonido de comprensión, incorporándose sin pesadez en su cuerpo. 

Intentaron arrastrar a Kakashi a su improvisado plan, pero el Hatake solo gruñó para luego envolverse en las cobijas como un capullo. Jiraiya tomó la delantera, esfumándose dejando atrás solo pequeños rastros de delgados hilos blancos que fueron desvaneciéndose. Minato desapareció y apareció nuevamente con un destello amarillo en el oscuro horizonte. Por su parte, Naruto optó por tomar su forma espiritual, pero en vez de seguir a los otros dos, optó por girarse hacia el hogar de la familia Uchiha. Por su parte, ya no tenía rencores con el Senju, solo tenía ganas de ver a Sasuke nuevamente. 

〖 〄 〗

1. Aura: cuando una deidad asciende hasta cierto nivel o cuando tiene una inmensa energía espiritual, su cuerpo automáticamente crea un campo de fuerza (aura) a su alrededor. De hecho, una deidad de mayor nivel puede usar su aura para presionar a las deidades menores. En esta

2. Mahjong: juego de origen chino que fue esparcido por gran parte de Asia, incluido Japón. Se juega con fichas similares a las de dominó. La meta es hacer diferentes combinaciones y acumular puntos para ganar. 

Teme's TextDonde viven las historias. Descúbrelo ahora