Capítulo 21

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Al día siguiente, cuando Jungkook se levantó a eso de las diez de la mañana, Taehyung lo recibió en la cocina. Jungkook se acercó a él con algo de timidez ya que Jimin estaba sentado en la mesa, desayunando.

Jungkook olió lo que Tae preparaba y se acercó a ver.

— ¿Qué es eso? — le dijo estando algo cerca de él. Tae lo miró de reojo y le sonrió. 

— Son panqueques. Ya casi están listos.

A Jungkook se le hizo agua la boca. Taehyung dejó de cocinar y lo agarró de la cintura para atraerlo a su cuerpo. Lo abrazó y le dejó un beso en la sien.

Jungkook no dejaba de repetir que Taehyung solo estaba actuando. Iba a estar tres días recibiendo amor de su parte, iba a querer que lo hiciera toda la vida luego de que acabara.

Y Jungkook no sabia cómo decirle a Taehyung que quería más de sus manos, de sus abrazos y sobre todo, de sus besos.

Le encantaba la sensación de escalofrío que le producían sus labios sobre su mejilla cada vez que lo besaba. Todo su cuerpo respondía y Jungkook sabia que algo extraño le sucedía.

Taehyung dejó de cocinar y le entregó sus panqueques. Se suponía que Jungkook desayunaría en la mesa junto a Jimin, pero Jungkook solo lo saludó y se fue al cuarto de Taehyung.

El mayor se lo quedó viendo algo extrañado, pero solo se dijo a sí mismo que Jungkook quería seguir durmiendo y se fue a sentar junto a su mejor amigo.

Jimin lo miraba de reojo.

— Menudo novio elegiste.

Taehyung alzó una ceja.

— ¿Qué?

—No es muy cariñoso por lo que veo.

Taehyung hizo una mueca.

—Mira quien habla.

Jimin hizo una mueca y se dedico a seguir con su desayuno.

                                                                                              . . .     

Jungkook había tenido que ir a hacer casi todos los mandados de las personas que lo llamaban siempre. Aquel día sacó  a pasear diez perros en diferentes horarios, por lo que ganó mucho dinero.

Cuando entregó al último perrito, aquel dueño le pudo dar menos de diez dólares porque estaba corto de dinero.

—La próxima vez te pagaré más. Lo siento mucho chico.

Jungkook le sonrió con amabilidad.

—No se preocupe por favor. Con esto es suficiente. Espero que su perrito se mejore pronto.

—Gracias. Que tengas lindo día.

Jungkook volvió a sonreír y bajó las escaleras para llegar al departamento de Taehyung. Se detuvo a contar su dinero.

Aquel día había conseguido 120 dólares por sacar a los perros y 40 por todas las compras.

Jungkook se quedó mirando toda la plata que tenia en las manos. Había conseguido solo 160 dólares en varias horas.

El menor siguió bajando para salir del edificio y con su dinero en mano recorrió unas calles cercanas y llegó hasta una tienda de flores. Empezó a mirar hasta que encontró unas flores que formaban un corazón.

Quiso comprarlas.

Y pudo hacerlo.

Por primera vez había podido comprar algo sin pensar en qué moriría de hambre luego.

Jungkook siguió recorriendo otras calles y llegó hasta una tienda que él conocía.

Se había robado varias cosas de ese lugar cuando era más pequeño. Y ahora podía entrar y comprar lo que quisiera. Era una tienda de segunda mano con todo tipo de artículos. Empezó a recorrer los angostos pasillos abarrotados de cosas y encontró ropa nueva a buen precio. Decidió probarse y le quedaba perfecta, algo grande pero lo hacía ver bonito.

Jungkook llegó a la caja y pagó por su ropa.

. . .

Cuando Jungkook llegó al departamento de Taehyung todavía faltaba una hora para que el mayor volviera del trabajo. Jimin estaba en el sillón, estudiando un poco los apuntes de su carrera.

Jungkook dejó las cosas que compró sobre la mesa y sacó su camisa de la bolsa. Fue a buscar una percha para colgarla. Era una camisa negra con puntos blancos, pequeños que parecía estrellas. Siempre la había visto en esa tienda y siempre la había querido.

No podía creer que ahora la tenia.

Jungkook volvió a sonreír y organizó las compras para el refrigerador: la mayoría eran postres.

— Oye, Jungkook — dijo de pronto Jimin. El mencionado se acercó para charlar con él.  —Espero que no seas cruel con Taehyung.

Jungkook se lo quedó viendo con una ceja alzada.

—¿Por qué sería cruel con él? No tengo motivos, y aunque los tuviera tampoco lo haría.

Era verdad: Taehyung estaba cambiando su vida para toda la eternidad. No le alcanzaba su propia vida para agradecerle.

Por eso había comprado unas simples flores en forma de corazón para el.

Jimin lo fulminó con la mirada.

— Supongo que todavía no te ha contado nada ¿mm?

— ¿Nada de qué?

Jimin se alzó de hombros.

— Solo te diré que Taehyung sufrió mucho. Quizás haya sufrido el doble de lo que yo he sufrido con Yoongi. Y no me refiero a daño físico, sino a algo peor: daño emocional.

—No soy una persona mala si es lo que intentas decirme.

Jimin negó con la cabeza.

— Solo te recomiendo que seas un poco más cariñoso con él. En el desayuno los estuve observando: las parejas deben demostrarse que se aman, y tu solo te quedaste ahí parado sin hacer nada.

Jungkook lo miraba sin hablar, así que Jimin continuó con su discurso.

—Tae siempre aparenta estar bien, que toda su vida es el orden y no el caos. Pero por dentro... por dentro es una catástrofe. Sé más lindo con él y regrésale en gran medida el amor que te está dando. Lo necesita y mucho.

— ¿por qué me dices todas estas cosas?

Jungkook debía mantener la mentira Tae no era su pareja, no tenía que preocuparse por eso.

—Porque no quiero que Taehyung vuelva a estar en la mierda como hace tres años. Se ha recuperado de lo que le sucedió, pero las heridas quedan en lo profundo.

—No sé de qué me hablas.

— Ni soy quien para contártelo. Supongo que Taehyung te lo contará cuando este listo para abandonar a su antiguo amor por completo y dar el paso definitivo, para siempre contigo.


The Homeless boy TK ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora