24. Me eres útil

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[_Sakura Uchiha_]

Al quedarme sola en esta casa tan grande me doy cuenta de que en realidad no tengo la menor idea de qué hacer.

Camino por el pasillo observando la entrada de la otra habitación y entonces viene a mí el recuerdo de la última mirada que me echó Sasuke antes de irse y un inesperado dolor vuelve a invadirme el pecho.

Al mirarme sólo hubo esa extraña... ¿decepción?

Nuestro matrimonio fue hace dos días... dos días en los que él puso una enorme distancia entre nosotros. Aún recuerdo ese momento, y la verdad es que fue más culpa mía que de él.

—Dos días atrás—

Caminar con este traje es un martirio. Nunca pensé que casarse fuese tan incómodo. Sasuke ha tirado de mi mano todo el camino y eso me obliga a caminar a su ritmo presuroso ¡cómo si él supiera lo incómodo de estos tacones! Y este vestido que no ayuda en nada... pero es hermoso.

El vestido es blanco, cubierto en el pecho y recogido hasta el cuello, sin embargo, me deja con la espalda expuesta por completo y desciende en una caía grácil —de falda poco pomposa— que se desliza hasta el piso con delicadeza.

La ceremonia fue sencilla, en realidad no teníamos a nadie a quien invitar; Suigetsu fue el testigo de nuestro compromiso delante del juez. Ahora nos encontramos subiendo las escaleras de su torre, Sasuke se detiene cuando llegamos al inicio de las escaleras que dan al pasillo y suelta mi mano.

—Nunca te he preguntado esto —susurra Sasuke un poco cohibido— pero, ¿dónde te gustaría vivir?

Me quedo pensando en que quizás tenga otras casas a lo largo del mundo, después de todo, es quien gobierna todas las aldeas ninjas. Al final decido responder—: No lo sé, ¿en Konoha?

Sasuke sonríe ante lo sencilla de mi respuesta.

—Entonces esta será tu casa —indica él—. Dime si quieres hacerle algún cambio al interior, ó, ¿cuál quieres que sea tu cuarto?

Todas esas palabras me dejan descolocada. ¿Por qué existe una individualidad en cada oración que pronuncian sus labios? Así que soy incapaz de no preguntarle con una nota necesitada en la voz—: ¿Y tú? —entonces intento arreglarlo colocando una postura desinteresada— Si vamos a vivir juntos en una casa que ya era tuya, creo que no me importará adaptarme a tus gustos —al decirlo sólo quise enfatizar la palabra «juntos», por lo que decido agregar—: Por ahora, claro. Quizás después decidamos qué elegir para nuestra casa.

Sasuke suspira.

—No estaré aquí la mayor parte del tiempo —me explica—. Siempre estoy viajando para controlar la situación. Así que elige tú con lo que te sientas cómoda.

Frunzo el ceño.

—Si no vas a estar... —susurro con un tono amenazante— Es posible que tampoco me quede para esperarte.

Queda en silencio.

—Déjate de tonterías, Sakura —dice al fin con tono brusco, un tanto exasperado.

En realidad, sí son tonterías ahora que he decidido quedarme.

No obstante, bajo la mirada aún con el ceño fruncido y de forma consecutiva siento la tristeza embargarme. Mi rostro se relaja de molestia, pero no de dolor. Me pregunto por qué incluso después de todo lo que hizo, cada palabra suya me puede hacer entristecer. No vuelvo a mirarlo, observar el piso de mármol quizá pueda hacerme controlar mi congoja.

Lo que nunca ocurrió.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora