26. Lágrimas

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            Sus lágrimas se confunden con el agua de la regadera que cae sobre su cabeza. Pero puede sentirlas, el ostensible calor que emanan las lágrimas calientes que recorren sus mejillas. Es la primera vez en tantos años que ha llorado, la primera vez desde que corrió dejando atrás el cuerpo de Shizune y se percató de toda la realidad; ni siquiera cuando observó los sepulcros de sus muertos Sakura lloró.

            Es insólito.

            Y duele, duele casi como si de verdad la hubiese roto. Ella nunca creyó que la primera vez doliera tanto, al menos ya ha parado de sangrar. Lo único que no se detienen son las lágrimas. Un nuevo sentimiento de decepción la embarga.

« ¿Qué hiciste?»

            Más allá, fuera del baño, en la habitación, está Sasuke sentado en el filo de la cama con las manos en su cara y los codos apoyados en las piernas.

« ¿Qué hice?»

            No puede dejar de pensar en todo lo que pasó la noche anterior. Los gritos de ella y las lágrimas que inundaron sus ojos. Y lo peor de todo es que ni siquiera se dio cuenta de inmediato. Sasuke se siente casi como si la hubiera abusado. Nunca le había pasado esto con ninguna mujer, nunca creyó que Sakura fuera virgen, todas las señales que había dado —cuando lo besó en su habitación y bajó la cremallera de su camisa procurando seducirlo para engañarlo, cuando se desnudó de forma tan segura y desinteresada— demostraron a sus ojos que ella tuvo sus experiencias. O eso creyó. Ahora está ahí, desvirgada brutalmente y encerrada en el baño desde hace aproximadamente una hora, y él sin saber qué hacer.

            Se levanta de la cama y al alzar la mirada observa la gran mancha de sangre que llena las sábanas del colchón. Él había escuchado que eso ocurría cuando una mujer pierde su virginidad pero no pensaba que fuera tanto así, quizás fue por la forma en que se dieron las cosas. Él suspira. En realidad nunca había estado con una mujer que fuera virgen y sinceramente a él también le dolió... al inicio estaba tan apretada.

            “Sus gritos fundiéndose en su conciencia con las ondas extensas del placer, también del placer de que ella gritase tan fuerte” Sólo que para ella en realidad no hubo ningún placer. Sasuke se aprieta el cabello entre las manos con tanta frustración. “— ¡Sasuke! ¡Sasuke! —sí, escuchar su nombre era incluso mejor que escucharla gritar, esa noche merecía que ella gimiera su nombre, merecía cada suspiro y cada grito, merecía la forma en la que ella acercaba su torso con las manos y clavaba las uñas en su espalda,  merecía aquel ardor en su piel y el anhelar de tantos años que al fin se estaba cumpliendo. Al escuchar su nombre escapar de sus labios Sasuke la tomó con aún más frenesí” El joven se muerde el labio lleno de la culpa de esos recuerdos “¡Sasuke! —gritó y su voz se quebró en mil pedazos como una pieza de vidrio, sus jadeos fueron aún más constantes llenos de una profundos gemidos que rompían el silencio de forma intermitente— Sa... Sasuke... Detente... —y en ese momento él abrió los ojos” Sasuke cierra los ojos y toma una gran inspiración para luego soltarla “Al verla se percató de la forma en que lloraba, de la forma en que la hacía sufrir, y de que en realidad, sus manos procuraban alejarlo”

            Sasuke agarra una toalla y la enreda en su cadera saliendo del cuarto. Justo cuando abre la puerta se encuentra de frente con Misako que con un plumero en mano procuraba no hacer ruido, los ojos de la chica miran a los de Sasuke y después sin poder evitarlo recorre la desnudez en su torso, desvía la mirada y se ruboriza.

            —Buenos días Sasuke-sama —dice la chica y comienza a marcharse—, con permiso.

            — ¡Espera! —la retiene Sasuke— Ayúdame en algo.

Lo que nunca ocurrió.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora