17. Culpa, pasión, oscuridad y deseo

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[_Sakura. Haruno_♠]

Cuando abro mis ojos las secuelas de lo ocurrido ayer me hacen sentir un fuerte cansancio y embotamiento. Lo último que recuerdo es haber golpeado a Sasuke y luego la tortura del bakugo arrasando con escozor mi cuerpo.

Sasuke... debió prenderme.

No entiendo su reacción, su abrazo... creí que iba a matarme pero aún sigo viva. ¿Será que hará un juicio? Eso sería un poco bizarro. Pero pensando más en el momento, me pregunto ¿dónde estoy? Miro a mi alrededor sin comprender ¿no debería estar en una cárcel? Es donde siempre terminan aquellos que son una amenaza para la revolución de Sasuke.

El lugar en el que me hallo parece ser una habitación, estoy acostada en una cama muy cómoda de limpias sábanas blancas, mi cabeza recostada de una almohada; miro además el entorno: las paredes son de un gris pálido y en un punto hay una pintura con el símbolo del clan Uchiha, después un largo espejo de cuerpo completo, a mi lado hay un closet y al echar una ligera ojeada de refilón veo en mi otro lado, el derecho, una gran ventana. Más cerca, a mi lado izquierdo, hay una pequeña mesa de noche con una bonita lámpara color azul que está apagada, veo en esa mesa una gaveta entreabierta que me permite ver la punta de algo filoso, ¿será una shuriken o un kunai? Da igual, lo que sea me ayudará.

Me siento en la cama incorporándome. Todo esto es demasiado extraño, este cuarto tiene un aire muy personal, incluso podría decir que es la habitación de Sasuke. Abro la gaveta observando varios objetos: un frasco de pastillas, un manojo de llaves y un kunai. ¿Será que la puerta está cerrada? La ventana es muy grande, podría escapar por ahí, sino probaré cada llave. Aún así, espera... ¿así de fácil? No lo creo...

Tomo el kunai entre mis dedos con la mano izquierda. Lo asgo por el mango estando la cuchilla hacia abajo. Un segundo después escucho —desde mi lado derecho— el leve siseo del aire siendo cortado con velocidad, ese sonido familiar de los filos punzantes siendo lanzados, eché por inercia la cabeza hacia detrás, pero al parecer a ese punto de mi cuerpo no iba dirigido precisamente.

El kunai que sostengo sale disparado al recibir una fuerte colisión de otro kunai que lo arrebata de mi mano y con presteza aquel kunai inoportuno se incrusta en la puerta del clóset conforme el kunai que yo tenía da vueltas en el filo del otro por el hueco de la circunferencia que se halla en su empuñadura. Volteo mi rostro con violencia hacia mi diestra y lo veo.

—No deberías esforzarte de más, te harás daño.

Dice con seriedad. Me indigna no haberme percatado de su presencia por la conmoción. Está parado en la ventana y debido a que se halla a contraluz al verlo siento como si todo él se levantara poderoso e invencible sobre mí, y esa expresión en sus ojos que ya no es inestable como antes, sino autoritaria y subyugante. Permanezco quieta y cauta ¿Qué fue lo que dijo? ¿Qué me haría más daño? ¿Esforzarme? A quien quiero hacer daño es a ti maldito... Por otro lado, la luz del día me indica que son las ocho de la mañana. Entonces significa que permanecí inconsciente por medio día y por toda la noche.

Sasuke prosigue hablando—: Por usar de aquella forma tan idiota tu chakra estás inconsciente desde ayer— ¿Cree que fue porque me quedé sin chakra? No tiene sentido, pero que crea eso me alivia—. Hice que un doctor te revisara y al principio todo apuntaba a que tenías una enfermedad del chakra —Esto va por mal camino, si me revisó un doctor...—, pero no es así. La razón por la que te desmayaste es porque, por algún motivo que desconoce, tu chakra ahora te hace daño.

¡Carajo! Lo averiguó todo...

Que sepa mi enorme punto débil me pone aún más en desventaja. Frunzo un poco el ceño y permanezco en silencio. Todo esto ocurrió porque duré dos días y medio muerta, Shizune no sabía hacer bien el jutsu de resucitación de Chiyo y cuando lo hizo, su chakra y el poco que quedaba del mío —casi extinto— se fusionaron en uno solo, no obstante predominó el de ella y entonces aquella amalgama extraña que habían hecho al unirse comenzó a rechazarla mi cuerpo.

Lo que nunca ocurrió.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora