Capítulo III

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Cassandra


El día de mi cumpleaños llega y el día parece ir en mi contra.

Las clases iniciaron con la profesora más gruñona de la facultad y la carrera, parece que no tiene buen sexo y eso le pone las hormonas de mal humor. Dicta procedimientos enfermeros como loca y sin respirar, mientras que señala la pantalla con el puntero el cual también a punta a nuestros rostros cada que hace una pregunta; es fastidiosa hasta un grado monumental y todos la odiamos y a la vez la amamos, ya que ese tipo de conductas suelen ser comunes en los hospitales.

Anoto todo cuan rápido puedo y Helen suelta un suspiro de alivio cuando el timbre suena y la profesora apaga la pantalla y guarda sus cosas, todos comienzan a salir apresurados como si el diablo les estuviera pisando los talones, corren hacia la salida y yo río cuando el chico de nuestro lado suelta una agradecimiento hacia el cielo.

— ¡Vaya maldición! — Helen soba su cuello con una mano cuando salimos de nuestras butacas y caminamos hacia el pasillo para salir del gran salón.

— Parece que cada día amanece más de malas — comento en tono de burla, pasamos por el marco de la puerta y salimos hacia los pasillos del edificio con arquitectura barroca.

— Pobre de su esposo, debe pasar un infierno cuando se la quiere coger.

— ¿Está casada? — su confesión me sorprende y causa una gran impresión en mí — Creí que no recibía amor y por eso se la vivía de malas.

— Está casada con el profesor más sexi y buenorro que puedas imaginar, da clases en la facultad de arte y créeme que, si yo fuera estudiante de ahí, le pediría me dejara plasmar su cuerpo desnudo en un lienzo y de paso dejarme probar de su arte masculina — guiña un ojo y realiza ese movimiento con las cejas, cosa que solo puede indicar las cosas pervertidas que pasan por su mente.

— Eres una homonatica mujer, pobre de Anton.

— ¿Pobre?, afortunado, querida, afortunado. Sí fuera como las otras chicas él viviría buscando sexo en otras vaginas, cosa que conmigo nunca le faltara — empuja su cabello hacia atrás, a la vez que ambas reímos por su comentario. — Hablando de sexo.

— No estábamos hablando exactamente de sexo.

— Lo hacemos — niego con la cabeza y ella finge sorpresa — Dime... ¿Qué planes tienen hoy el ojiazul sexi de tu novio y tú?

— Chase, se llama Chase y aún no lo sé, seguramente cenaremos con mi padre y después haremos algo juntos — le recuerdo el nombre de mi novio e ignoro el hecho de que aún le siga gustando mi novio — Algo seguro es que me compro un regalo, así que ...

— Tienes que enviarme una foto de ese regalo, no importa si son bragas o un conjunto intimo sensual, incluso si es algún objeto de juego fetichista sexual — ruego los ojos y me reprocho mentalmente el haberle contado de la vez que Chase ato mis muñecas con mi mascada.

— Por última vez, Helen. Chase no es ningún sadomasoquista, ni dominador, ni nada de eso, sólo le gusta jugar con dar tentaciones y además él sabe lo mucho que me gusta el que me provoquen, así que sólo ha sido eso. — palmea mi espalda y sonríe.

— Ajá, lo que digas amiga. Sí algún día Anton me deja, me asegurare de seguirte a Londres y buscarme a alguien como Chase; ese aire de tentador y chico sensual en la cama se me antoja.

Saved Souls [ Souls #2 ]✓ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora