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La tensión era palpable en el aire mientras Remus corría por los pasillos de Hogwarts, el pequeño cuerpo inconsciente de Harry en sus brazos. A pesar de ser un adulto, un profesor con experiencia y alguien acostumbrado a la presión, su mente no dejaba de bombardearlo con preocupaciones.

"¿Qué le ha pasado? ¿Por qué se ha descontrolado de esta manera?", pensó, mientras su corazón latía con fuerza en su pecho. "Debe estar bien...", se repitió, pero la voz que pensaba tener controlada sonaba más como una súplica que como una afirmación. ¿Cómo podía estar seguro de que Harry estaría bien? Había algo en la escena, en la forma en que su magia había explotado, que no le dejaba tranquilo. "Esto no es normal."

El pasillo estaba lleno de alumnos desmayados, pero Remus no prestó atención a ellos. Se concentró únicamente en el chico que sostenía, en el chico que había llegado a significar tanto para él. Harry. El joven al que había jurado proteger, al que había llegado a ver como un hijo.

Cuando llegó a la enfermería, sintió un leve alivio al ver que Madame Pomfrey estaba lista para atenderlo. La enfermera lo colocó en una camilla mientras Remus explicaba con voz tensa lo ocurrido.

— ¿Qué ha pasado, Remus? —le preguntó Pomfrey, sus ojos llenos de preocupación al ver a Harry tan pálido, tan vulnerable.

— No lo sé. Su magia... simplemente explotó. Desmayó a varios de los alumnos de Gryffindor sin querer, pero no sé qué lo desencadenó. — Remus suspiró, frustrado, frotándose la cara con una mano. — ¿Por qué? — se preguntó. Harry había estado bien esta mañana, tan normal como siempre. — ¿Qué pudo haberlo alterado así?

Madame Pomfrey lo examinó rápidamente, pero no encontró nada físicamente grave. Sin embargo, la fatiga mágica de Harry era evidente. Su magia había quedado completamente agotada, como si hubiera estado bajo una presión insostenible.

— Está agotado, pero no hay lesiones graves. Lo que más le ha afectado ha sido la sobrecarga de su propia magia. — Pomfrey afirmó mientras preparaba una poción calmante. — Va a necesitar descanso, Remus. Asegúrate de que descanse y recupere fuerzas.

Remus asintió, su preocupación no se disipó. A pesar de las palabras tranquilizadoras de Pomfrey, él sabía que había algo más. Algo que no podía entender.

El director Dumbledore y varios profesores llegaron poco después para ayudar a los estudiantes desmayados, pero Remus seguía allí, al lado de Harry, observando su rostro pálido y las pequeñas señales de agitación que aún quedaban en su cuerpo. No podía evitar preguntarse:

¿Qué ha provocado esto? ¿Por qué está cambiando tan rápido?

La situación era mucho más complicada de lo que había previsto. Había algo que no encajaba. Sabía que algo dentro de Harry estaba cambiando, algo que Remus no entendía completamente. Su lamento interior era profundo.

"Harry no está listo para esto."

El pensamiento le quemó la mente. No solo se trataba de la magia desbordada, sino de la extraña sensación de que Harry, como si de un omega se tratara, estaba desarrollando instintos que aún no era capaz de controlar.

Aunque Remus no lo admitía abiertamente, su relación con Sirius Black y los padres de Harry siempre había sido un tema de conflicto no resuelto. Remus había sido amigo de James Potter y Sirius, durante su tiempo en Hogwarts, y cuando Lily Evans fue incluida en su círculo cercano, no hubo nada que los separara. Eran una familia para él.

Pero entonces vino la muerte de los Potter. Y aunque Remus no había sido testigo directo de lo que ocurrió esa noche, el dolor de la traición caló en sus huesos.

¿Cómo pudo suceder esto?

La imagen de Sirius convertido en un fugitivo, acusado de haber traicionado a sus mejores amigos, lo había perseguido durante años. Sabía que había algo que no cuadraba, pero la sensación de dolor y de pérdida era demasiado grande.

Era su amigo, el hombre al que había querido como a un hermano, pero también era el padrino de Harry. Había algo que lo atormentaba:

"Sirius no podría haber hecho eso... jamás."

Remus lo sabía en su corazón, pero la duda aún seguía presente, como una espina que no lograba arrancar.

Y ahora... con Harry allí, con su magia desbordada, Remus no podía dejar de sentirse culpable.

"¿Y si todo esto es culpa mía?", pensó, pero rápidamente desechó la idea. No podía culparse por lo que Harry estaba viviendo. No podía hacerle a Harry lo mismo que hicieron sus propios padres: dejarlo solo, dejarlo enfrentar su destino sin orientación. Tenía que ayudarle, pero el camino hacia su entendimiento parecía cada vez más complicado.

Una vez Madame Pomfrey comenzó a atender a los otros estudiantes, Dumbledore se acercó a Remus, con la misma mirada compasiva, pero seria que siempre solía tener.

— Remus, ¿qué ocurrió con Harry? ¿Qué lo provocó?

— No lo sé. — Remus respiró hondo, sintiendo cómo la frustración se apoderaba de su pecho. — Lo único que sé es que algo lo alteró, algo que probablemente ni él entiende. No sé qué fue lo que lo desbordó.

El director permaneció en silencio por un momento, pero Remus no pudo soportar la mirada de Dumbledore. Sabía que el anciano lo observaba con ese conocimiento profundo, como si entendiera todo, sin necesidad de decir nada. Sin embargo, para Remus, el dolor de los recuerdos y las dudas sobre Sirius lo mantenían en un estado de confusión constante.

¿Sirius lo haría? ¿Realmente podría ser el mismo hombre que lo amaba como a un hermano?

En ese momento, un alumno se acercó apresuradamente a Remus, con el rostro preocupado.

— Profesor, ¿está Harry bien? — era Ron, su voz llena de ansiedad. A Remus no le pasó desapercibido que el joven Gryffindor no dejaba de mirar a Harry, visiblemente preocupado.

— Sí, Ron. Solo necesita descansar un poco. — Remus lo miró con tristeza. Había algo más que Ron no entendía, algo que ni siquiera Remus podía explicarle. Algo que estaba más allá de cualquier hechizo.

El incidente con Draco Malfoy había sido la chispa que encendió la explosión de magia en Harry. Draco, sin saber el daño que causaba, había mencionado una vez más a Sirius Black y a los rumores que se habían difundido, los rumores sobre que "Sirius está buscando a Harry para matarlo, igual que hizo con los padres de Harry." Esas palabras fueron como una bomba para Harry, quien ya arrastraba un peso emocional mucho mayor del que cualquier adolescente debería soportar.

La tensión creció en su cuerpo, y sin querer, su magia salió disparada, golpeando a todos los que estaban cerca. Harry había sido incapaz de controlar la ira y el miedo que esas palabras despertaron en él. Las mismas palabras que Remus, con un dolor callado, trataba de apartar de su mente.

Remus sabía que Harry no lo sabía, pero estaba creando algo nuevo en él. Algo que no era solo magia.

"¿Cómo haré para explicarle lo que está pasando? ¿Cómo puedo ayudarlo a comprender algo que aún no entiendo yo mismo?"

Y lo peor de todo era que no podía detener el avance de lo que estaba sucediendo. La manada de Harry estaba tomando forma, sin que él ni siquiera lo supiera. En su interior, el Alfa que había sido una vez no podía evitar sentir una necesidad de protegerlo, pero también una terrible sensación de que el joven Gryffindor no estaba preparado para los peligros que se avecinaban. "No está listo para esto..." se repitió Remus, mientras observaba a Harry dormir profundamente, su rostro aún marcado por la tensión y el agotamiento de esa noche. "¿Cómo voy a guiarlo a través de todo esto?", pensó con desesperación.

Luna Llena [HP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora