Si hay algún error por favor avisarme que mi beta está de vacaciones y no puede revisar mis novelas. Lo apreciaría inmensamente.
Me robaron mi celular y el nuevo que tengo ahora parece tener un muy deficiente autocorrector.۞𓂀 ᕼ.ᒍ.ᑭ. // ᖇ.ᒍ.ᒪ. 𓂀۞
El viento soplaba con fuerza, susurrando a través de la oscuridad, mientras el cielo, carente de la luz de la luna, se extendía en sombras profundas. Las estrellas, dispersas como diminutas joyas, apenas ofrecían su resplandor, haciendo que el paisaje a su alrededor pareciera aún más oscuro, más extraño.
Harry no entendía por qué se encontraba en ese lugar, ni cómo había llegado allí. No podía recordar lo que había sucedido, y no sabía adónde debía ir. La sensación de desorientación era abrumadora.
De repente, a lo lejos, una luz carmesí brilló, iluminando un punto en medio de la oscuridad. Sin pensarlo, se sintió atraído hacia ella, como si algo lo guiara. Frente a él, apareció un bosque, pero no uno cualquiera. Los árboles, altos y desnudos, se alzaban como sombras marchitas, y el suelo, cubierto de hierba verde, contrastaba con el ambiente sombrío. Algunas flores blancas, solitarias, se esparcían por doquier, iluminando tenuemente el camino.
Harry se percató de que vestía ropa sencilla y delgada, pero el frío no le afectaba. Sus pies descalzos, desnudos sobre la tierra, sentían la textura suave y fresca del pasto, que le provocaba una sensación extraña, como si se le hiciera cosquillas entre los dedos.
Movido por la curiosidad, comenzó a caminar cautelosamente, siguiendo la luz carmesí que lo guiaba a través de un estrecho sendero. El viento parecía calmarse a medida que avanzaba, y aunque la soledad y la desorientación lo invadían, algo dentro de él le decía que no tenía nada que temer.
Sentía una presencia observándolo, como si alguien estuviera siguiéndolo desde las sombras, dándole una extraña sensación de ansiedad, pero no se detuvo.
Poco después, alcanzó una corriente de agua. El sonido del agua fluyendo le dio esperanza, así que, sin dudar, corrió hacia él, sorteando las rocas cubiertas de musgo. A medida que avanzaba, el bosque comenzó a transformarse. Los árboles parecían más vivos, más frondosos, y la luz roja que antes lo rodeaba ahora se intensificaba, iluminando el sendero a pesar de la densidad del follaje.
El lugar que había sido sombrío y tétrico ahora se había convertido en un paraíso. ¿A dónde iba? No lo sabía con certeza. ¿Por qué estaba allí? Tampoco lo comprendía, pero decidió seguir adelante, como si algo dentro de él lo impulsara.
En el camino, entre unos arbustos, algo se movió. Harry detuvo su paso, tenso, con el corazón acelerado. ¿Sería peligroso? ¿Un animal o algo peor? No lo sabía, pero decidió esperar. De entre la maleza, apareció un imponente ciervo joven, un majestuoso venado que caminaba con curiosidad.
Sus grandes ojos oscuros lo observaban con intensidad, y su cuerpo musculoso se movía con gracia. La luz se reflejaba en sus astas, mientras sus orejas se mantenían alerta. El ciervo acercó su hocico hacia él, olfateando el aire, como si lo conociera. Sin pensarlo, Harry acarició su cabeza, cubriendo con la palma su suave pelaje pardo, y observó las astas que se alzaban con majestuosidad. El animal, con un gesto tranquilo, le permitió acercarse más.
La luz a su alrededor cambió, transformándose de un rojo carmesí a un intenso azul, el color de la luna llena que ahora brillaba con fuerza en el cielo. Las estrellas, antes débiles, comenzaron a formar patrones en el cielo. Algo más se revelaba allí, algo misterioso, pero aún Harry no lo comprendía.
El ciervo lo guió, avanzando con pasos firmes mientras el olor de los lirios blancos, que crecían a lo largo del camino, llenaba el aire. Las flores parecían atraídas por el animal, que las tocaba con delicadeza, evitando dañarlas con sus grandes astas. La visión de esta escena, de ese hermoso ser tan tierno y majestuoso, llenó a Harry de una cálida sensación en su pecho.
"Es él," pensó, sin poder identificar del todo por qué, pero sintiendo que no estaba solo, que alguien lo acompañaba.
El ciervo, al igual que el entorno que lo rodeaba, parecía envolverse en una atmósfera protectora. Su presencia era tan fuerte como un abrazo invisible, como una promesa de que, por un breve momento, no estaba solo. El animal lo guió por el bosque, pero su caminar se hizo más lento a medida que Harry sentía que una nueva sensación tomaba forma en su interior. El cansancio empezaba a superar sus fuerzas. Sus pies descalzos se lastimaban con las piedras del camino, y el frío calaba sus huesos.
El ciervo, al percatarse de su fatiga, se acercó a él con una mirada llena de comprensión. Con un gesto suave, apoyó su hocico sobre el rostro de Harry, lamiéndole la cara con ternura. La acción fue un consuelo inesperado, un bálsamo para el dolor que Harry ni siquiera sabía que sentía. La calidez de ese acto hizo que su corazón se suavizara, y una sonrisa, a pesar del agotamiento, surgió en sus labios.
— Gracias — susurró, sin saber si el ciervo podía entenderlo, pero sintiendo que, de alguna manera, lo hacía.
El ciervo se agachó entonces, permitiendo que Harry descansara apoyado en su cálido vientre. Fue un momento de pura calma, un respiro entre tantas preguntas y ansiedades. El joven sintió que podía, por fin, relajarse en los brazos invisibles de quienes lo habían amado.
Pasaron algunos momentos antes de que Harry, con renovada energía, decidiera continuar. El ciervo, que había permanecido a su lado con paciencia, se levantó y comenzó a caminar hacia adelante. Harry lo siguió, ahora con la certeza de que estaba listo para continuar. El ciervo se detuvo y volvió su mirada hacia él.
"Es momento de seguir mi propio camino," pensó Harry, comprendiendo que esa despedida era necesaria, aunque dolorosa.
Se despidió del ciervo, abrazándolo con gratitud, y el animal le lamió una última vez, borrando las lágrimas que Harry no sabía que estaban cayendo. El ciervo se alejó, guiado por el sendero de lirios, mientras Harry se adentraba en un nuevo camino.
En ese instante, la luna llena iluminó su camino, y una poderosa transformación comenzó a ocurrir. Con un destello de luz, Harry sintió cómo su cuerpo se alargaba, cómo su forma se tornaba más ágil y animal. Las patas traseras se impulsaron, y un lobo de pelaje negro, joven y vigoroso, apareció en su lugar.
No miró atrás, pues su destino lo llamaba hacia adelante. Pero algo en su interior lo instó a detenerse, y cuando lo hizo, una presencia cálida y amorosa se materializó ante él.
De entre los árboles, dos figuras surgieron, mirándolo con los ojos llenos de amor y orgullo. Eran sus padres, James y Lily Potter. Su madre, con el cabello rojo y ondulado, y su padre, con una sonrisa que transmitía todo el amor que le tenía. Ambos lo observaban con una mirada soñadora y llena de esperanza.
James, con sus ojos brillantes de orgullo, puso una mano en el hombro de Lily, y juntos miraban cómo su hijo se convertía en lo que estaba destinado a ser. No era solo un niño vulnerable, sino alguien fuerte, capaz de enfrentar todo lo que viniera. Lily, con lágrimas que brillaban en sus ojos, sonrió de manera serena, como si supiera que todo estaría bien.
"Sé que crecerás fuerte, Harry," susurró Lily en un susurro que resonó en su corazón, "Y serás feliz. Siempre recordarás lo que somos, y nos llevarás en tu corazón."
James asintió, añadiendo en voz baja: "Y cuando mires atrás, siempre lo haremos con orgullo. Tienes todo nuestro amor."
Con una última sonrisa, los dos se desvanecieron lentamente en la brisa, dejando a Harry con un sentimiento de paz y fortaleza en su corazón. Con el pecho lleno de su amor y sus bendiciones, Harry continuó su carrera hacia el futuro, listo para enfrentarse a todo lo que el destino tenía preparado para él.
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Su cuerpo temblando, su respiración acelerada. El aire parecía no llegar a sus pulmones, y la oscuridad que lo rodeaba le causaba una sensación de ahogo. Intentó llamar a Madam Pomfrey, pero sus labios no emitían sonido. Su visión se desvanecía, y la conciencia se le escapaba lentamente, pero algo dentro de él no quería rendirse.
"Harry... todavía... tienes que volver," pensó con desesperación.
Con un esfuerzo final, extendió su brazo hacia algo cercano, intentando hacer ruido, pero antes de que pudiera siquiera tocar algo, su cuerpo se derrumbó, cayendo junto al de Harry, envuelto en una espesa cortina de humo negro.

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Luna Llena [HP]
WerewolfLas callosas manos del hombre masajeaban sus adoloridos músculos después de pasar su primera noche como una criatura oscura. A pesar del miedo que sintió por el probable rechazo que sentirían sus amigos y la única familia que le quedaba, ahora podía...