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Sirius estaba preocupado y molesto consigo mismo. No pudo proteger a su mejor amigo James de morir junto a su esposa a manos de Voldemort, por la traición de uno de sus amigos. Tampoco pudo criar a Harry como le había prometido a James desde que lo convirtió en su padrino. Y ahora, no podía hacer nada para evitar que Remus infectara a Harry y lo convirtiera en hombre lobo. A él no le molestaba que fuera uno, pero no quería que sus seres queridos sufrieran más de lo que ya lo hacían. Conociendo a Remus, él se estaría culpando y destruyendo por el "monstruo" que creía ser, y a su ahijado lo condenaba a sufrir todas las noches de luna llena con la transformación a hombre lobo. Ni hablar del posible rechazo de la sociedad mágica.

La pelea con Lunático lo había dejado destrozado. Cuando escuchó pasos a lo lejos, provenientes de personas de Hogwarts buscando a Remus, se arrastró lo más rápido que pudo hasta la Casa de los Gritos. No debió haberse presentado ante él esa noche de luna llena. Todo era su culpa.

¡No! Todo esto era por la culpa de esa rata traicionera de Peter Pettigrew.

Un sonido familiar y mullido se escuchó en la destartalada casa. El viejo gato peludo venía arrastrando con su boca algo grande. Parecía ser una tela larga de alguna prenda que necesitaba para combatir el frío de las noches.

Se reincorporó del piso y se sentó en la cama. Necesitaba con urgencia una ducha y algo de comida, sus tripas dolían por la falta de alimento. Agarró la tela del suelo y la estiró en el aire. Era un sobretodo delgado y en buen estado, además de una varita de algún extraño y un poco de comida. Acarició como agradecimiento a la pequeña pero inteligente mascota y se despidió.

Miró a su alrededor, todos los muebles estaban empolvados y hasta rotos por todo lo que había sucedido cuando él era estudiante en Hogwarts, un orgulloso Gryffindor.

Sonrió con nostalgia y tristeza por sus recuerdos. Podía jurar que escuchaba las voces de James y Remus discutiendo sobre quedarse juntos en las noches de luna llena, y las risas caninas o sus ladridos y gruñidos cuando jugaban transformados. Eran tiempos hermosos que no volverían a suceder por su incompetencia. Su madre tenía razón, era un bueno para nada, el principal culpable de la perdición de su familia. Los Black eran personas con las que compartía sangre, pero los Merodeadores eran su verdadera familia, a quienes juró proteger con todo su ser... y a quienes había fallado.

Lloró de impotencia y rabia. Juró que encontraría a Peter, lo acusaría y, si era necesario, esta vez lo mataría con sus propias manos. Para un sangre pura como él, la familia era lo primero, y demostraría hasta dónde podía llegar para salvarla y recuperarla. Pondría en práctica lo que le había enseñado su padre, como su heredero. Fabricaría un plan para cumplir su promesa.

Con determinación renovada, se abrigó con lo que el viejo gato le había traído de uno de los amigos de su ahijado.

Utilizando su lado Slytherin renegado, reconstruiría su manada.

Ahora sabrían por qué debían tener cuidado con un Black sucumbido por la locura. Agarró la varita y practicó hechizos que podría necesitar.

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Severus Snape era un maestro en la oclumancia y la legilimancia, poseía total control sobre sus emociones y sus recuerdos. Pero no pudo evitar los sentimientos que tuvo al encontrarse con el cuerpo ensangrentado del insufrible mocoso Potter, tendido debajo del lobo inconsciente.

Los recuerdos de las fauces del lobo, y cómo fue impedido por James Potter convertido en ciervo, fueron demasiado para él, al punto que terminó vomitando detrás de un árbol antes de llamar a los demás por ayuda.

Luna Llena [HP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora