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-Últimamente cada vez que vengo de visita nunca te encuentras Poseidón- el menor de los hermanos miraba casi divertido a su hermano mayor, queriendo hallar una explicación  para su ausencia

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-Últimamente cada vez que vengo de visita nunca te encuentras Poseidón- el menor de los hermanos miraba casi divertido a su hermano mayor, queriendo hallar una explicación  para su ausencia.

Poseidón se rehusó a responder y simplemente pasó de él. Se encontraba absorto en sus pensamientos, recordando a  aquella humana y como desde su primer encuentroél  nunca quiso arrebatarle la vida.

En su cabeza se hizo presente aquel espectáculo nocturno que pudo presenciar junto a ella. Recapituló el momento en donde la femenina, tan sincera y transparente le detalló cada cosa que veneraba del Océano. Eso, de cierta forma le generó un extraño pero gratificante sentimiento de placidez interior.

-¿No me has prestado atención en ningún momento, verdad?-Lla voz de Zeus arrasó como un Tsunami todo pensamiento que surcaraba su mente.

-Todo ese parloteo que te montaste solo significa una cosa, que asista al consejo- su tono indiferente resonó en el salón, Zeus simplemente lo observó aguardando una respuesta -No iré, aún faltan meses para la junta que determina el destino de la himanidad. Esta asamblea previa no son más que tonterías- descontento por la situación, Poseidón se retiró con del gran salón de su castillo.

Dispuesto a buscar a esa humana.

El clima extrañamente era frío ese día, Grecia del norte sufría de invierno suaves pero lluviosos y veranos muy calurosos

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El clima extrañamente era frío ese día, Grecia del norte sufría de invierno suaves pero lluviosos y veranos muy calurosos. Laisha siempre estuvo acostumbrada a la brisa veraniega, más, nunca al  frío. Incluso cuando este circundaba con suavidad, ella no lograba acoplarse.

-Madre, iré a el templo para llevar algunas ofrendas- dió aviso, protegiéndose del viento con una capa de color gris perla.

Airlia observó a su hija con mezcolanza, estas semanas había notado como Laisha visitaba todos los días sin faltas ese modesto templo. Su esposo lo había construido en honor al dios con el objetivo de que suavizara  las mareas para que así su marido lograra mantenerse sano y salvo hasta su regreso.

Melancólicos recuerdos inundaron como agua su mente al pensar en dicho fallecido. Ese templo y alguna que otra cosa era lo que quedaba como memoria a su marido.

-¿Madre?, ¿está todo bien?- Laisha le dirigió una  preocupada mirada, definitivamente lapérdida  de su padre había hecho un gran revuelo en ella y no era para menos. También lo echaba de menos, pero debía mantenerse fuerte por ambas.

Los encuentros que había tenido con Poseidón esos días de angustia lograban que su ánimo subiera un poco. A pesar de la actitud soberbia que el dios portaba, ambos disfrutaban de alguna manera, la compañía del otro.

-Todo está bien, ve con cuidado- la tranquilzió Airlia luego de escapar de aquellas memorias tan significativas, pero dolorosas al mismo tiempo.

Laisha sonrió y tomando su típica canasta, salió de la pequeña y humilde casa en donde había crecido.

Laisha sonrió y tomando su típica canasta, salió de la pequeña y humilde casa en donde había crecido

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Poseidón se mantenía de pie, sujetando su tridente con su mano derecha. Sus celestinos ojos puestos en el templo que normalmente frecuentaba. Captó una presencia familiar  detrás de él, pero eso no  fue suficiente para hacerlo voltear; sabiendo de quien se trataba.

-Pensé que no vendrías- la dócil voz de Laisja fluyó por los oídos de Poseidón, concediéndole un efecto reconfortante que logró disimular muy bien.

Notó como Laisha se colocaba a su lado, fugazmente la observó de reojos y colocándose frente a ella, obstruyéndole la vista hacia el templo, extendió su mano libre dejando a la vista un libro.

-Traje..esto para tí- frunció levemente el ceño, por su cabeza pasó rápidamente la idea de que tal vez un libro ayudaría a sacar tema sobre algo que ambos disfrutaran.

Las mejillas de Laisha adquirieron un tono rojizo bastante notable por su pálida piel. No se esperaba tal gesto por parte del Tirano de los Mares.

Ligeramente abrió su boca en un intento de decir algo, Poseidón al percatarse de tal actitud, encaró jna ceja ciertamente desconcertado.

-Yo..verás- hizo una pausa jugando tímidamente con sus dedos. No encontraba la manera de expresarse -no se leer- canizbaja, la pena tomó dominio de su cuerpo, buscando distraerse desesperadamente con la arena bajo sus pies -.i madre es analfabeta, mi padre también lo fue y jamás aprendí- explicó temblorosa.

Poseidón no se sorprendió por dichas palabras, conocía perfectamente la situación de los mortales y no todos tenían la fortuna de tener una educación decente.

-No me queda más remedio que enseñarte- sus propias palabras lo dejaron en un estado de estupor. En su vida había ayudado a alguien, ¿qué pasaba con él?.

La pelinegra se exaltó por lo oído, y boquiabierta lo miró con notable asombro. Definitivamente no se esperaba algo como eso.

-No tienes que hacerlo, de verdad no me gustaría causarte mol..- sus palabras fueron abruptamente cortadas por el contrario, quien había tomado asiento sobre  la arena.

Con sus ojos cerrados y una postura perfecta, hizo un ademán con su mano para que la femenina se acercara.

-¿Te quedarás ahí de píe?- le cuestionó fríamente.

Una media sonrisa se pintó en los labios de Laisha. Ese día, entre lecciones se deleitaron al escuchar las olas acariciar los límites de la tierra.

ᴏᴄᴇᴀɴ 《ᴘᴏꜱᴇɪᴅóɴ》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora