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La melodía que la azabache entonaba en aquel balcón calmaba toda la furia que alguna vez Poseidón portó

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La melodía que la azabache entonaba en aquel balcón calmaba toda la furia que alguna vez Poseidón portó. Cerró los ojos sumergiéndose en una paz indescriptible, instintivamente comenzó a silbar acompañando a Laisha en ese espectáculo musical.

Ella sonrío satisfecha, pues Poseidón solo había estado sumido en la ira durante estos días, frente a ella no lo demostraba pero mediante Laisha recorría los bastos corredores de aquel palacio, podía oír su molestia desencadenarse varias veces.

-Me alegro de haber podido ayudarte- Una vez dejó de cantar ella lo observó dulcemente.

Poseidón no hizo más que desviar la mirada, le costaba admitir que ella lograba dejarlo en un estado de parsimonia absoluta.

-Ya casi te recuperas, pronto podrás regresar junto a tu madre- Cambió el tema antes de que fuera tarde.

Laisha asintió no muy animada, estos días viviendo junto a el habían sido los mejores en su opinión.

-Supongo que si..- Volteó su mirada en otra dirección y ese gesto no fue desapercibido ante el rubio.

-Afrodita no volverá a molestarte, puedes estar tranquila- Se acercó a ella sentándose a su lado en aquel pequeño banco.

Laisha nuevamente asintió sin observarlo, tomó aire dispuesta a expresar lo que sentía.

-¿Que pasará luego de esto?- Fijó sus ojos sobre los de la divinidad, el mencionado arqueó una ceja claramente confundido.

-Ya no viviré cerca de la costa, ahora estaré en un lugar mucho más alejado- Hizo una pausa, pues su voz se apagaba poco a poco.- Ya no te veré tan segui....- Sus palabras fueron interrumpidas por una inesperada acción de Poseidón.

Este le había colocado en el cuello un collar el cual portaba una perla.
Dicho gesto dejó una notoria confusión en ella.

-Esa perla es especial pues tiene el poder de comunicarse conmigo.- Explicó este con un rostro totalmente imperturbable -Cuando me necesites solo sujetala entre tus manos y di mi nombre, yo acudiré ante tu llamado- Una casi invisible sonrisa fue formándose en los labios del rubio.

Laisha lo observó con un peculiar brillo en sus ojos y luego llevó su mirada hacia el collar que portaba en su cuello.

-Has hecho mucho por mi, jamás sabré como agradecertelo- Sonrió, sin duda conocerlo fue lo mejor que tal vez le hubiera sucedido en toda su vida.

Sus miradas chocaron entre sí, sin embargo ninguno de los dos tenía idea de que una amenaza mayor que la de Afrodita los estaba acechando.

La femenina se inclinó hacia el y con suavidad ejerció un casto beso sobre la mejilla del dios, este no pudo evitar recordar el primero que el recibió por parte de ella.

De repente sintió una extraña sensación apoderarse de sus mejillas, llevó una de sus manos a la mencionada. Estaba caliente.

¿Acaso el..?

ᴏᴄᴇᴀɴ 《ᴘᴏꜱᴇɪᴅóɴ》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora