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Conforme pasaban los meses, los síntomas aumentaban para Laisha tanto así que en una ocasión llegó a tener una fiebre muy severa que por suerte logró superar

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Conforme pasaban los meses, los síntomas aumentaban para Laisha tanto así que en una ocasión llegó a tener una fiebre muy severa que por suerte logró superar.

Por las noches ella residía junto a Poseidón y este siempre se encargaba de cuidarla, sin importar que.

-¿Donde esta mi futuro sobrino?- Hades se presentó a través de aquellas puertas, luego de haberse enterado de la noticia visitaba seguido el palacio de su hermano menor.

El tener un sobrino o sobrina por parte de el dios que menos esperaba, lo contentaba de cierta forma

-No es un niño, es una niña- Afirmó Poseidón con convicción y a su vez fruncía el ceño al presenciar como el azabache acariciaba el ya abultado vientre de su humana.

-¿Como estas tan seguro? apuesto a que es un niño- Hades sonrío, molestar a el menor de vez en cuando era algo que le gustaba -Laisha, ¿crees que salga igual de gruñón que el?- El tridente del rubio fue lanzado en dirección a el dios del Inframundo en el momento que este se alejó de la chica.

Por supuesto que el mayor esquivó el ataque.

-No te acerques a ella- El oji azul caminó hasta Laisha apegandola delicadamente contra su pecho.

La azabache sonrío por tal actitud, sus manos permanecían sobre su abdomen.

El Dios de los mares había tomado una actitud muy sobreprotectora hacia ella.

Hasta el momento todo seguía tranquilo para el y eso logró calmarlo en varios aspectos, sin embargo no había que bajar la guardia.

Estaba formando su propia familia y estaría dispuesto a entregar su vida con tal de mantenerlos a salvo.

-¿Te encuentras bien?- Poseidón extendió sus brazos atrapando en el proceso a Laisha, un fuerte mareo en ella causó que perdiera su sentido del equilibrio

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-¿Te encuentras bien?- Poseidón extendió sus brazos atrapando en el proceso a Laisha, un fuerte mareo en ella causó que perdiera su sentido del equilibrio.

La femenina asintió mientras una calida sonrisa se daba a conocer en sus labios.

-Solo es un mareo, no te preocupes- Se sentó sobre la cama tratando de recobrar su antiguo estado, sin duda habían sido meses difíciles -Falta sólo un mes para poder tener a este pequeño o pequeña en brazos- Su dulce voz sacó logró sacarle una ligera sonrisa a Poseidón.

Este asintió acariciando la zona, sintiéndo como aquél pequeño ejercía leves pataditas.

-Es una niña, yo lo se- Una risa ante lo dicho se escapó de Laisha, sin duda Poseidón estaba muy convencido de que su bebé sería una niña.

-Sin duda será una hermosa niña-Le dedicó una sonrisa a el contrario y este asintió.

Aquellos celestinos ojos que una vez carecían de cualquier emoción o interés, en ese momento portaban un brillo sin igual.

Aquellos celestinos ojos que una vez carecían de cualquier emoción o interés, en ese momento portaban un brillo sin igual

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-¡Vayan por más agua!- Gritos de dolor era lo único que se escuchaba en aquella habitación llena de sirvientas.

Laisha había entrado en labor de parto en un momento inesperado, una hora entera pasó volando y la azabache aún continuaba luchando contra ese doloroso e interminable momento.

-Todo saldrá bien hija, recuerda lo que te enseñé- Airlia se situaba junto a su hija ayudando en todo lo posible, la fiebre en la futura madre aumentó mediante el parto seguía en proceso.

Laisha asintió con su rostro cubierto de sudor y su cabello negro totalmente desarreglado. Era una sensación horrorosa, cuestión de tiempo era lo que se necesitaba para que su cuerpo no soportara más la labor, pero no se rendiría así de fácil.

 Era una sensación horrorosa, cuestión de tiempo era lo que se necesitaba para que su cuerpo no soportara más la labor, pero no se rendiría así de fácil

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-Es una niña, señorita- Una de las mujeres encargada de recibir a el bebe sonrío en dirección hacia Laisha, quien yacía agotada sobre su cama.

Sonrío por la noticia, recordando a Poseidón. El rubio no tenía ni idea de la sorpresa que le esperaba.

Aquella mujer le entregó con delicadeza a la pequeña niña que no dejaba de llorar, las dos horas de laborioso trabajo valieron la pena.

-Hola pequeña- La debilitada voz de la joven llegó a los oidos de aquella niña, quien al escucharla detuvo su llanto -Soy tu mamá- Depositó un suave beso en la cabecita de la pequeña.

-Es muy hermosa, ¿como la llamarás?- Airlia mantenía sus ojos fijos en su nieta, sin duda un sentimiento de felicidad la invadió totalmente.

-Eso debo discutirlo con el- Respondió suavemente la contraria arrullando a su hija.

Aquella felicidad no perduró mucho tiempo pues un grito desgarrador se escuchó fuera de la habitación.

-¿Qué está pasando fuera?- Com cierta preocupación Airlia se encaminó hacia la puerta, juraba que aquél grito que escuchó pertenecía a su hermana -Toma a la bebé, ¿crees que puedes ponerte de pie?- Preguntó dirigiéndose a la reciente madre.

Laisha realizó un gesto con su cabeza en forma de asentimiento a la pregunta, preocupada por el escándalo fuera se levantó con dificultad mientras que en sus brazos cargaba a su hija.

-Madre ¿que es lo que pasa?- Su mirada se posó sobre las demás mujeres que ocupaban la habitación, tan confundidas como ella.

-Quédate ahí- La mujer ya adulta salió con cautela de allí sin saber que esas serian las últimas palabras dirigidas a Laisha.

ᴏᴄᴇᴀɴ 《ᴘᴏꜱᴇɪᴅóɴ》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora