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Nari llevaba una semana horrible y no parecía que fuese a mejorar.
Había empezado con unos mensajes que no esperaba, aunque no le habían sorprendido. Mantenía, en cierta forma, contacto con su hermano mayor, de tanto en tanto se mandaban alguno para saber cómo estaban.
Al principio, Nari había sido muy escéptica. No entendía el motivo por el que su hermano intentaba saber de ella, no después de cómo había cortado relaciones con sus padres y cómo se había marchado. Él no había apoyado su decisión, ni siquiera había mediado para que la situación mejorase.
Pero al ver que insistía, que lo intentaba durante semanas, incluso meses, que parecía preocupado de verdad por ella y por cómo estaba, había bajado la guardia.
Siempre habían tenido una muy buena relación, Nari veía en él un ejemplo a seguir, era su héroe, el que desde pequeña la había ayudado en todo lo posible.
Pero eso solo eran recuerdos.
Lo único que quería su hermano era reprocharle lo que había hecho, recriminándole el sufrimiento que les había provocado al haber huido de casa, al igual que el deshonor para el apellido Moon al no haber cumplido con lo que habían prometido.
Y Nari estaba harta. Harta de que la que se suponía que era su familia, porque ya no los consideraba así, siguiera pensando en ella como una pieza de cambio, como algo que poder usar para su propio beneficio sin tener en cuenta sus sentimientos ni lo que quería.
Ni siquiera se habían interesado por si había tenido problemas estos años, por si había estado enferma, por si había tenido problemas económicos, por si había tenido que dormir en la calle...
Les era igual, demostrando que no la valoraban ni la querían, por lo que para ella sería del mismo modo.
Estaba sola. No tenía familia, o no de sangre.
Y estaba bien así.
Sin embargo, eso había hecho que su semana empezase mal, al igual que la llamada que había recibido esa mañana también de su hermano.
Le había colgado, porque solo decía tonterías y ella no aguantaba las de nadie, pero había colmado la poca paciencia que tenía, estropéandole la semana por completo.
Lo bueno era que podía centrarse en el trabajo, esa era una de las pocas cosas que conseguía tranquilizarla y que no pensase más.
Haber aceptado la oferta de Jiyong había valido la pena, su amiga tenía razón, aunque no se lo reconocería en voz alta más de una vez para que no se regodease. Se sentía muy cómoda con sus compañeros, tanto el equipo que se encargaba de la seguridad, del estilismo, la peluquería y el maquillaje como de otros campos, porque eran muchísima gente. La habían recibido con los brazos abiertos, acogiéndola como si fuera una más de la familia que tenían, y cuidándola porque era la más pequeña de todos ellos.
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Any ― Lee Know
FanfictionNari y Minho no se soportan. O eso es lo que hacen creer al mundo, porque en realidad tienen muchas cosas en común, como las ganas que tienen de callar al otro con un beso. **** Cuando Nari y Minho se conocen, todo lo que podría salir mal, sale mal...