Extra

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Nari ese día se despertó antes de lo habitual

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Nari ese día se despertó antes de lo habitual. Se intuía el motivo, pero para no molestar a Minho, que todavía no se había despertado, se levantó y aprovechó para ir a la habitación que usaba como estudio para poder pintar un poco y desconectar del mundo.

Cuando se habían mudado años atrás a un apartamento más grande, y a uno que era de ambos ya que en el contrato salían sus dos nombres y habían pagado a medias, Minho había insistido mucho en que tenía que tener una sala para que pudiese seguir con lo que le apasionaba, el arte. Aunque sus palabras habían sido: "así puedes seguir usándome como tu muso e inspiración sin ningún problema, blandita".

Al principio pasaba largas horas ahí, sobre todo los días que tenía libres, aprovechando la ocupada agenda del idol y los momentos en los que estaba sola. Sin embargo, con el paso del tiempo, y de que sus obligaciones cambiasen un poco por la forma en la que su vida también lo había hecho, cada vez pasaba menos en la que era una de sus estancias favoritas del apartamento.

Esa mañana quería aprovechar el buen día que hacía, con una luz maravillosa que entraba por las grandes ventanas para perderse entre la pintura, dejar que su imaginación la llevase por donde quisiera, inspirándose con cualquier cosa, incluso con los detalles cotidianos que tenía muy vistos. Echaba de menos poder hacerlo, desconectar de todo durante horas.

No obstante, cuando estaba más concentrada, y los trazos le salían solos, con el esbozo de su próxima pintura más que encaminado, oyó los pasos de Minho antes siquiera de que abriese la puerta. Era sigiloso, siempre lo había sido, casi como un felino, pero con los años había aprendido a detectar y diferenciar sus pasos para saber si estaba cerca o no.

Se giró para decirle que necesitaba un poco más de tiempo para sí misma, que si le podía dejar un par de horas, pero desechó la idea de inmediato al ver que no estaba solo y sonrió sin poder evitarlo.

—Mami, te traemos a Moonie porque papi dice que te hace falta para estar aún más feliz —dijo muy convencida su hija, señalando al adulto y al animal que llevaba en brazos, que disfrutaba de ese contacto y ronroneaba—. También dice que necesitas a uno de los gatos, que con uno todo va mejor.

Any ― Lee KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora