삼십팔. real life

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Vale, antes de empezar, en este capítulo los tozudos son... ELLOS, con todo lo que implica. Es decir, que se comen mutuamente y mucho. Ese punto empieza cuando van al jacuzzi, por si queréis leer hasta ahí. Aunque bueno, hay detalles importantes para la trama, pero no relevantes, y lo que se menciona, lo mencionaré en siguientes caps, por lo que dont worry. Así que si no te gusta leer cosas así, no pasa nada porque no lo leas (pero al menos vota, dame apoyo hahaha), no te vas a perder nada no quiero incomodar a nadie. Nada más, un besito en la frente.


Minho conocía muy bien a Nari. Sabía interpretar a la perfección sus silencios o la forma en la que se callaba, aún más de lo que solía hacer, después de mostrarse vulnerable delante de él.

Era su manera de recuperar el control. Sin embargo, eso ya lo había hecho él, había dicho un comentario de los suyos para intentar que no pensase en lo que acababa de pasar y se centrase en sus palabras.

Meses atrás esa actitud suya le había sorprendido, no hubiera entendido el motivo por el que lo hacía, pero se había dado cuenta de que era parte de su personalidad, de esa forma de ser que lo había conquistado.

Le gustaba todo de ella, incluso las cosas que le sacaban de quicio, como cuando pretendía tener razón siempre o cuando era tan tozuda que no veía más allá de lo que creía.

Estaba enamorado, la quería. Y por eso verla de ese modo, en el que no dejaba de darle vueltas a lo que acababa de ocurrir, le provocaba sensaciones extrañas.

—Por fin en la habitación —murmuró, sentándose en el sofá y haciéndole un gesto a Nari para que hiciera lo mismo, ocultando una mueca de molestia en el brazo—. Quita esa cara.

—Es la cara que tengo, no puedo cambiarla —comentó, arrugando un poco la nariz—. ¿Te duele mucho?

—Deja de preocuparte, blandita —le restó importancia y volvió a señalar el sitio a su lado—. Va, ven.

—No puedo no preocuparme —admitió en voz más baja—. ¿Quieres tomarte ahora la medicina?

Pese a que sus padres, al igual que Chan y Jiyong, le hubieran recordado que se llevase las medicinas que le habían recetado para el dolor y la inflamación, se le habían olvidado en el dorm. No era que le doliese en exceso, nada comparado con las dos primeras semanas después de la operación, solo una leve molestia que no se le marchaba y que no le había ocultado a Nari.

Ella también parecía comprender muy bien sus silencios o lo que se callaba, demostrando lo bien que lo conocía, más que otras personas que llevaban más tiempo en su vida.

Aww, ¿no puedes no preocuparte? —se mofó, usando sus mismas palabras—. Al final no podrás negar que te importo y mucho.

—Eres mi novio, ¿cómo no me voy a preocupar? —gruñó, apartando la vista y sacando del bolso la caja con la medicación—. ¿La quieres ya o no?

Any ― Lee KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora