Nari y Minho no se soportan. O eso es lo que hacen creer al mundo, porque en realidad tienen muchas cosas en común, como las ganas que tienen de callar al otro con un beso.
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Cuando Nari y Minho se conocen, todo lo que podría salir mal, sale mal...
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Holi, sorpresa. Sé que nadie espera capítulo hoy, pero es que como el martes no se podía comentar :(. Podría haberlo borrado, y subir de nuevo cuando se arreglase el problema, pero no quise hacerlo porque ya había votos de gente que estaba leyendo. Gracias a aquellas personas que ha releído el capítulo para poder hacerlo. Si puede ser, me gustaría que comentaseis para compensar el capítulo anterior haha.
Si alguien le preguntaba a Minho un motivo lógico y coherente por el que había decidido besar a Nari, no sabría decir ninguno.
Solo lo había hecho. Sin más. Sin razón. Sin explicación. Solo le había apetecido.
Desde que la había visto llegar, observándola a través del reflejo del espejo de la sala de ensayo, no había podido despegar la mirada de ella. En un principio había creído que era más por culpabilidad, que la charla que Jiyong había tenido con él había surgido efecto, pero a medida que habían ido hablando, se había dado cuenta de que no había sido solo por eso, que había algo más.
El problema era que no sabía qué era ese algo más.
Quizá era por lo natural que se veía con el look que había elegido, con un maquillaje sutil y fresco, que hacía que sus ojos destacasen y se vieran más grandes, o lo bien que le quedaba el jersey que llevaba, resaltando sus facciones delicadas.
Era una chica atractiva, de eso se había dado cuenta con tan solo verla la primera vez, pero desde que había encontrado su Instagram, y se había visto casi todas sus fotografías, había empezado a verla de una forma distinta.
Tenía mucha curiosidad por ella, no solo porque le resultase bonita, también porque no llegaba a comprender qué la hacía diferente, qué era lo que le hacía reaccionar de esa forma tan poca educada a veces y sin pensar en lo que decía.
Eso no era motivo suficiente para besarla.
¿Por qué lo estaba haciendo?
Sí, se estaba sintiendo muy cómodo a su lado, como si fuera todo fácil y nunca se hubieran llevado mal, como si fuera cierto lo que les habían dicho de que eran mucho más parecidos de lo que se creían. Probablemente era por eso que le había contado uno de los motivos por el que no podía dejar de bailar pese al dolor, ni lo pensó, solo le salió así.
