사십팔. real life

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Cuando Nari cerró la puerta de su apartamento tras de sí, una vez que Minho y ella habían entrado, tragó saliva de forma disimulada en un intento de controlar la respiración y que no se le notase su estado

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Cuando Nari cerró la puerta de su apartamento tras de sí, una vez que Minho y ella habían entrado, tragó saliva de forma disimulada en un intento de controlar la respiración y que no se le notase su estado.

Llevaba semanas nerviosa. Había sido muy pesada, o eso consideraba aunque le hubieran dicho que no, por el grupo de las chicas, las que ya consideraba sus amigas. Aún le resultaba extraño referirse a ellas de ese modo, aunque fuese mentalmente, porque a la única que lo había sido hasta ese momento así había sido Jiyong.

No podían ser más diferentes, cada una con sus virtudes y defectos. Si se ponía a analizarlo, la más distinta a ella era Ayaka, con esa extroversión y carisma que te hacía sentir cómoda a su lado. No obstante, por raro que pareciese, todas encajaban de maravilla, era como si tuvieran una sinergia perfecta. Cuando hablaban o quedaban no sentía que sobraba, o que sus opiniones no eran tomadas en cuenta, al contrario, la valoraban tal y como era, incluso con sus silencios y la manera directa de decir lo que pensaba.

—Blandita, ¿por qué tienes esa cara tan seria de repente? —Minho la miró con esa sonrisa suya, esa tan peculiar, que le encantaba y sacaba de quicio a partes iguales, esa que no podía borrar de su mente por mucho que lo intentase—. Tampoco ha ido tan mal, ¿no?

Mañana era el cumpleaños del idol y habían ido a cenar con su familia para celebrarlo ya que al día siguiente ambos tenían una agenda bastante apretada como para poder trasladarse a la ciudad natal del chico. Su inquietud no era por eso, porque sí, en cierto modo pasar tiempo con los padres de Minho era aún algo de lo que no acababa de acostumbrarse. No la trataban mal, ni mucho menos, pero sus miedos hacían que no acabase de relajarse, como si en cualquier momento algo malo fuera a ocurrir. Además, aún le resultaba extraño que la madre de Minho fuera a Seúl para verla y conocerla más, quedando para comer en más de una ocasión y convirtiéndose en casi una cliente habitual.

No, sus nervios eran por el regalo que le iba a hacer a su novio, uno que no sabía si le gustaría o no.

—Estoy cansada —murmuró después de acariciar tanto a Moonie como a Ruby, que habían ido a saludarlos con mucha alegría—. Ha sido un día duro.

Any ― Lee KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora