이십. real life

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Cuando Nari volvió a su casa, y dejó las bolsas en las encimeras de la cocina, fue consciente de toda la comida que había comprado en el supermercado.

Estaba nerviosa. Muy nerviosa.

Y no entendía la razón. No era nada fuera de lo normal, solo era una cita. Había tenido varias en los últimos meses, no era nada nuevo, no se trataba de una experiencia extraña.

Pero era una cita con Minho. Con Lee Minho. Con el chico que odiaba, o supuestamente hacía, el que le sacaba de quicio, que la alteraba de una forma que no comprendía y no era lógica.

Una cita con el chico que le gustaba.

¿Cómo podía gustarle? Aún estaba intentando procesarlo, no sabía en qué momento había pasado de no soportarlo, a que su compañía le disgustase y no quisiera estar a su lado, a gustarle.

—Vale, Jiyong, necesito ayuda —fue directa cuando la actriz le respondió la videollamada—. Dame la receta de algún plato fácil y que no sea muy complicado para que pueda prepararlo.

¿Puedo saber para qué? —Nari notó la sonrisa mal disimulada de su amiga, lo que indicaba que sabía más de lo que decía—. ¿No hay nada que te sirva en la gran compra que has hecho?

—Me he pasado, ¿no? —preguntó, mirando todas las bolsas que se veían a su lado—. Sí, lo he hecho.

¿Por qué estás tan nerviosa, Nari?

—Ya lo sabes, no me hagas explicártelo, porque es más que obvio que tienes información que yo no te he dicho.

No por ti —apuntó aún con una sonrisa—, así que si me quieres contar algo, aquí estoy, dispuesta a escucharte.

No le sorprendía que Jiyong lo supiera, lo raro hubiera sido que no. ¿Acaso Minho le había pedido consejo? Tampoco le molestaba, solo si era ella la que lo supiese. No quería que nadie de Stray Kids se enterase de que iban a quedar, ya le había costado mirar y hablar con Seungmin después de que los hubiera pillado besándose.

—Vamos a tener una cita.

¿Vamos? ¿Y ese plural? —la chinchó Jiyong—. ¿Tú y quién más?

—¿Me harás decirlo? —resopló mientras empezaba a sacar las cosas de las bolsas. Jiyong se quedó en silencio, lo que le hizo ver que sí, que quería que fuese ella la que lo contase—. Minho y yo tenemos una cita. Ya puedes decir que lo sabías.

No iba a hacerlo.

—¿Entonces?

—Sé el motivo por el que tenéis la cita en tu apartamento, solo...

—¿Solo?

Solo tened cabeza —pidió casi en un susurro—. Si ambos queréis hacer las cosas bien, hacedlas. No os dejéis llevar.

Any ― Lee KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora