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Los personajes de Inuyasha no son míos, ni nunca lo serán, pertenecen a Rumiko Takahashi

Kagome's POV-

Me sentía avergonzada todas las personas se daban vuelta y nos miraban, los entendía si yo estuviera en su lugar también miraría y me mofaría de su falta de pudor, yo vestida como callejera e Inuyasha con el torso descubierto no era algo que se pudiera pasar desapercibido. Las mujeres lo recorrían comiéndolo con la mirada y los hombres me miraban de una manera nada discreta.

– Inuyasha volvamos al cuarto – rogué retrocediendo un paso, es que me sentía en una película de terror, nos miraban como zombis buscando su comida lo que me daba mucho miedo.

– Quieren tomarte compañera, es que tu olor llama a poseerte – explicó roncamente pasando sus garras por mi estómago descubierto.

– Pero solo es así para ti – susurré jadeante a lo que Inuyasha negó con la cabeza.

– Un Youkai puede oler una perra en celos a kilómetros, pero un humano también lo percibe y se descontrola en presencia de una, y tu tienes un trasero en verdad tentador – comentó burlón.

Caminé unos pasos enojada todo esto de la marca, la época de celos era culpa suya y él se burlaba de mí, miré a mis costados buscando por donde escapar pero encontré que todas las personas habían hecho un círculo en torno a nosotros. Corrí hacía uno de los costados donde solo habían mujeres. Inuyasha caminó atrás mío.

– Osuwari – pronuncié molesta ahora lo último que quería era escucharlo.

Al pasar rompiendo el círculo sentí unas manos en mis glúteos por lo que solté un grito y corrí alterada rumbo al ascensor apreté el botón para llamarlo. Cuando las puertas se abrieron desistí de huir por este medio al ver a dos hombres en el interior quienes me miraron lascivamente, por lo que corrí rumbo a las escaleras ascendí a una velocidad increíble, cuando llegué al segundo piso lo detallé buscando una tienda de ropa, al encontrarlo me dirigí a ésta, tomé el primer pantalón deportivo y una remera bastante grande que no dejaba ver nada de mi cuerpo. Me acerqué al probador, me vestí y miré mi reflejo complacida al espejo.

– Así nadie me mirará – comenté segura.

Salí feliz de la tienda y me dirigí al baño, al entrar fui "atacada" por un anciano mayor que mi abuelo, ni siquiera estaba erecto su miembro pero el me apretaba contra la puerta del baño y me manoseaba diciéndome obscenidades.

– Kami no funcionó – pensé frustrada, lo empujé y salí corriendo nuevamente. Todos estos años en el Sengoku habían servido de mucho, al menos mi resistencia física era mejor, aún así mi cuerpo pedía urgente descanso.

– ¿Que haré? – me pregunté desesperada mirando atenta hacia mis costados para que no me atacaran por sorpresa – mi aroma – pensé y me dirigí a un local de venta de perfumes.

– Hola quiero el perfume más fuerte que tenga y que no sea muy costoso – pedí jadeando con la respiración entrecortada, la vendedora me miró interrogante – perfume barato y de fuerte aroma – repetí a lo que asintió. Trajo un perfume de apariencia ordinaria grande y con una tapa giratoria de un color amarillo oscuro, lo destapó y me lo entregó.

– Este cuesta 3.500 yens, es de 500ml, es el más económico que poseo – explicó. Lo acerqué a mi nariz tenía un olor apestoso, inclusive me irritó la nariz y estornudé pero era lo que necesitaba.

como controlar a un inuhanyo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora