" -Yo... No puedo escucharte. "
La vida de Mitsuba era miserable, de un día a otro no podía escuchar El trinar de los pájaros. Pero las cosas cambiarían cuando una " luz " llegará a su vida.
• Deaf ! Mitsuba au
• Au dónde todxs están vivos y viven e...
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Era la dona más deliciosa que había probado en su vida.
Aunque tuviera la tierna edad de 10 años de edad, Amane sintió un pequeño cosquilleo en su estomago viendo cómo el chico de rubios cabellos se iba por la puerta del salón de clases.
Su cara tomaba cierto color carmesí, también, algo inentendible para el, ¿Porque se sentía así?
Supuso que debía irse también, siendo exactamente lo que hizo, a continuación, logrando divisar a su papá en la entrada, hiperventilado, había corrido por cuadras, aunque uno de sus hijos estuviera enfermo, no quería que el otro se quedara solo para un día como ese.
Ya había imaginado a su pequeño de forma triste, o llorando, mas su rostro no expresaba eso, se veía más bien... ¿Neutral? Neutralmente sorprendido, diría el.
—¡Amane! —Le llamó, yendo a abrazarlo—. ¿Cómo la pasaste hoy, recibiste algo? —Rió, mientras tomaba su mano y ambos se iban de ahí.
El menor miraba fijamente sus pies, jugueteando con su uniforme de una clara forma nerviosa.
—Papá, ¿Es normal que me sienta raro porque alguien me dió una dona de regalo hoy? —Preguntó con mera curiosidad.
—Bueno hijo, eso es una situación bastante específica. —Rió desprevenido, no esperando una pregunta cómo aquella. Sonrío—. ¿Por qué, acaso hay una chica que haya hecho revolotear tu corazón?
Parecía como si su padre hubiera sacado las palabras de su boca, era exactamente lo que había sentido. Bueno, cambiando un pequeño detalle, no se trataba de una chica.
—¿Una... Chica? —Preguntó el azabache, mientras se subía al auto con su padre.
El mayor puso las llaves en el auto, y antes de partir estiró todo su cuerpo, cansado, mas aún así sonriendo. Suponía que ya era el momento de explicarle a su hijo que era el amor.
—Sí, una chica, ya sabes. —Lo miró—. ¿Quizás te enamoraste de ella?
—¿Amor? —Aunque sabía lo que era, no tenía ni la mínima idea de cómo se sentía, valga la redundancia, el sentirlo a otra persona, al menos de forma romántica—. ¿Te refieres al tipo de amor que le tenías a mamá?
—Ah sí… —Suspiraba, recordando a su mujer, que esperaba que descansara en paz. Había muerto de una enfermedad terminal cuando los niños apenas tenían cuatro años, y aunque ya lo hubiera superado, aún así la recordaba con cariño—. Ese tipo de amor.
—Ya veo... ¿Y que es, como se siente? — y Amane era un niño curioso, ¿Así que por qué no preguntar?
—Veamos... El amor es el mejor sentimiento que existe, pero en el caso del romántico, es como si esa chica se la pasara en tu mente día y noche, simplemente no dejas de pensar en ella, y cuando estás junto a esa persona, sientes como si tú mundo se viniera abajo, tu cara enrojece y te pones nervioso, ¿Sabes? —Rió—. Aprovechas cualquier oportunidad para tener contacto físico, y simplemente, mientras más pases con ella, mejor.
