༻41༺

3.2K 336 109
                                    

El día amaneció como cualquier otro de los que llevaban hasta el momento, salvo por dos personas.

Cuando se despertaron y salieron de sus carpas las miradas cómplices entre el primer comandante y la invitada comenzaron. Esto pasaba desapercibido para la mayoría ya que sabían ocultarlo bien. Pero esto no fue así con el segundo comandante, quien después de desperezarse y que el sueño abandonara su cerebro notó las miradas discretas entre su familiar y el rubio junto a los sonrojos de la primera cuando esto ocurría, sin contar sus sonrisas nerviosas. Prácticamente sentía su sangre volverse lava por estas acciones que intentaban pasar inadvertidas.

--Nee, Lucy --llamó Ace mientras caminaban por el bosque. --¿Qué ocultas? --intentó que su hermana entendiera.

--¿A qué te refieres, Ace? --lo miró extrañada por lo dicho.

--Lucy, te conozco, algo ocultas --la miró de vuelta con el ceño un poco fruncido.

Ambos detuvieron su camino para no desviarse del tema.

--No sé a qué te refieres --inclinó la cabeza con duda.

--Seré más directo --tomó aire y lo soltó en seco, convirtiendo su mirada a una completamente seria. --¿Qué ocultais tú y Marco? --su voz sonó más agresiva de lo que quería.

Lucy abrió los ojos asombrada por sus palabras, apartando la mirada con un notable sonrojo, obligando a Ace a morderse la lengua para no gritar y salir corriendo contra su nakama.

--Bueno... Es algo vergonzoso --admitió sin atreverse a mirar a su familiar.

Realmente que el Portgas tuvo que contenerse para no ir a por el primer comandante y matarlo con sus manos.

--Marco... Él... --la D. comenzó todavía insegura de mirar el rostro de su hermano. --Ya descubrí qué era eso que sentía cuando estaba cerca de él --terminó por decir.

--¿Y? --no tenía la suficiente paciencia como para esperar.

--Él... --dudó en decir, luego elevando la mirada lo justo para ver el rostro de Ace. --Me gusta --susurró lo suficientemente audible mientras acariciaba con nerviosismo su brazo.

La ira del pelinegro era extrema en ese momento, sintiendo el calor de su fuego aumentar con agresividad, forzándose a calmarse para no estallar en llamas ahí en medio.

--¿Ace? --su nerviosismo aumentó ante el silencio del D.

Elevó un poco la mirada y pudo ver los iris del mayor titilar entre el negro y el naranja.

Acercó una mano titubeante hasta la mejilla del pecoso, quien al sentir el dulce tacto de su familiar pudo respirar hondo y calmarse, su mirada volviendo al negro normal.

--Lucy --su voz, si bien salió tranquila, se notaba todavía que seguía haciendo un gran esfuerzo por calmar su ira. --¿Por qué? --casi estaba desesperado por saber.

--Es algo... Complicado --tomó aire para quitar su nerviosismo y volvió a ver el rostro del pelinegro. --Mi alicanto fue elegido por el fénix de Marco para ser su pareja --comenzó a decir.

--¿Eh? --inclinó la cabeza sin entender.

--Sé que es difícil de entender --suspiró antes de continuar. --Cuando vi por primera vez a Marco cuando fui a buscarte fue como sentir una conexión única con él. En ese momento no lo comprendí, nunca he sido buena en el tema del romance --mordió su labio inferior. --Cuando volví a verlo después de que me dejaras inconsciente --frunció el ceño al recordar eso, Ace rascando su nuca avergonzado. --Solo su olor pudo calmarme --volvió a centrarse. --En otro momento cuando fui al Moby y lo abracé por primera vez fue... Como si todo a mi alrededor desapareciera. La preocupación se esfumó y el tiempo pasó volando, fue cuando... --agachó la mirada nerviosa. --Lo besé, en la mejilla --aclaró al sentir el instinto asesino de su hermano. --Fue como si el instinto me dijera que era lo correcto, y realmente así lo sentí --volvió su vista al mayor. --Después de la guerra y mi operación, cuando Marco me enseñó su fuego para convencerme de quedarme no pude sentirme más calmada, y cuando estoy cerca de él es como si estuviera protegida --comenzó a hablar con emoción. --Hace poco mi fruta despertó con su ayuda --se calmó y volvió a centrarse. --Eso permitió que pudiera comunicarme con el alicanto, ella me explicó lo que me ocurría y lo de la conexión del fénix con ella, también así admití que... Me gusta --volvió a tomar aire antes de soltarlo con lentitud, ahora venía lo difícil. --Anoche, yo... Lo besé, pero no en la mejilla --vio los ojos del D. agrandarse con miedo. --Me sentí muy feliz cuando me correspondió --cerró los ojos sonrojada.

Ave de la revoluciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora