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--¡Nos volveremos a ver, Makino! --agitó Lucy los brazos desde su barca ya lista para partir.

--No te metas en muchos líos, Lucy --dijo Makino con una sonrisa amable.

Lucy desató la barca, la cual comenzó a navegar hacia mar abierto.

No había avanzado mucho cuando ante ella apareció un enorme animal.

--El Rey Marino del East, interesante --sonrió, colocando su sombrero sobre su cabeza.

El Rey Marino iba a atacar, pero la chica usó el Haoshoku Haki, consiguiendo que el animal comenzara a hundirse hasta que solo quedó su cabeza fuera del agua, acercándose con miedo a la barca y recibiendo las caricias de la pelinegra, consiguiendo calmarse al ver que no era una reina tirana.

--Vigila la isla por mí --pidió, viendo al enorme ser hundirse del todo tras asentir.

La barca volvió a seguir su curso sin mayor contratiempo.

(...)

No se había esperado el remolino, ni que tuviera que meterse en un barril para evitar hundirse, aunque estar en un barco extraño con una mujer incluso más ogro que Dadan fue una mayor sorpresa.

No fue un problema enfrentarse a ella, destruyendo su mazo con su Ryusoken y dejando a todos inconscientes, menos al pelirosa enano que la había ayudado.

Tomaron uno de los botes del barco y navegaron hasta la isla más cercana para reponer suministros y quizás enocontrar un barco más grande, aunque Coby, el pelirosa, estaba ahí por la base de la marina, para poder alistarse como marine.

Llegaron al muro que separaba el patio de la base del pueblo y escalaron, Lucy sentándose una vez estuvo arriba, viendo atado al supuesto "Cazador de piratas", Roronoa Zoro.

--Se ve intimidante, me gusta, shi shi shi --rio al pensar en hacer que se uniera a su tripulación.

--¿Estás segura, Lucy-san? --preguntó con miedo el menor.

--Mucho --apartó la mirada al sentir como alguien más subía, viendo a una niña, a la cual tomó. --Hola, pequeña, es peligroso estar aquí --la sentó en su regazo de lado, viendo lo que traía en las manos.

--Señorita, necesito ir con él, ¿puede soltarme? --pidió con educación.

La Monkey miró hacia un lado del patio con mala cara.

--Espera un momento ¿sí? Ahora te acompaño con él --sonrió con amabilidad hacia la niña.

Esta iba a preguntar que por qué, pero calló al ver a soldados y a un rubio extraño entrando al patio.

Se aferró con un poco de miedo al chaleco de la mayor y rezó para que no los vieran.

Por suerte los guardias y el rubio extraño solo se burlaron un poco de Roronoa y volvieron a marcharse.

Lucy saltó hacia abajo con la niña todavía en sus brazos y acercándose. Una vez delante del prisionero depositó a la menor en el suelo.

--Señor, hice esto para usted --la niña sonrió al de bandana.

Zoro elevó la cabeza y vio a la niña.

--No deberías estar aquí, es peligroso --habló intentando sonar intimidante.

--No te preocupes, yo la protejo --Zoro se extrañó y elevó la vista para ver a quien no había sentido antes, viendo a una pelinegra con un sombrero de paja.

--¿Tú? --quiso reír.

--Y te sacaré de aquí --añadió con determinación.

--¿Para qué? --afiló la mirada.

Ave de la revoluciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora