Capítulo 4

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No regresó.

Ese es el primer pensamiento que tengo en la mañana al despertarme. Dejó la bandeja del desayuno, pero nada más.

Salgo de la cama y me acerco a la puerta solo para comprobar que está cerrada. Cómo pude pensar que me dejaría salir de estas cuatro paredes, después de todo solo lo conozco desde hace un día.

No sé cómo voy a soportar toda esta situación. No entiendo como alguien que dice amarme puede hacerme esto.

Todavía estoy tratando de recordar, siento que hay algo raro, pero cada vez que creo que lo tengo, se me escapa.

Sé que todo esto ha sido muy duro para él, que no es fácil ver como la persona que amas puede morirse, pero estoy bien, desmemoriada, con hematomas, pero bien joder, estoy viva y no merezco estar encerrada hasta que él decida que puedo salir.

Termino mi desayuno y me dirijo al baño, necesito una ducha para poder pensar con más calma. Esto es un infierno, no aguanto los espacios cerrados, solo hay una pequeña ventana por donde entra el sol, es lo único que me conecta con el mundo exterior.

Tengo que recordar y pronto, buscar pistas, algo que corrobore la historia de Brayden, pero cómo hacerlo estando encerrada.

Salgo del baño para vestirme y me doy cuenta de que la bandeja ya no está, estaba tan sumergida en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta del sonido de la puerta al abrirse.

Ya vestida comienzo a hurgar en los cajones, solo hay ropa interior, algunos ganchos para el pelo y un poco de maquillaje. Me dirijo al tocador dispuesta a seguir buscando, pero sigo sin tener éxito.

Miro mi reflejo por uno minutos contemplando la imagen que me ofrece.

Mi cabello es una mezcla entre naranja y amarillo, saben, esos colores del amanecer y las hogueras, pues justo como eso, está cortado a la altura de mis hombros y tiene pequeñas ondas en las puntas. Mis ojos son verdes, en el derecho hay una macha grande que lo rodea que se está tornando de un color entre morado y verdoso, por culpa del hombre que me agredió sin ninguna razón. Mi nariz es respingada y tiene pequeñas pecas alrededor de ella, mis labios son carnosos y poseen un rosado intenso en ellos. Soy alta, creo que 1.70 de altura, de complexión delgada, con curvas que se me marcan en la camiseta ajustada. Los moretones de los brazos han ido desapareciendo, pero siguen presentes con la promesa de un recuerdo que todavía no poseo.

Dejo de mirar mi reflejo para no seguir abrumándome con las marcas de mi piel, centro mi atención en el cepillo con la letra N, lo tomo inspeccionándolo con cuidado y lo coloco con asco en el tocador de nuevo.

A quien sea que pertenezca este cepillo no es mío, entre las celdas hay mechones de pelo rubio enredados en él.

Miles de preguntas comenzaron a formarse en mi mente. ¿De quién es?, ¿a quién perteneció esta habitación antes que a mí?, ¿quién fue la pobre chica que estuvo en cautiverio? Y la más importante ¿dónde está en estos momentos?

Intento concentrarme, trato de organizar mis pensamientos para formar ideas coherentes, pero nada sale, solo montones de escenarios de chicas encerradas terminando muertas.

Tomo varias respiraciones intentando calmarme, pero no lo logro, siento que estoy entrando en un ataque de pánico, mi cuerpo va cayendo hasta que impacta con el frío suelo, me voy quedando sin aire, voy perdiendo la conciencia poco a poco hasta que todo se vuelve negro.

. . .

Ya ha pasado un mes desde la muerte de mis padres, cada día que pasa se hace más difícil lidiar con ello. Todos dicen que con el tiempo todo se hace más llevadero, pero no creo que sea cierto, el dolor persiste aquí en mi pecho. Intento sonreír, hacer amigos, trato de socializar, pero esto es más fuerte que yo.

Solo hay un niño en el orfanato que está dispuesto a ser mi amigo a pesar del desastre de sentimientos que soy. Cuando necesito estar sola no se va se queda conmigo, aunque no hablemos de nada su presencia me reconforta. Él intenta sacarme una sonrisa siempre y no mentiré, a veces me río mucho.

Él hace mi existencia más llevadera, sé que no debería volverme dependiente de una persona porque si algún día lo adoptasen me volvería a quedar sola y no soportaría otro dolor en mi vida, pero hasta que esté mejor dejaré que él me guíe, hasta que logre encontrar la manera de lidiar con todo este dolor que me oprime me aferraré a él, es mi salvavidas.

- Deja de pensar tanto y ven a ver esto – me grita Thomas y sé que esta va a ser otra de las travesuras que en tantos problemas nos han metido.

Despierto sobresaltada, he vuelto a soñar con la niña de ojos tristes, es dulce y angelical, la pequeña tiene algunas similitudes conmigo, pero no puedo ser yo ¿o sí? Me compadezco ante la tristeza de ella, nadie merece sufrir a tan temprana edad.
Alejo esos pensamientos tristes de mi cabeza antes de darle más vueltas al asunto. Me levanto del suelo con un dolor inmenso en todas partes, me debí de haber caído muy duro.

Todo está como minutos antes, nada ha cambiado, no hay rastros de Brayden por todo el cuarto.

El mismo silencio sigue presente.

Analizo lo que sucedió minutos antes, alejo todo rastro del pánico que tuve hace minutos y me centro. El cepillo tiene la letra N por ende debería ser mío, pero yo soy pelirroja y los mechones son rubios. Me miro en el espejo tratando de encontrar algún signo de que mi color de pelo no es natural, pero no encuentro ninguno. Así que, si no es mío, ¿entonces de quién es? Camino por la habitación tratando de encontrarle sentido a todo esto.

- Norah, mente fría, concéntrate – me digo a mí misma

Brayden me dijo que tenía una hermana, ¿cierto? Hermana cuyo nombre desconozco y no sé cómo es, pero si Brayden tiene el pelo negro ¿qué posibilidades hay de que su hermana lo tenga rubio? Me masajeo las sienes tratando encontrar un razonamiento lógico a todo esto, esta situación me sobrepasa.

Me duele la cabeza de tanto pensar, me acuesto sobre la cama mirando al techo como si me fuese a dar una respuesta.

Las cerraduras de la puerta comienzan a abrirse y entra Brayden con la bandeja del almuerzo. Está callado, no dice nada según se va adentrando en la habitación, deja la bandeja sobre la cama y decido contarle mis inquietudes.

- Brayden – se detiene a la mención de su nombre.

- Quería hacerte una pregunta – asiente, pero sigue sin hablar.

- ¿Ese cepillo encima del tocador es mío? – pregunto temiéndome la respuesta.

- Sí – Se da media vuelta con la intención de irse, pero lo detengo antes de que eso suceda.

- ¿Si es mío porque tiene mechones rubios enredados en él? – suelto esperando que me diga que es de su hermana, pero lo que presencio me deja más confundida aún.

Frunce el ceño y se dirige para agarrar el cepillo entre sus manos, lo analiza por unos minutos que se me hacen eternos. Frunce aún más el ceño, me mira unos segundos como buscando algo, pero no lo encuentra.

Da unos pasos hacia la puerta, me vuelve a mirar y la cierra de un portazo yéndose con la única pista que tenía para poder descubrir algo de lo que sucede en este maldito lugar.

Sombras De Verdad [Editando][✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora