Capítulo 18

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No dormí en toda la noche.

No me he movido salvo para ducharme y pretender que nada de lo que sucedió fue realidad. No he comido, no he hablado, me he mantenido en silencio, no porque no quiera hablar sino porque no puedo. Mi cuerpo se ha sumido en una quietud inquietante, es como si estuviese adormecido, no siento nada, ni siquiera reacciono a lo que me dicen.

No he podido acostarme en la cama sin tener la sensación de que ocurrirá de nuevo, apenas puedo mirarme al espejo sin sentir asco y lástima por mí misma.

Le he pedido a Petróva que me trajese el sillón del cuarto de Dysnei, le he tenido que dar una excusa, sabe que me pasa algo, pero no he querido decirle nada, se lo dirá a Dysnei y ella se preocupará, por ahora yo sola tengo que lidiar con esto.

Agarro el sillón y lo giro hacia la ventana, dándole la espalda a toda la habitación.
Cada vez que siento la puerta abrirse me tenso y recuerdos de lo ocurrido vienen a mi mente, solamente me relajo cuando escucho la voz de Greta.

Lo único que hago es leer, es la manera que encontré de no pensar, de transportarme hacia otro mundo en donde todo lo que sucedió pasa a un segundo plano.

- Anya tienes que comer – Petróva continúa insistiendo, pero no quiero, sé que en el momento en lo haga voy a vomitar.

- ¿Me vas a decir lo que te pasa? – es la quinta vez que hace la misma pregunta y recibe la misma respuesta, silencio.

- Anya, en verdad me estas preocupando – suspira exasperada.

- ¿Qué tan malo es como para que no me quieras decir? – mis ojos se cristalizan, pero no suelto ninguna de las lágrimas que tengo retenidas, me prometí a mí misma que no lloraría, pero si Petróva continúa preguntando me voy a desmoronar.

- Dysnei me ha llamado preocupada, dice que no le has respondido ninguno de sus mensajes – eso logra captar mi atención, ella lo sabe y sonríe, me giro hacia donde está sentada, pero no puedo mirarla por más de dos minutos.

Está ahí en la cama y mi mente traicionera trae los sucesos de anoche al presente atormentando mi miserable existencia.

- Por favor. . . siéntate en el alféizar de la ventana – mi voz sale temblorosa.

Ella se sienta confundida.

- ¿Me vas a contar ya que te ha sucedido para que andes así? – niego.

- Dime que sucede con Dysnei.

- Me llamó preocupada esta mañana, dice que te lleva escribiendo desde ayer en la noche y que no le contestas, esta mañana te ha llamado y tampoco le has respondido, me dijo que tenía un mal presentimiento, la logré calmar diciéndole que no había sucedido nada, pero veo que me he equivocado – no digo nada, en cambio me levanto lentamente del sillón y camino hacia donde tengo escondido el celular.

Lo saco de debajo de la mesilla de noche y lo enciendo, tengo como diez mensajes y dos llamadas perdidas, no tengo el valor para hablar con ella ahora, sé que si lo hago voy a terminar llorando y contándole todo y no sé lo que sería capaz de hacer si supiera lo que me ha hecho su hermano.

Escondo de nuevo el teléfono y me siento en el sillón rápidamente, Greta me da una mirada de sospecha, pero no dice nada.

- Dile a Dysnei que más tarde le escribiré – digo y suspira resignada.

- Voy a dejar la bandeja por aquí por si te entra hambre – asiento, sé que no tendré hambre.

Ella se va cerrando la puerta con llave.

En situaciones como esta desearía tener un botón y poder reiniciar todo, me gustaría volver a aquel día en el que desperté y no sabía quién era, daría lo que sea para no tener memoria.

Sombras De Verdad [Editando][✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora