Tan solo un día había pasado desde que Kagome había vuelto al apartamento y ya sostenía una gran carga sobre sus hombros. Moroha había pescado un resfriado, esos sospechosos y molestos estornudos aquel día no habían sido en vano. Un estornudo resonó en todo el lugar como si se tratase de un trueno. Esto llamó la atención de la mayor acudiendo directamente a su menor.
—Estás bien? —cuestionó rápidamente la chica azabache para entregarle un pañuelo a la pequeña Taisho.
La niña asintió y limpió su nariz con el objeto, llevaba unos días así y no veía mejoría.
—Ya te sientes mejor? —preguntó esta vez Inuyasha quien recién llegaba de la empresa.
Un movimiento de cabeza fue la respuesta para el mayor, quien se había marchado con preocupación al trabajo, si no fuera por que tenía a una chica tan cabeza dura como Kagome cerca, no hubiera asistido a la gran institución hoy, en parte agradecía esto a la azabache, una falta podía costarle su empleo.
—Solamente un poco de fiebre —observó el termómetro que le había puesto hace unos minutos —, no es nada que una Higurashi no pueda arreglar —una ilusa sonrisa se plasmó en el rostro de la mayor al tener una solución en mente —Inuyasha, podrías darle un baño a Moroha? Yo necesito visitar el supermercado y hacer unas compras.
—¿Compras?¿Ahora? —quiso saber un tanto confundido.
—Luego me lo agradecerás. No olvides bañar a Moroha y asegurarte de que el agua no esté fría, no demoraré —le informó mientras tomaba su abrigo y cartera disponiéndose a salir.
Las cosas entre Inuyasha y Kagome seguían igual, si se podía llamar así, el hecho de que hubiera vuelto al apartamento y "aclarado con Inuyasha" aquel malentendido, no significaba que las cosas volvieran a ser como antes, aún un gran pedazo de hielo seguía bloqueando aquella relación, eso no estaba bien y el joven estaba decidido a cambiarlo.
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Unos minutos en aquel supermercado no alcanzaban para culminar su búsqueda, cuando supo del resfriado de Moroha, dudó un poco de aplicar lo que tenía en mente, ahora estaba más que decidida, se trataba de un conservado para infusiones, ese producto que hace milagros, si, muchos dirán que hoy en día es muy fácil conseguir uno en cualquier supermercado, como lo hacía la azabache ahora, pero lo que no saben es la manera en que los Higurashi durante generaciones la han preparado, es una infusión que lleva años surtiendo efecto en esta familia, no era mala idea que una Taisho tomara de este.Aún recordaba la primera vez que tomó un sorbo de aquel líquido. Más o menos cuando tenía la misma edad de Moroha un fuerte resfriado se hacía presente hace unos días y entonces fue que su mamá preparó esa infusión para ella. Su cara de disgusto ante el horrible olor podía convertirse en un meme mundial, unas aclaraciones por parte de su mamá fueron suficientes para que accediera a tomar de "aquella cosa" como le llamó en el momento.
A pesar de que los recuerdos de su infancia no fueran los mejores ese pequeño recuerdo hizo que una pequeña sonrisa se formara en sus labios. Sonrisa que fue borrada y pasó a una expresión entre disgusto y preocupación, todo esto debido a la recién aparición de un individuo con una apariencia muy parecida a alguien de su pasado, el causante de sus preocupaciones y disgustos en la infancia, Koga, su medio hermano menor que ella por un año. En un momento pensó que solo se trataba de una alucinación relacionada con el recuerdo de su infancia y, los constantes problemas en casa, sin embargo, todo coincidía, su cara, con aquella pequeña cicatriz en su ojo, de la cual nunca supo la causa, el tatuaje en su brazo, aquel que en una escapada trajo a casa, su cabello negro desordenado... Ya lo sabía, era él, estaba en Tokyo.
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𝐋𝐨𝐨𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐟𝐨𝐫 𝐌𝐨𝐦
FanficElla no sabía lo que hacía, era muy joven para comprenderlo... Aquella bebé no tenía culpa de nada, solamente era una inocente prueba de su gran error... . . Hace algún tiempo un hecho cambió radicalmente la vida de dos jóvenes. Un hecho marcado po...