ᴄαρíтυℓσ 38

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Algunas semanas habían pasado desde el día en el Koga había sido apresado. Kagome se limitó a decirle a Moroha que todo se trataba de un problema del ojiazul, pero la pequeña seguía confundida, y con razón.

Justamente hoy, la pequeña Moroha matriculaba en su nueva escuela en Tokyo, considerando la cantidad de tiempo que permanecerían en la ciudad. Kagome e Inuyasha se tomaron un tiempo para llevar personalmente a la pequeña a la escuela. El camino transcurrió en silencio, una vez estuvieron frente con frente a la institución abandonaron el vehículo para quedarse con la niña a las afueras del colegio.

Inuyasha y Kagome se dieron una mirada cómplice, ambos pensaban hablar sobre lo que les inquietaba hacía ya un tiempo.

-Moroha, tenemos que hablar de un tema, contigo.

-¿Es acerca de lo de los otros días o mi cumpleaños? -inquirió, enarcando una ceja.

-Pues, no... -respondió Kagome.

-Entonces no me interesa. -respondió seca, aprovechando el poder que tenía sobre los dos adultos.

-¡Señorita Taisho, se hace tarde! -llamó la señorita, a la par que varios estudiantes ingresaban a la institución.

-Adiós.-se despidió Kagome y se fue sin más. Los padres, tomaron un suspiro. Llevaban semanas intentando encontrar la ocasión ideal para contarle la verdad a Moroha tras decidir hacerlo, sin siquiera saber toda la verdad.

-¡Ten un buen día!

Se estaba haciendo cada vez más difícil acercarse a ella, más con la desconfianza que le restaba por la situación en la que se vio envuelta hacía unas semanas. Moroha era ingenua aún, pero sabía que no era normal que una trabajadora social se quedara a sus cuidados mientras su padre y niñera desaparecían de la nada acompañados por policías.

Kagome suspiró, derrotada una vez más. Su teléfono vibró en su bolsillo y optó por sacarlo al momento, un número desconocido, dudó de responder.

-¿Diga?

-Habla Naji Koshiro. Jefe de la delegación, usted es Kagome Higurashi, ¿cierto?

-Lo es.

-Su hermano, Koga, él, ha tenido una crisis causada por su enfermedad. Era un recluso muy difícil de adaptar, aún no se habituaba al entorno, entonces...

-¿En que hospital está?

-Es el hospital Hanshi.

-Voy en camino. Gracias por llamar.

Y así colgó la llamada, corriendo mientras tomaba de la mano a Inuyasha, ya consciente de la situación actual. Él condujo hasta el hospital a toda velocidad, utilizando sus dotes para la conducción, y Kagome no tardó en llamar a su madre, quien rápidamente tomó el tren más rápido a Tokyo. Tras varias semanas de suspenso, Naomi sentía que todo iba de mal en peor, apenas y había podido tener noticias acerca de sus hijos por no decir ninguna desde su salida de la ciudad.

Al llegar al hospital, con el conocimiento de la habitación en la que se encontraba su medio hermano, Kagome caminó a toda velocidad entre los pasillos. Fue recibida, al igual que Inuyasha, por un médico algo anciano, quien por su rostro, no le brindaba muchas esperanzas.

-Usted debe ser la hermana del paciente Koga. Kagome.

-Así es.

-Solamente decirle que mucha fuerza, no creo que él, no creo que él pueda durar mucho.

-¿Qué?

Kagome estaba desconcertada.

-Su hermano, además de tener una enfermedad sin cura, no ha tomado las precauciones necesarias. Según me dijo uno de los guardias, en su celda suele mantener conductas autodestructivas, se corta con lo que pueda, no come, no se hidrata. Una completa locura. Y aún no han celebrado su juicio, por lo que parece, el posible resultado no luce muy prometedor para él.

𝐋𝐨𝐨𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐟𝐨𝐫 𝐌𝐨𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora