Lee Felix se va a vivir con su padre a un pequeño pueblo, donde conoce a Christopher Bang, un atractivo y misterioso chico del cual se enamora y quién esconde un gran secreto: Es un vampiro. Pero la familia del chico guarda una gran peculiaridad y e...
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Abrió sus ojos despacio,volviendolos a cerrar con fuerza por la molestia que le generó la luz al frente suyo.Miró a su alrededor, sin poder conectar los sucesos que estaban en su mente.Pronto recordó su encuentro con Kiyoshi y el haber visto a BangChan, pero el resto estaba borroso.
-Hola.-volteo su rostro, encontrándose a BangChan al lado de su camilla.Con lentitud, el se sento al lado de sus piernas.
-¿Dónde...? ¿Dónde está...?
-Todo está arreglado con respecto a Kiyoshi, pero Gina logró escapar.-bajo su mirada, entristecido.-Lix prefiero que vuelvas a vivir con tu madre, asi ya no estaras cerca de mi y no podré hacerte daño.
-¿Que dices?
-Así como lo oyes, estás aquí metido por mi culpa.-frunció el ceño.-No pude protegerte, y cuando esta extrayendo el veneno...por poco y no me detengo.
-Pero lo hiciste.-le tomó de la mano para jalarlo hacia el.-No vuelvas a decir una estupides como esa.-lo miro a los ojos
-Felix, entiende, yo...
-¡El que tiene que entender eres tu! Paso todo esto por culpa mía, me precipite y fui donde Kiyoshi sin pensarlo, no te estés echando la culpa.
BangChan le sonrio, acercandose a su frente para así poder besarle la frente.
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En plena tarde, a pesar de que el sol permanecía oculto entre las nubes, BangChan y Peniel yacían sentados cerca de una ventana de la cocina de la casa del rubio. El chico procuraba mirar cualquier punto del aposento, incómodo al sentir la mirada penetrante de su suegro. Vestía de gala, esperando a Felix para irse al baile del instituto. Felix no tenía planes de asistir debido al disgusto de su pierna rota, pero al final consiguió convencerlo de pasar esa noche juntos.
Cuando escucharon las pisadas lentas en las escaleras, se levantaron de sus asientos para poder recibirlo. El traje de gala de Felix simula bastante bien el yeso, pero para el saber que portaba uno, le hacía sentir que todo el mundo sabe de su pierna rota, por lo que aun asi se sentia un poco incómodo.
