IV

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Devuelta en la casa de los SKZ, Changbin regresó a la habitación en la que Felix se había quedado

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Devuelta en la casa de los SKZ, Changbin regresó a la habitación en la que Felix se había quedado. Esta vez ya no había nadie, solo ellos dos.

—Adivino, Chan te pidió que hablaras conmigo.

—Algo así, aunque no sé por qué piensa que me vas a hacer caso. —se sentó frente a él, tratando de ocultar todas las emociones que le provocaba ver el estado de Felix. —Jamás lo haz hecho, y dudo que esta sea la excepción.

—Me conoces.

—¿Desde cuándo son amigos tú y el chupasangre ese? —preguntó refiriéndose a Jisung.

—Sonará loco, pero extrañamente el me entiende.

—Felix. —miró sus manos, buscando la mejor manera de hablar con él y tratar de tener éxito. Pero tratándose de Felix, el mejor camino era ser directo. —¿Por qué haces esto? Sabes a lo que te estás arriesgando.

—Sé que puede parecer aterrador, pero para mí no lo es. —una de sus manos se posó en su vientre. —Sea como sea, siento a mi hijo.

—¿Tendrás un varón? Ja, hubiera traído globos azules. —dijo con ironía. —Sabes que no podrás verlo.

—Changbin, puedo hacerlo. Tengo la fuerza suficiente para resistir.

—Dile eso al idiota de tu esposo, pero a mí no me engañas. Apenas han pasado dos semanas y mira como estás, el crecimiento de esa cosa es más de lo que un cuerpo humano debería de poder soportar. ¡Mira lo que te está haciendo! No es más que un asesino.

—Eso no es cierto.

—¿Y si al final mueres? Estarías dejando solo a... eso. —omitiendo su conversación con BangChan. Suspiró. —No hagas esto, tienes que vivir. Si lo que quieren es una familia, ya tendrán otras maneras de conseguir una, pero esto no puede ser una opción.

—Voy a estar bien.

—Eso ya lo veremos.

No queriendo lidiar con la terquedad de Felix, tomó su chaqueta y salió de la propiedad de los vampiros. No podía controlar la frustración que se apoderaba de su ser con cada minuto que pasaba, el solo pensar que dentro de poco podían estar enterrando a su mejor amigo, le daba la necesidad de destrozar lo primero que se cruzara en su camino. Apoyó sus manos sobre la motocicleta, lanzándola lejos con una patada, para después recurrir a su transformación en bestia.

Se adentró en los bosques, esquivando los árboles a duras penas, pues las voces de los SKZ explicando la situación del rubio invadían su mente. A lo lejos, pudo percibir los aullidos de los demás lobos, por lo que se dejó guiar hasta llegar a una zona deforestada donde cada vez se arrimaban más miembros de la manada. Seguramente todos ya se habrán enterado por la conexión telepática que hay en cada uno. Las voces de sus compañeros consumían sus pensamientos, algunos temerosos por lo que fuera que estuviera creciendo en aquel vientre, otros exigiéndole una respuesta sobre qué planea hacer.

Eternidad contigo (ChanLix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora