El silencio sepulcral seguía ahí, congelado en el tiempo con una atmósfera tensa, tanto que de tener uno a la mano cualquiera podría cortarla con un cuchillo.
Claro que ninguno aquí podría tener algo como eso, después de todo estaban en el instituto y las armas blancas estaban estrictamente prohibidas.
Había que mencionar que no todos cumplían las reglas.
Tocó su mejilla adolorida, el calor se hizo presente en la zona estando totalmente colorada, el golpe había sido fuerte tanto que hasta logró hacerle una herida en el interior de las mejillas.
¿Primero le tiraban una bebida y ahora la marica del delegado lo golpeaba?
Oh, estaba enojado.
Violentamente tomó el cuello de la camisa que el rubio traía puesta levantando lo ligeramente del piso quitándole el aire de los pulmones por el susto, dejándolo casi a su altura prácticamente mientras el tejido de la ropa molestaba por la fricción y amenazadoramente mantenía la mirada.
—¿Quién te crees que eres?
Nathaniel no respondió, claramente estaba asustado pero no lo demostraría frente a este patán, no quería darle el gusto de ver que le tenía terror nuevamente.
—¿¡Quién te crees marica!? —lo agitó bruscamente incomodandole, haciendo que se sintiera enfermo pero aún firme mantuvo su postura sin responder.
Todo el mundo miraba sin moverse, privado de palabras Kentin comenzaba a exasperarse por no percibir el miedo usual del rubio.
—¿Por qué mejor no me dices quién putas te crees tú?
Todos los presentes que miraban lo ocurrido giraron su rostro hasta el otro lado de la cafetería solo para mirar a la entrada del comedor.
Castiel estaba molesto, miraba todo lo ocurrido con una furia y cuando tomó a su rubio de las ropas, no, es más. Cuando miro a su novio se había ganado un pase directo a la morgue.
Por un lado Nathaniel entró en pánico y de inmediato se trató de safar observó exitosamente a su captor estar sorprendido mirando en la misma dirección que todos.
De inmediato Kentin al mirarlo trató de volver a tomarlo, está vez de la muñeca apretandola cruelmente.
—Sueltalo —el pelirrojo quería darle un buen golpe, lo necesitaba.
—No te metas en esto, Castiel —soltó levemente nervioso, no quería quedar como un cobarde frente a todos los demás.
El rubio casi le rogó a Kentin con la mirada que le soltara.
Piénsalo, es mejor soltarme. Pensó el rubio preso en pánico.
—Sueltalo —Kentin mantuvo su agarre aún nervioso lo apretó un poco más, el quejido de Nathaniel salió mudo de sus labios, no agradaría más la situación—. Ah, ¿no lo harás?
Todos miraban con el corazón en la mano mientras Castiel se acerca a a paso lento y pesado, buscando cualquier movimiento brusco para comenzar un pleito. Estaba siendo generoso al soltar esa pregunta.
—Bien, tienes hasta la cuenta de tres —el lugar se tensó aún más como si los números fueran una sentencia cruel, Sucrette estaba callada a un lado y prefirió no intervenir en ningún momento desde que vio a Castiel en la puerta, sabía que esto no terminaría bien—. Uno...
La cuenta comenzaba, Kentin comenzó a pensar en que estaba pasando, parecía no procesar muy bien. Tenía al rubio fuertemente agarrado y sin notarlo apretó aún más el agarre.
Nathaniel se mordía el labio.
—Dos...
Nada...
—Y —apretó la muñeca de Nathaniel mucho más, los ojos de Castiel no expresaban nada más que no sea furia, parecían no tener sentimientos ademas de ese—. Tre-...
Un pequeño quejido resonó en el lugar, repitiéndose una y otra vez como un pequen sollozo aunque no lo fuera.
El rubio se quería tapar la boca pero sus labios lo traicionaron en el último instante, su muñeca le dolía a morir y por más que trató de no expresarlo le fue imposible.
Kentin le miró y como si por fin comprendía lo que pasaba soltó bruscamente la extremidad del delegado que ya estaba roja con la mano ligeramente púrpura.
Sucrette tomó al menor de los hombros alejando lo delicadamente un poco de los chicos que ahora estaban a unos cuatro metros de distancia.
—Te dije que lo soltaras —la voz antes fría ahora era una de ultratumba quedando insertada en el tiempo muerto.
—Eso a ti no te incumbe. —soltó Kentin quien casi torpemente pudo modular sus palabras.
—Oh... Claro que me incumbe —como un animal enjaulado le dio una vuelta alrededor—. Al chico al que maltratas, es mi novio por si no lo sabías.
Todos miraron a Nathaniel, este a su vez no se inmutó. Si bien un pequeño reflejo de felicidad apareció no parecía estar contento con lo recién revelado.
—Y lo mío no se toca, militar de cuarta.
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—Quiero arruinar nuestra amistad .
—¿Qué?
—Nathaniel, se mi novio. No puedo disimularlo más
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𝙱𝚊𝚍 𝙶𝚞𝚢 ||Castiel x Nathaniel||
FanficCastiel es el típico chico malo. Nathaniel es tranquilo e inofensivo ¿Qué podría salir mal? ||Adaptación|| M A L O ||Foah||