Aceptándolo

370 68 50
                                    

Pov' Cate

—Mami, la extraño—Chilló, Vivian.

—Mi princesa, solo han pasado un par de horas desde que ella se marchó—acaricié su rostro angelical con ternura.

—Lo sé, pero lo mismo me pasa contigo. No quiero que dejemos de ver a Cadie, mami—Me miró suplicante.

—Aunque quisiera no podemos tenerla aquí. Ella no nos pertenece, tiene una vida y nosotras también.

—Pero, ella hará lo que tú digas, lo que tú le pidas.

—El que una persona te quiera y sea capaz de hacer cualquier cosa por ti, no significa que puedes aprovecharte, cariño.

—¿Por qué no?

—Porque significaría que tú no respetas su libertad, entonces tú amor hacia ella no sería verdadero.

—No lo entiendo—Hizo un puchero—Tengo miedo de que se aleje—hilló.

Me sorprendía tanto la gran tristeza que se reflejaba en sus ojos. ¿Cómo llegó a quererla tanto?

—Si ella nos quiere como dices, jamás se va a alejar.

—¿Hasta cuándo volveremos a verla?—Preguntó con esperanza en sus pequeños ojos.

—No lo sé, cariño—Tomé su mano y la jalé hacia mí. Quería cuidarla, quería que no sintiera más esa tristeza.

Este fin de semana junto Cadie y Vivian, había significado mucho para mí. No tenía duda alguna, ella es una chica maravillosa, siempre sabe que decir y tiene un argumento propio para cualquier tema. Escucharla hablar de su forma de ver las cosas es impresionante y admirable. Estoy segura de que su madre donde quiera que se encuentre, debe sentirse orgullosa de ella. Luego de que me conté el cuento que improvisé sobre el mono, esperaba que de alguna manera entendiera que soy un peligro para ella, pero su respuesta esperanzadora sobre el amor me desarmó.
No imagino un futuro en dónde yo pueda dañar a Cadie y por ello debía hacerme cargo de mis sentimientos.
Es imposible que ella lo logre entender, su alma es demasiado pura para ver la maldad detrás de aquella fábula. Para fortuna mía contaba con un especialista para que me ayudara a calmar mi ansiedad y es posible que con el tiempo lograse hallar un método para gestionar mis emociones.

[...]

—Me alegra mucho que hayas aceptado tus sentimientos hacia esa joven.

—Son perversos—Bufé por 6.ª vez en toda la sesión.

—Son humanos Cate. Tener pensamientos o sentimientos no está mal, lo que haces con ellos es lo que importa y tú no has hecho nada. Te estás castigando por algo que no ha sucedido—Trató de justificar mi psicóloga.
En las terapias jamás juzgan al paciente. —Y cómo no hacerlo si lo que siento es inmoral, no puedo pensar algo positivo.

—Entiendo el juicio mental que vives, sobre todo por estar casada, pero es obvio que lo que sientes por tu marido es diferente a lo que sientes por esa mujer.

—Ella no es una mujer, le falta vivir, experimentar más… Madurar.

—El madurar no depende de lo que vivas sino de cómo enfrentes las cosas que te pasa. Me contaste que vive sola desde niña, que trabaja, que estudia… Es funcional, independiente con personalidad y sobre todo racional. Por como yo lo veo es demasiado madura, ha sido fuerte toda su vida, no hay por qué enfocarse solo en su vulnerabilidad, porque incluso tú eres vulnerable, todos los somos.

—¡Es prohibido, Olive! Dónde se ha visto eso antes, dime.

—Oh, Cate—Negó—¿Y tu amiga? Vive con alguien mucho mayor, ¿no?

—¡Por dios! Eso es diferente, Sarah es una mujer adulta y…

—¿Y Cadie no? Ya hablamos de lo que te hace ser adulta y al decirte esto no quiero incitarte a que hagas nada, solo a que no vivas culpándote.

—Podría ser mi hija—Alcé la voz.

—Te lo vuelvo a repetir, Cate. Tú no has hecho nada malo y ella no es tu hija.

—Todavía no he hecho nada pero…

—¿Qué es lo peor que podrías hacerle? Tú no actuarías sin su consentimiento y si ella te permite acercarte es porque así lo quiere. No le quites su autonomía, su libertad a decidir mucho menos te la niegues a ti.

—No creo que ella sepa lo que hace.

—Por dios, Cate. La ves como una pobre muchacha indefensa, cuando nadie, nadie es así de ingenua. Deja de subestimarla. Desear besar alguien no es lo peor del mundo

—No, no menciones eso—Cubrí mi rostro sonrojado—Suficiente tengo ya, con que mi hija me lo pida siempre y sobre todo…—Me quedé en silencio.

—Sobre todo qué.

—No sé. Me siento muy enferma al pensar en que... quizá ella también…

—¿Desee que la beses? ¿Qué puedas gustarle?—dijo serena. Asentí con vergüenza—Sería lo normal si alguien está enamorada de ti, ¿no?
—Es imposible—Negué rotundamente.

—¿Por qué? Creo que es muy obvio cuando alguien gusta de nosotros.

—No puedo pensar en esa posibilidad.

—Sé que nada tiene que ver con tu autoestima esta negativa tuya, solo tienes miedo de que ella sienta lo mismo y de que te veas en la obligación de tomar decisiones. Lo entiendo, créeme, pero no es necesario que te mates mentalmente pensando en que eres una pervertida y todas esas cosas.

—¿Qué hago entonces, Olive?

—Yo te aconsejaría que hablaras con tu esposo antes de que…

—¡No! No podría. Mi hijo también está implicado y no, no puedo.

—No me malinterpretes, pero te escucho hablar y me doy cuenta de la realidad. No sientes solo deseo por esa joven, tú estás enamorada.

—El enamoramiento es para los adolescentes.

—Es irónico que alguien como tú piense eso, sobre todo con tu profesión. Los sentimientos ajenos son más fáciles de aceptar que los propios, ¿cierto? Incluso es más fácil llamarlos perversión antes que amor. Guardé silencio, ella tenía toda la razón. Fue más fácil para mí admitir que deseo a Cadie, antes que pensar en algo más profundo. —Querida, sé que piensas en tus prejuicios y sobre todo en tu papel como esposa y madre, pero mientras sigas aceptando lo que te conviene y negando la verdad. No vas a lograr nada y volverás a lastimar a esa joven.

—No quiero lastimarla, ni a ella, ni a nadie.

—Entonces, actúa con el corazón y se sincera con los que te rodean o aléjate por completo. No te aseguro que dejes de sufrir y atormentarte, pero tomar una decisión ahora aligera la carga.

—Venir a terapia no sirve de nada—Me crucé de brazos, molesta—¿No es más fácil que me digas lo que debo hacer?

—No. No es más fácil. Sabes que te ayudo con mejores herramientas para que actúes de una manera adecuada, más no existe algo que resuelva todos los problemas.

Me quedé en silencio pensando en sus palabras; odiaba ese poder analítico que tenían los psicólogos. Antes de todo esto, yo también alardeaba con saberlo todo y ahora, resulta que una niñita viene a hacerme dudar hasta de mi propia existencia. Siempre pensé que Andrew sería mi primer y único amor, fue por eso que me casé con él, pero, entonces ¿por qué ahora me siento así? ¿Quién decidió darle este rumbo a mi vida? ¿Quién cambió mi destino?

Fin del pov




Pov’ Cadie.

Sabía que no sería fácil acercarme a su corazón, pero es el sueño más grande que he tenido y debía hacerlo realidad. Fue por eso que cree este mundo, fue por eso que me aventuré a vivirlo. Sin embargo, es obvio que no soy dios y sobre todo que no puedo manejar los sentimientos de otros.
No me queda más que seguir el camino y seguir esforzándome para que ella en verdad quiera llegar al final conmigo.

[...]

—¿Puedes quedarte un rato más?—Me preguntó Vivian, con su típica carita de tristeza que tanto me conmueve.

—Mañana tengo que trabajar y seguro que tus hermanos y tu papá, no tardan en llegar. No quiero que tu mami tenga una discusión con tu hermano por mi culpa.

—No sería tu culpa, ella quería que tú vinieras tanto como yo.

—Me gustaría creer eso pequeña, pero…

—Pero es la verdad, te lo aseguro—Afirmó con seriedad.

Sonreí y negué ante sus palabras.

Igual a su madre. —¿La cuidarás por mí?—Le pregunté con una sonrisa bien fingida, pues en realidad la tristeza me invadía por completo.

—Sí. Lo haré—Sonrió alegre.

—Bien. Confío en ti—Acaricié su rizado y brillante cabello.

—¿Volverás?—Preguntó con los ojitos cristalinos.

—Siempre que tu mami lo quiera. Tú sabes que soy muy feliz con ustedes y de verdad, amé cada minuto de este fin de semana que no te quepa duda.

—¿Te gustaron los juegos?—Preguntó emocionada.

—Mucho. Sobre todo cuando le gané a tu madre en el UNO.

—Es verdad—Logré que sonriera—Fuiste muy inteligente al guardar ese +4 para el final—Ambas reímos.

—Pero, lo que más me gustó fue su cara de sorpresa—Suspiré al recordarlo.

—Tuviste suerte de no morir. Ella te miraba como si quisiera matarte.

Negué ante su comentario.
—Tu mami no sería capaz de matar ni a una mosca. Ella es adorable, incluso enojada.

—Lo dices porque te gusta—dijo divertida.

—Pero, no tanto como tus galletas—Hice un guiño.

Sabía que Vivian, no entendía el verdadero significado de sus palabras y que era mejor seguir el juego.

—Hablando de eso, guardé una bolsa en tu mochila para el camino.

—Tu mochila querrás decir. Por cierto, gracias por prestármela, sabes que mi princesa favorita también es Aurora.

—La mía igual—Me miró con alegría—Quiero que tengas una excusa para volver—Admitió con vergüenza y diversión.

—Muy inteligente—Reí por lo bajo.

—¿Y te gustó que mami te arropara?

—Sí, pero al mismo tiempo no—Agaché la cabeza.

—¿Por qué no?—Me miró desconcertada. Alcé los hombros como respuesta. No podía decirle la verdad, Vivian era muy pequeña para entenderlo. —Y el cuento del mono, ¿te gustó? Mami lo cuenta muy raro—se rio.

—No. Fue muy realista—dije al recordar el horrible final.

—Es verdad. Nunca quiero golpearme la cabeza, por saltar en la cama—dijo entre pucheros y sobó su cabeza de un dolor imaginario que yo no entendía.

—¿Qué?

—Sí, ya sabes—Ladeó su cabeza—A monkey jumping on the bed. The monkey fell and the head broke. Mom called the doctor and the doctor said 《no more jumping on the bed, no more jumping on the bed《 —Terminó de tararear con una melodía muy alegre.

—Muñequita, pero ese no es un cuento es una canción—dije confundida.

—Sí, pero mami no la canta, solo la relata como si fuera una historia. Creí que te lo había contado—Frunció el ceño—Eso significa que rompió su promesa—Frunció el ceño, molesta.

—No, más bien yo me equivoqué. Como ella no lo cantó, pues… me confundí—Excusé.

—Ah, bueno. Siempre le he dicho que debería cantarla, pero se niega. Quizá si las dos se lo pedimos—Sonrió maquiavélica, pero tierna.

—Sí, deberíamos pedírselo un día de estos—Contesté pensativa.

¿Por qué me habría contado ese cuento tan raro, si no es el que le cuenta a Vivian?
¿Acaso había algo más detrás?

Fin del pov.

____________________________________

🌸

𝑻𝒂𝒏 𝒄𝒆𝒓𝒄𝒂... (TERMINADA PRIMERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora