Terminamos.

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—Estoy pensado en hacer un viaje—habló mi esposo.

—¿Otro?—Levanté la vista de mi lectura.

—Sí. Deberíamos ir a la playa y pasar una semana con los chicos en la casa de mis abuelos—Propuso alegre.

—¿Olvidas que ellos tienen colegio y que no soy fan del sol y la arena? Mi piel tarda mucho en recuperarse y no hay protector solar que realmente me ayude, sin contar la horrible urticaria que provoca el sodio del mar.

La ilusión en su rostro se eclipsó y me miró con desilusión, incluso podría decir que con odio.

—No. Lo que se me olvida es que ninguno de mis planes te parece y que nada que tenga que ver con pasar tiempo a mi lado es conveniente para ti—Soltó lleno de cólera.

—Andrew, no digas tonterías—Negué.

—¿Tonterías?—Bufó irónico—Es mejor que no nos acompañes, después de todo, seguro que tienes cosas mejores en las cuales trabajar—Se levantó de la cama y salió enfurecido de la habitación.

No era la primera vez que discutíamos, sin embargo en esta ocasión, no me sentía apenada y mucho menos culpable. Pudo proponer ir a acampar a la montaña o un fin de semana en la casa de campo, pero no. Al señor se le había ocurrido el lugar menos favorito de su esposa y ¿debía ser comprensiva con él? No y menos tenía caso ir a buscarlo y consolarlo con caricias, besos, como las primeras veces. No quería ir a la playa y siendo realista tampoco quería pasar tiempo a su lado. No iba a obligarme a cumplir con mi supuesto deber, no lo hice antes y no voy a empezar a hacer ahora.

[…]

—Mamá, quiero hablar contigo.

—Claro, cielo. ¿Qué pasa?—Dejé a un lado el libreto que leía y puse toda mi atención en John.

—Sabes que no me gusta meterme en los problemas que tú y mi padre tienen, pero quisiera saber si pueden hacer un esfuerzo este fin de semana.

—¿Este fin de semana?—Pregunté confundida.

—Sí. He invitado a los padres de Solange, para que vengan a cenar y se conozcan, pero ellos son… algo especiales.

—¿Especiales en que aspecto?

—Amm, ellos creen que el matrimonio debe ser perfecto, porque ellos lo son. A parte son religiosos y no quiero que las diferencias entre tú y papá sean un problema en mi relación.

—Entiendo, cariño y no te preocupes. Tu padre y yo solo tuvimos una diferencia de opiniones. No es tan grave.

—¿Segura? Porque él me dijo que no volvería hasta el viernes.

—¿Qué?—Lo miré sorprendida.

—Creo que para él no fue una simple diferencia de opiniones. Mamá, te pido que hablen en paz y arreglen las cosas. Esto es realmente importante para mí.

𝑻𝒂𝒏 𝒄𝒆𝒓𝒄𝒂... (TERMINADA PRIMERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora