Pradera♧

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POV' Cadie.

No hubiera tenido ningún problema en seguir asegurándole que esto es lo que yo deseaba, porque así era.

Conozco a Cate desde que era una niña y aunque al principio solo sentía admiración por su trabajo con el tiempo comencé a sentir adoración. No tenía mi cuarto repleto de fotos o cosas referentes a ella, pero al menos mis amigos cercanos eran atormentados por mí, pues siempre tenía algo que contar respecto a Mrs B.

Cate fue mi ancla cuando sentía que era arrastrada por las olas de la vida. En mi casa no había amor y menos comunicación. Mi madre y mi padre trabajaban, mi hermano mayor y yo, tuvimos que aprender a crecer sin ellos. No teníamos lujos, pero por lo menos jamás nos faltó comida. Por ese lado yo estaba agradecida con mis padres, aunque en el fondo sentía rencor por su falta de conciencia y sus pocas demostraciones de afecto.
Mis ideas eran totalmente diferente a las suyas, ellos pensaban en el dinero y yo en el amor, más ninguno de nosotros sabía lo que significaban realmente nuestros anhelos. Vivíamos día a día, sintiéndonos víctimas del destino. Mi padre se quejaba por su trabajar y decía que no podía jugar con nosotros porque estaba cansado. Mi madre por el contrario no necesitaba decir nada, solo nos miraba con desprecio como si fuéramos un estorbo para ella y tenía razón. Mi hermano mayor me lo decía siempre “arruinamos sus vidas”,  pero nosotros no lo habíamos deseado y esa era nuestra forma de victimizarnos. Yo no me daba cuenta, pero cuando crecí y me enamoré, supe que no había ni víctimas, ni victimarios, solo personas con diferentes visiones del mundo. La de mis padres era conformista y la mía fantasiosa, por eso es que ahora estaba aquí.


[…]

Tirada, sobre la alfombra y con la mujer de mi vida sobre mí. Sus labios se paseaban por mi cuello sin patrón alguno, pero con una meta segura; hacerme feliz.
Inconsciente me atormentaba pensando, qué pasaría si ella supiera que yo no pertenencia a este mundo y que ella no es más que un invento de mi imaginación. Qué ocurriría si supiera que con una palabra puedo desaparecer, que en mi mundo real su veredero ser está muy lejos de mi alcance. Que solo en este lugar puedo besarla, sentirla, amarla…

—¿Te gusta?—preguntó a mi oído con su sensual voz ronca. Tenía su mano dentro de mis bragas y me acariciaba en círculos; logrando así que me mojara cada vez más.

¿Y qué importaba la verdad de todo esto? Si ahora mismo la mentira se sentía mucho más real para mí.—Sí, sí me gusta—Jadeé. Yo quería sentirla dentro, pero ella parecía disfrutar de la calma. Me besaba con ternura y delicadeza, como si quisiera hacer de este momento algo especial. Muchas veces fantaseé con su forma de ser en la cama, soñaba con que era una fiera y que disfrutaría de verme sumisa, a su merced, mas por el contrario, Cate se comportaba como un río; sereno y que fluye en total armonía con la tierra. Ella no era un fuego arrasador con el que puedes quemarte, era una fresca, verde y húmeda pradera en la cual no es difícil imaginar el construir un futuro, un hogar.
Nunca me había sentido tan protegida como la primera vez que me abrazó, tan amada como la primera vez que cocinó algo dulce para mí, tan deseada como aquella noche en casa de Sarah. —¿Me quieres?—pregunté.

—Te quiero—dijo y besó mis labios. Con ambas manos, bajó por completo mi pantalón e introdujo sin más ceremonias, sus dedos dentro de mí. Un extraño y placentero dolor se hizo presente en mi interior. —Abre las piernas—Ordenó cariñosa. En cuanto obedecí a su mandato, el dolor se disipó y en su lugar un cosquilleo se adueñó de mi vientre, se extendió por mis piernas y subió devuelta hasta mi cabeza. No imaginaba que aquello se sentiría tan satisfactorio, todo mi cuerpo vibrando, mis caderas moviéndose junto a sus dedos, suplicando que aumentasen su ritmo. —¿Lista?—Susurró sobre mis labios y, antes de que yo pudiese formular palabra alguna introdujo su lengua en mi boca, en ese mismo instante colocó su dedo pulgar en mi centro y lo apretó ligeramente. Una explosión eléctrica recorrió mi columna, me aferré fuertemente a sus hombros y ahogué mi gemido en su boca. —Aprieta las piernas—Volvió a ordenar.

¿Cómo esperaba que yo hiciera eso con sus dedos dentro de mí?—Abrí los ojos de golpe y dudé por un segundo en obedecerle, pero quería demostrarle que aunque no siempre estuviese segura de sus peticiones, las cumpliría... En ese momento confirmé que sus órdenes para mí serían siempre placenteras. Gemí tan alto su nombre que creí que mis gritos se escucharían por todo el edificio. A ella ni siquiera le importó, parecía complacida y satisfecha con lo que había logrado. Con delicadeza y lentitud sacó sus dedos de mi interior, pero mis piernas seguían temblando ante ella. Intenté recomponer mi respiración, para así apresurarme a complacerla. —¿Puedo hacerlo ahora yo?—Pregunté con la respiración entre cortada.

—¿Qué?—Cuestionó divertida.

—¿Puedo tocarte?

—¿Siempre pides permiso para todo?—Jadeó con torpeza.

—Bueno, yo… —Colocó su dedo índice sobre mis labios haciéndome callar.

Fin del POV'



𝑻𝒂𝒏 𝒄𝒆𝒓𝒄𝒂... (TERMINADA PRIMERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora