¿Quieres hacerlo otra vez?

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POV' Cadie

—¡Esta sí la conozco!—Alegó, Sarah llena de euforia.

—Sí, la recuerdo—Sonrió Mrs. B—La Macarena o algo así, ¿no? Muy famosa en... ¿los 90s?—Dudó.

Asentí y le sonreí a ambas.
—Si se la saben, entonces báilenla—Reté.

—Pues no te aseguro que sean los pasos correctos, pero haré mi mayor esfuerzo—dijo Sarah y se levantó esperando a que su compañera la siguiese.

—No, no, yo no voy a ser su payaso—Negó rotundamente su amiga.

—Ay, mami—Llamó su atención Vivian—Vamos, baila—pidió suplicante.

Con duda en su mirada, ella volteó hacia nosotras, pero ninguna flaqueó. Era notable su vergüenza, pero ella era un artista después de todo y nosotros su público. Mrs. B respiró profundamente, se levantó con la fuerza bien puesta en sus pies, bebió lo que restaba en su copa de un trago y como si entrase en personaje; aligeró su cuerpo.
¿Se preparaba para mostrarnos su talento?
Vivian corrió hacia el celular y repitió la canción, mientras tanto Sarah disfrutaba de sentir el alcohol por su cuerpo, pues parecía ajena a nosotras. La música inundó todo el lugar y toda mi atención se centro en Cate. Sus movimientos llenos de torpeza por la inseguridad, pero como si de ballet contemporáneo se tratase ella se expresaba con el movimiento de sus brazos y sus piernas. Mi admiración se adueñó del momento y fue imposible para mí analizar su danza. Más sus ojos, profundos y amenazantes no dejaron de chocar con los míos. Me arrastraban a un bucle en el tiempo, ella y solo ella; danzarina, inasequible, auténtica. Nunca había sentido tantas ganas de que algo no se terminara jamás, como ahora.
No te detengas, Cate.
[…]
Desde que Mrs. B se había marchado por las compras, Sarah no hizo más que observarme y escuchar con atención cada una de mis respuestas. Incluso me trató como si fuera una adulta más, me ofreció vino y me hizo un par de preguntas triviales, más me di cuenta de sus verdaderas intenciones; quería emborracharme.
Debo admitir que aquello hubiera sido mucho más divertido para mí que para ella, sin embargo al igual que la comida, el alcohol no me hacía efecto alguno. Lo descubrí el día que tuve que regresar a mi casa (luego del viaje fallido a Escocia), no pude embriagarme y olvidar así mis penas. Ahora tenía que fingir que sus planes iban de maravilla y esperar a que fuese ella quien terminara ebria; si tenía suerte, incluso Mrs. B se pondría alegre y ambas terminarían haciendo algún comentario que las delatase.
Quería saber, por qué el interés de Sarah por hacerme perder el juicio, qué quería saber de mí en realidad y sobre todo, ¿por qué Mrs. B parece estar en complicidad con ella?

—Otra vez, otra vez—Pidió Vivian emocionada. Sacándome así de mis pensamientos.

—Lo siento cariño, pero no tengo la misma energía que tú—respondió su madre con dificultad, debido a la falta de aire.

—¿Les traigo más vino o...?—Pregunté amable.

—Sí, por favor—contestó Sarah y me acercó su copa.

—Trae la botella…—habló su compañera en un tono frío. Sarah y yo la miramos con extrañeza—Así no tienes que estar yendo y viniendo a cada rato—Se removió nerviosa.

Asentí y caminé a la cocina.
Tomé la botella de vino y la llevé a fuera. Sarah y Vivian estaban en la piscina nadando, solo Mrs. B me esperaba, recostada con la mirada fija en su pequeña hija.

—¿Quiere que le sirva?—pregunté con vergüenza.

La mayor asintió lentamente y me acercó su copa. Luego de llenarla, acerqué la mía y cuando estaba por servirme ella me lo impidió.
—Creí que no bebías—dijo a modo de regañó y con molestia mal contenida en su tono de voz.

𝑻𝒂𝒏 𝒄𝒆𝒓𝒄𝒂... (TERMINADA PRIMERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora